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Investigadores de la Universidad del Sur de Australia realizaron una gran revisión de la evidencia disponible sobre los efectos de la actividad física en los síntomas de depresión, ansiedad y malestar psicológico en poblaciones adultas de todo el mundo. Se trata, según sus autores, de uno de los análisis más completos hasta la fecha, que abarcó 97 revisiones (1039 ensayos y 128 119 participantes). Sus conclusiones acaban de ser publicadas en el British Journal of Sports Medicine.
La población adulta que participó de los estudios analizados incluían adultos sanos, personas con trastornos de salud mental y personas con diversas enfermedades crónicas. La revisión mostró que las intervenciones de ejercicio que duraron 12 semanas fueron las más efectivas para reducir los síntomas de salud mental, destacando la velocidad a la que la actividad física puede generar un cambio.
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Los mayores beneficios se observaron entre las personas con depresión, las mujeres embarazadas y en posparto, las personas sanas y las personas diagnosticadas con VIH o enfermedad renal.
Los científicos señalan que la actividad física puede ser hasta 1,5 veces más efectiva que el asesoramiento o los principales medicamentos. “También descubrimos que todos los tipos de actividad física y ejercicio eran beneficiosos, incluido el ejercicio aeróbico como caminar, entrenamiento de resistencia, Pilates y yoga. Es importante destacar que la investigación muestra que no se necesita mucho ejercicio para lograr un cambio positivo en su salud mental”, señala el investigador principal, el Dr. Ben Singh.
Los autores esperan que la revisión “destaque la necesidad de la actividad física, incluidas las intervenciones de ejercicios estructurados, como enfoque principal para controlar la depresión y la ansiedad”. No es la primera vez que se sugiere que el deporte podría ser fundamental para las afectaciones de la salud mental. El plan de acción mundial sobre Actividad Física de la OMS ha establecido la meta de reducir la inactividad física en un 10% para el año 2025 y en un 15% para 2030.
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El organismo de salud acepta que la actividad física tiene importantes beneficios para la salud del corazón, el cuerpo y la mente: contribuye a prevenir y gestionar enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, reduce los síntomas de depresión y ansiedad, mejora las habilidades de pensamiento, aprendizaje y juicio y podría evitar hasta 5 millones de muertes al año. Sin embargo, a nivel mundial, 1 de cada 4 adultos no alcanza los niveles de actividad física recomendados.