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La adicción provocada por el uso excesivo de internet se ha convertido en una fuente de preocupación creciente. Las investigaciones y estudios que se han hecho hasta ahora, han definido esta adicción como la incapacidad de una persona para resistir la tentación de utilizar Internet, lo que puede tener efectos negativos en su bienestar psicológico, así como en su vida social, académica y profesional.
Los síntomas, reseña un nuevo artículo académico publicado en PLOS ONE, pueden incluir repercusiones físicas e interpersonales y están relacionados con la modificación del estado de ánimo, la prominencia, la tolerancia, la impulsividad y el conflicto. También podría incluir algunos efectos en el cerebro.
Aunque no sabemos exactamente cómo funcionan las neuronas en esta adicción, los científicos han utilizado la resonancia magnética funcional para estudiar los cambios en el cerebro de las personas. Estos estudios han mostrado que esta adicción puede alterar cómo funciona y se ve el cerebro.
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La hipótesis de los investigadores apunta a que el uso adictivo de la internet puede tener efectos generalizados en el cerebro, en lugar de afectar solo algunas áreas específicas. Los autores de la reciente investigación, entonces, se hicieron dos preguntas: ¿cómo afecta la adicción a Internet a la conectividad funcional en el cerebro adolescente?, y ¿cómo se ven afectados el comportamiento y el desarrollo de los adolescentes por los cambios funcionales en la conectividad debidos a la adicción a Internet?
Así desarrollaron el estudio
Para contestar a sus preguntas, los autores buscaron estudios relevantes sobre adicción a Internet hasta abril de 2023 en las bases de datos PubMed y PsycINFO. Luego, seleccionaron los artículos elegibles siguiendo criterios específicos de inclusión y exclusión, como el número de participantes con diagnóstico clínico de adicción a Internet; las edades de esos participantes, priorizando especialmente a aquellos que estudiaran población de entre 10 y 19 años; y que los estudios hayan tenido investigación de imágenes; entre otros.
Los datos que cumplían los requisitos de inclusión se registraron en una hoja de Excel para su posterior análisis y selección. En esta hoja se incluyeron detalles como el autor, año de publicación, país de origen, edades de los participantes, tamaño de la muestra, género, área de enfoque, medidas tomadas, resultados y calidad del artículo. Se agruparon los estudios que analizaban la conectividad funcional (FC) y se subdividieron aquellos que se enfocaban en áreas específicas del cerebro.
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Luego, se procedió a sintetizar y analizar estos datos. Los artículos fueron clasificados según su ubicación en el cerebro y la red neuronal a la que pertenecían. A partir de estos grupos y subgrupos, se extrajeron conclusiones sobre tendencias de investigación relevantes para diferentes grupos. Estas conclusiones se registraron en la hoja de Excel utilizada para la extracción de datos.
Con la búsqueda realizada en las bases de datos seleccionadas, se identificaron 238 artículos en total. Se eliminaron 15 artículos duplicados y otros 6 artículos se eliminaron por diversos motivos. La selección de títulos y resúmenes eliminó 184 artículos porque no estaban en inglés, no incluían componentes de imágenes, tenían participantes adultos o no tenían un diagnóstico clínico de adicción a internet, entre otras razones. Un total de 12 artículos se consideraron finalmente elegibles.
¿Qué encontró la investigación?
Los investigadores detectaron tendencias generales en el comportamiento, las redes neuronales y el desarrollo que creen que proporciona información valiosa sobre el desarrollo de los adolescentes en relación con la adicción a internet. Las regiones del cerebro afectadas por la adicción a internet están muy extendidas, sugieren los científicos. Estas partes influyen en cómo pensamos, nos concentramos, controlamos nuestras emociones y cómo nos sentimos cuando recibimos recompensas.
También confirman la influencia de esta adicción en la impulsividad, la prominencia a los estímulos, la reactividad de las señales y otros cambios que alteran el comportamiento. “Los hallazgos de nuestro estudio muestran que esto puede conducir a cambios de comportamiento y de desarrollo potencialmente negativos que podrían afectar la vida de los adolescentes. Por ejemplo, pueden tener dificultades para mantener relaciones y actividades sociales, mentir sobre la actividad en línea y experimentar alimentación irregular y trastornos del sueño”, resumió en The Guardian Max Chang, autor principal del estudio.
Muchos de estos cambios están relacionados con la naturaleza inherente del cerebro adolescente. Para los investigadores, el cerebro de los adolescentes es vulnerable a los impulsos relacionados con la adicción a Internet por varias razones. Una de ellas tiene que ver con cómo funciona el cerebro en esta etapa de la vida. Durante la niñez y la adolescencia, las habilidades emocionales, sociales y cognitivas de los jóvenes crecen mucho. (Puede ver: Los desafíos de poner en marcha trenes eléctricos sin licencia ambiental)
Al principio de la adolescencia, los adolescentes experimentan lo que se llama “reorientación social”. Esto significa que se vuelven más sensibles a las señales sociales y se conectan más con sus amigos. A medida que mejoran sus habilidades sociales, también cambia la forma en que está organizado y funciona su cerebro. Durante esta etapa, las partes del cerebro que se ocupan de diferentes funciones comienzan a trabajar mejor juntas. Esto sugiere que el cerebro se está volviendo más integrado y funcional a medida que crecemos. Las conexiones entre estas partes del cerebro también cambian, pasando de estar más enfocadas en algunas áreas a ser más distribuidas en toda la estructura del cerebro.
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Por esta razón, los investigadores creen que su estudio es muy valioso. “Aunque los cambios y mecanismos exactos no están del todo claros, los cambios observados en la conectividad funcional tienen la capacidad de influir en varios aspectos del desarrollo adolescente”, escriben finalmente en su investigación.
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