Infección de dengue y covid-19: esto es lo que sabemos
Colombia enfrenta una grave epidemia de dengue: se han presentado más de 70.000 casos, una cifra mucho más alta que la de años anteriores. ¿Cuál es el desafío de diagnosticarlo, cuando aún circula el coronavirus que causó la pandemia?
Juan Diego Quiceno
Colombia está viviendo desde hace unos meses un brote de dengue que amenaza con ser uno de los de mayor impacto de las últimas décadas. Según el INS, y a corte de la semana epidemiológica 35 (27 de agosto al 2 de septiembre) de 2023, el país registraba 75.221 casos, lo que representa una incidencia nacional de esa enfermedad de 227,3 casos por cada 100.000 habitantes. Para entender la dimensión de esa cifra, basta señalar que en estas mismas fechas y durante 2022, la incidencia era de 124,7 casos por 100 000 habitantes. Paralelamente, el covid-19 no desapareció con el fin de la pandemia decretado por la Organización Mundial de la Salud. Este año, se han presentado poco más de 29.000 casos de coronavirus. Esta realidad representa un reto importante de salud pública.
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Colombia está viviendo desde hace unos meses un brote de dengue que amenaza con ser uno de los de mayor impacto de las últimas décadas. Según el INS, y a corte de la semana epidemiológica 35 (27 de agosto al 2 de septiembre) de 2023, el país registraba 75.221 casos, lo que representa una incidencia nacional de esa enfermedad de 227,3 casos por cada 100.000 habitantes. Para entender la dimensión de esa cifra, basta señalar que en estas mismas fechas y durante 2022, la incidencia era de 124,7 casos por 100 000 habitantes. Paralelamente, el covid-19 no desapareció con el fin de la pandemia decretado por la Organización Mundial de la Salud. Este año, se han presentado poco más de 29.000 casos de coronavirus. Esta realidad representa un reto importante de salud pública.
Cuando se comparan los mapas de la presencia de ambos virus, hay casos como el de Cali o el Valle del Cauca, que tienen cifras por encima del promedio nacional, tanto en covid-19 como en dengue. Justamente allí, se han producido unos esfuerzos por entender lo que implica la coinfección de ambos virus. No se trata de una condición “extraña”, pues la presencia de varios virus en una persona puede ser habitual, pero eso no quiere decir que los científicos no estén interesados en ello.
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En América Latina se han reportado casos de coinfección de estos dos virus desde antes de febrero de 2022. El primero se reportó en Brasil, en una mujer de 58 años sin antecedentes médicos que presentó síntomas leves de ambas infecciones virales con evolución favorable y sin complicaciones. En una revisión sistemática publicada posteriormente en diciembre de 2022 solo se identificaron cuatro estudios con al menos 10 pacientes. En países como Perú y Argentina se han desarrollado estudios en los últimos años en los que se evalúa esta condición; algunas naciones de Asia también han realizo análisis similares. Colombia no se ha quedado atrás.
¿Es dengue? ¿Es covid-19?
“El entendimiento de las infecciones y sus dinámicas de transmisión es lo único que nos puede ayudar a entender el presente y a predecir el futuro de estos virus”, dice Fernando Rosso Suárez, médico internista, infectólogo y director del centro de investigaciones clínicas de la Fundación Valle del Lili, con sede en Cali. Rosso es autor de una de las últimas investigaciones realizadas en Colombia sobre la coinfección de covid-19 y dengue, publicada en The American Journal of Tropical Medicine and Hygiene, de la Sociedad Estadounidense de Medicina e Higiene Tropical. En el artículo, Rosso y colegas describen y estudian las características clínicas de pacientes con coinfecciones y comparan sus resultados con los de pacientes con covid sin dengue.
Incluyeron, en total, 90 pacientes (72 con covid-19 únicamente y 18 con coinfección). “La primera dificultad es que, en sus estados iniciales, es fácil confundir ambas enfermedades”, cuenta Rosso. Las manifestaciones iniciales de la enfermedad que producen los dos virus son lo que los científicos llaman “manifestaciones febriles”. En términos simples, esto abarca los síntomas y signos clínicos que acompañan a la fiebre.
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Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) detallan que el síntoma más común del dengue es la fiebre, junto a molestias y dolores (como en los ojos, dolor muscular, dolor en las articulaciones o dolor en los huesos), náuseas, vómitos y sarpullido. El covid-19, a su vez, puede incluir una variedad de síntomas que incluyen fiebre o escalofríos, tos, dificultad para respirar, fatiga y dolor de cuerpo o en los músculos, además de la pérdida del gusto o del olfato.
Durante aquellos primeros días, la investigación de Rosso y colegas apunta a que hay algunos análisis de sangre como el recuento absoluto de neutrófilos (un tipo de células que son conocidas por su capacidad para combatir las infecciones) o el recuento de plaquetas que podrían ayudar a guiar a los médicos en la diferenciación inicial. El correcto diagnóstico de estas dos enfermedades en regiones como América Latina tiene algunos obstáculos importantes respecto a otras regiones del mundo.
Esta diferenciación es especialmente importante en dos escenarios: cuando se viven momentos de brote y, sobre todo, cuando las personas enfermas tienen condiciones que los hacen más vulnerables, como la edad o las comorbilidades.
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En la investigación de Rosso, los autores describen que los pacientes coinfectados de 50 años o más tendían a tener manifestaciones clínicas más graves de covid-19, mientras que los menores de 50 años tendían a tener una mayor gravedad del dengue. Además, la mortalidad fue significativamente mayor en pacientes de 50 años o más que en pacientes más jóvenes. “Por tanto, la edad parece ser un determinante importante de la gravedad clínica en pacientes con coinfección”, señala Rosso.
Los hallazgos en el estudio de Rosso apuntan a que la coinfección produce una enfermedad más grave y, por lo tanto, una mayor morbilidad y mortalidad. “Nuestros resultados muestran que los pacientes coinfectados no solo tenían una enfermedad más grave al momento del ingreso, sino también una mayor necesidad de soporte inicial de oxígeno, ventilación mecánica, manejo de la UCI y tasas de mortalidad general y de la UCI que los pacientes con covid-19 únicamente”, dice el estudio.
Sin embargo, es importante señalar que aún no existe consenso en la literatura sobre los resultados clínicos de los pacientes con coinfección porque estudios previos han mostrado resultados contradictorios. Es decir, aunque en algunas investigaciones se ha informado que la coinfección se asocia con una enfermedad leve y un pronóstico favorable, en otras se ha asociado con una enfermedad grave y un aumento de la mortalidad.
¿Qué parece ser fundamental en este escenario? La vacunación. “La vacunación modificó la manifestación de los virus. O sea, las personas que se han vacunado o a quienes les ha dado covid-19 previamente, tienen un grado de inmunidad que disminuye la probabilidad de tener enfermedad grave, y eso también afecta el desarrollo de una posible coinfección”, explica Rosso. Algo importante es que los pacientes que fueron incluidos en esta investigación no habían recibido, en el momento, la vacuna covid-19, por lo tanto, es posible que, de haber estado vacunados, los resultados fueran otros.
Además, la Fundación Valle del Lili es un centro de alta complejidad, por lo que los pacientes allí tratados tienen más comorbilidades, condiciones avanzadas y complicaciones que quizá otra generalidad. Eso también, reconoce la investigación, puede haber generado un sesgo en los resultados. En todo caso, concluye el doctor Rosso, la posibilidad de coinfección con dengue y SARS-CoV-2 podría darse en la convergencia de ondas epidémicas de ambas infecciones, durante cualquier año y en países como Colombia. “Las manifestaciones clínicas, los antecedentes de exposición y los resultados de los análisis de sangre deben considerarse herramientas importantes para el diagnóstico diferencial”, finaliza el artículo científico.
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