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Cerca de 15,5 millones de colombianos —eso es el 30 % de la población— se encuentra en situación de inseguridad alimentaria. Según el más reciente informe del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, 2,1 millones de colombianos están en una situación de inseguridad alimentaria severa y 13,4 millones en una moderada. (Puede leer: “Más del 40% de la población come solo dos veces por día”)
Un hogar es considerado en inseguridad alimentaria cuando quienes lo integran no tienen acceso satisfactorio a la comida, no logran cubrir fácilmente sus necesidades básicas y se enfrentan a escasez de alimentos, hambre y malnutrición.
Aunque las consecuencias sobre el estado físico y psicológico de las personas que se encuentran en inseguridad alimentaria han sido estudiadas, los impactos sobre el deterioro cognitivo no habían sido investigados adecuadamente. Ahora, un estudio llevado a cabo en Estados Unidos, da luces de lo que le puede pasar a los adultos mayores si se enfrentan a una situación de inseguridad alimentaria. (Le puede interesar: Reforma a la salud: ¿será más fácil tener una cita con un especialista?)
El estudio, que fue publicado recientemente en The Journal of Nutrition, siguió durante cinco años a 4578 personas en Estados Unidos. Inicialmente, los participantes fueron divididos en dos grupos: los que tenían suficientes alimentos y los que no. Luego, revisaron si hacían parte del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés) y los separaron en tres grupos: quienes participan en el SNAP, quienes no lo hacen, pero serían elegibles y, por último, quienes no integran el SNAP y tampoco serían elegibles.
Los investigadores, que fueron liderados por Muzi Na, profesora de ciencias de la nutrición en la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), llevaron a cabo tres pruebas para estimar la función cognitiva de cada uno de los participantes. (También puede leer: Cuidadores informales dedican más de 1.900 millones de horas a sus pacientes en A.L.)
Lo que encontraron fue que la mayor tasa de deterioro cognitivo se hallaba en el grupo de inseguridad alimentaria que equivalía a tener 3,8 años más. “Mientras que la mayor tasa de deterioro cognitivo observada en el grupo de no participantes con derecho a SNAP equivalía a tener 4,5 años más”, explican los investigadores.
Los resultados, según Na, apuntan que “para una población que envejece, aproximadamente cuatro años de envejecimiento cerebral pueden ser muy significativos”. Por eso, la investigadora recalcó que los “resultados realmente señalan la importancia de la seguridad alimentaria para las personas a medida que envejecen” y destacó el papel que pueden tener programas estatales, como el SNAP en Estados Unidos, para mejorar la salud cognitiva de las personas a medida que envejecen.