Investigadores detectan plomo en tampones; ahora estudiarán si incide en la salud
Un grupo de científicos evaluó por, primera vez, la presencia de metales en los tampones, un elemento usado por muchas mujeres. Encontraron pequeñas concentraciones de 16 de ellos, aunque, por el momento, no hay evidencia de que afecte la salud de las mujeres.
Los tampones son un elemento muy usado entre las mujeres con menstruación, pero, hasta el momento, ningún equipo de investigadores había analizado si podían contener metales pesados. Así, al menos, lo reporta un estudio que acaba de ser publicado en la revista Environment International, cuyos autores decidieron hacer, por primera vez, esa investigación.
Liderado por Jenni A. Shearston, del departamento de Ciencias de la Salud Ambiental, de la Universidad de Columbia, EE. UU., el grupo recopiló una muestra de tampones comprados en tiendas de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea para examinar la presencia de 16 metales. En total examinaron 24 tipos de productos.
Como lo apuntan en el artículo, querían saber si esos elementos, que se insertan por vía vaginal para absorber y retener la sangre menstrual, podían contener metales como arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc.
Saltándonos los detalles metodológicos, los autores de la investigación aseguran haber encontrado “concentraciones mensurables de los 16 metales evaluados”, entre ellos varios que son tóxicos como plomo, cadmio y arsénico.
“Es preocupante que hayamos encontrado plomo en todos los tampones analizados. No existe un nivel seguro de exposición al plomo; cualquier proporción de plomo que pueda filtrarse de un tampón y llegar a la circulación sistémica podría contribuir a tener consecuencias negativas para la salud”, señalan en el artículo.
“Con preocupación, encontramos concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos algunos tóxicos como el arsénico y el plomo, pero el estudio, de momento, no demuestra si estos metales pueden salir de los tampones o si pueden ser absorbidos por el cuerpo o contribuir a algún efecto sobre la salud”, le dijo a Agencia Sinc la profesora Shearston.
¿Por qué hay metales en los tampones?
Es difícil saber con precisión por qué hay presencia de estos metales en los tampones, pero, según escriben los investigadores, es posible que en varios momentos de su fabricación se introduzcan. En primer lugar, aseguran, las materias primas como algodón pueden contaminarse durante la producción, aunque es muy difícil saberlo con certeza.
¿La razón? Los tampones que adquirieron fueron fabricados en diversos países, en los que es muy difícil saber qué tipo de materia prima utilizan o de donde proviene. Entre ellos, República Checa, Israel, México, Eslovenia, Taiwán y la UE.
Lo otro que sospechan los científicos es que en el proceso de fabricación, los tampones se contaminen con metales con el agua que usan las compañías.
“En tercer lugar, también se pueden añadir metales intencionalmente a los tampones durante la fabricación con diversos fines. Por ejemplo, varios metales que detectamos, incluidos cromo, níquel, cobalto o zinc, se pueden añadir a los tampones como agentes antimicrobianos diseñados para liberarse del tampón cuando absorbe la menstruación”, apuntan. También, dicen, se pueden agregar a los tampones para controlar el olor.
Sin embargo, los autores de la investigación son claros en un punto: aún faltan estudios para determinar si esta presencia de metales puede tener algún efecto en la salud de las mujeres.
Para decirlo en sus palabras, “se necesitan estudios futuros para evaluar si los metales pueden filtrarse de los tampones y volverse bioaccesibles para la absorción vaginal. Por lo tanto, no podemos especular sobre el daño potencial a la salud de las mujeres que menstrúan. Es fundamental que los estudios futuros evalúen el potencial de filtración de metales de los tampones y su absorción en el cuerpo”.
“Es necesario realizar investigaciones futuras para replicar nuestros hallazgos y determinar si los metales pueden filtrarse de los tampones y atravesar el epitelio vaginal hacia la circulación sistémica. Nuestros hallazgos apuntan hacia la necesidad de establecer regulaciones que exijan a los fabricantes que analicen los metales en los tampones”, dicen en sus conclusiones.
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Los tampones son un elemento muy usado entre las mujeres con menstruación, pero, hasta el momento, ningún equipo de investigadores había analizado si podían contener metales pesados. Así, al menos, lo reporta un estudio que acaba de ser publicado en la revista Environment International, cuyos autores decidieron hacer, por primera vez, esa investigación.
Liderado por Jenni A. Shearston, del departamento de Ciencias de la Salud Ambiental, de la Universidad de Columbia, EE. UU., el grupo recopiló una muestra de tampones comprados en tiendas de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea para examinar la presencia de 16 metales. En total examinaron 24 tipos de productos.
Como lo apuntan en el artículo, querían saber si esos elementos, que se insertan por vía vaginal para absorber y retener la sangre menstrual, podían contener metales como arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc.
Saltándonos los detalles metodológicos, los autores de la investigación aseguran haber encontrado “concentraciones mensurables de los 16 metales evaluados”, entre ellos varios que son tóxicos como plomo, cadmio y arsénico.
“Es preocupante que hayamos encontrado plomo en todos los tampones analizados. No existe un nivel seguro de exposición al plomo; cualquier proporción de plomo que pueda filtrarse de un tampón y llegar a la circulación sistémica podría contribuir a tener consecuencias negativas para la salud”, señalan en el artículo.
“Con preocupación, encontramos concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos algunos tóxicos como el arsénico y el plomo, pero el estudio, de momento, no demuestra si estos metales pueden salir de los tampones o si pueden ser absorbidos por el cuerpo o contribuir a algún efecto sobre la salud”, le dijo a Agencia Sinc la profesora Shearston.
¿Por qué hay metales en los tampones?
Es difícil saber con precisión por qué hay presencia de estos metales en los tampones, pero, según escriben los investigadores, es posible que en varios momentos de su fabricación se introduzcan. En primer lugar, aseguran, las materias primas como algodón pueden contaminarse durante la producción, aunque es muy difícil saberlo con certeza.
¿La razón? Los tampones que adquirieron fueron fabricados en diversos países, en los que es muy difícil saber qué tipo de materia prima utilizan o de donde proviene. Entre ellos, República Checa, Israel, México, Eslovenia, Taiwán y la UE.
Lo otro que sospechan los científicos es que en el proceso de fabricación, los tampones se contaminen con metales con el agua que usan las compañías.
“En tercer lugar, también se pueden añadir metales intencionalmente a los tampones durante la fabricación con diversos fines. Por ejemplo, varios metales que detectamos, incluidos cromo, níquel, cobalto o zinc, se pueden añadir a los tampones como agentes antimicrobianos diseñados para liberarse del tampón cuando absorbe la menstruación”, apuntan. También, dicen, se pueden agregar a los tampones para controlar el olor.
Sin embargo, los autores de la investigación son claros en un punto: aún faltan estudios para determinar si esta presencia de metales puede tener algún efecto en la salud de las mujeres.
Para decirlo en sus palabras, “se necesitan estudios futuros para evaluar si los metales pueden filtrarse de los tampones y volverse bioaccesibles para la absorción vaginal. Por lo tanto, no podemos especular sobre el daño potencial a la salud de las mujeres que menstrúan. Es fundamental que los estudios futuros evalúen el potencial de filtración de metales de los tampones y su absorción en el cuerpo”.
“Es necesario realizar investigaciones futuras para replicar nuestros hallazgos y determinar si los metales pueden filtrarse de los tampones y atravesar el epitelio vaginal hacia la circulación sistémica. Nuestros hallazgos apuntan hacia la necesidad de establecer regulaciones que exijan a los fabricantes que analicen los metales en los tampones”, dicen en sus conclusiones.
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