La gran confusión que causó Daniel Quintero sobre los niños en UCI y una supuesta “nueva cepa”
El alcalde de Medellín dio unas polémicas declaraciones sobre la presencia de niños en unidades de cuidado intensivo. Pero olvidó explicar que los casos de COVID-19 en menores no son inusuales y se mantienen igual que como ha sucedido a lo largo de la pandemia. También habló de una “nueva cepa” de la que no hay ninguna prueba.
Sergio Silva Numa
@SergioSilva03
Daniela Quintero Díaz
@danielaquinterd
El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, le dio un mensaje al país que está generando una gran confusión. Ayer, en horas de la tarde, entregó unas declaraciones sobre la situación del coronavirus en su ciudad que crearon gran preocupación entre padres de familia.
Sin tener ninguna prueba hasta ahora, Quintero dio a entender que creía que en la capital antioqueña estaba circulando una nueva cepa del coronavirus que sería “tres veces más difícil de controlar” y que tendría “mayor afectación”. Además, aseguró con desparpajo, que estaría “afectando a los más jóvenes”.
En palabras textuales, aseguró que el virus “viene afectando de forma diferente a las personas de lo que se evidenciaba en periodos y picos anteriores de la pandemia. Antes no se afectaban los niños como se están afectando ahora”, insistió. Y, como ejemplo, expuso el caso de siete niños que se encuentran hospitalizados por COVID-19 en Medellín.
“Cuatro niños tienen un año de edad. Tenemos un niño que tiene dos años, otro que tiene cinco años y uno que tiene seis años. Tres de estos niños están en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) intubados, y cuatro están en hospitalización”, alertó el alcalde. “Mi llamado es al cuidado máximo, porque no sabemos todavía si estamos o no enfrentándonos a una nueva cepa, pero lo que estamos viviendo hoy no lo estábamos viviendo antes”, insistió.
Como era de esperarse, sus declaraciones se volvieron noticia. “Medellín está en alerta por siete niños en estado grave por COVID-19”, “Siete niños están hospitalizados por COVID-19 en Medellín, tres de ellos en UCI”, titularon algunos de los medios más populares del país.
Sin embargo, Quintero omitió una serie de puntos fundamentales en sus declaraciones que, como sucedió en nuestra sala de redacción, pusieron con los pelos de punta a padres de familia que ahora se cuestionan sobre la seguridad de sus hijos y sobre si deben seguir enviándolos al colegio.
No hay duda que tener siete niños graves por COVID-19 en Medellín es lamentable, pero no es útil dar declaraciones sin ponerlas en contexto. Como explica Nicolás Ramos, médico pediatra y ex presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría, el comportamiento de COVID-19 en niños en este momento es el mismo que se ha presentado a lo largo de la pandemia. “La línea de incidencia y de prevalencia en niños es idéntica. No han cambiado las curvas. No hay que hacer terrorismo porque haya niños infectados ni angustiarse”.
A lo que se refiere Ramos es que la proporción entre adultos y niños con coronavirus no ha variado en ningún momento y se ha mantenido igual a lo largo de la pandemia. “No hay ningún pico ni está desbordado el COVID-19 en la población infantil. La línea de contagios en pediatría es la misma. Lo que sucede es que si hay más adultos infectados, pues habrá más niños, pero en una misma proporción. No hay que alarmarse, pero por eso es importante el autocuidado”, explica.
Para comprender mejor este punto, basta con observar esta gráfica compartida por el intensivista pediatra Pablo Vásquez-Hoyos. En ella se observa, como él mismo explica, que la proporción de niños en relación a los adultos contagiados se mantiene en el promedio histórico del departamento. Como mencionaron todos los expertos, si hay más adultos contagiados, habrá también más niños contagiados. Además, el país atraviesa por un nuevo pico de contagios, en especial, en regiones como Antioquia.
“Desde el principio de la pandemia sabemos que a los niños les da COVID-19, pero les da de manera menos frecuente y más leve. Eso ha sucedido en todo el mundo, y el comportamiento de Colombia se ha mantenido así. Representan entre el 7% y 9% de los casos totales. Al mirar las estadísticas en Antioquia, observamos que han representado un 6%, lo cual se sigue manteniendo. Solo que hay más casos en adultos, pues hay más casos en niños. Pero no se debe a una supuesta mutación del virus ni a que sea más agresivo. Eso no se ha descrito en ninguna parte”, asegura por teléfono Vásquez-Hoyos.
También lo apuntó en Twitter Claudia Beltrán, infectóloga pediatra: “La infección por COVID-19 en los niños es directamente proporcional a la transmisión comunitaria. Los niños siguen manifestando el mismo espectro de enfermedad hasta el momento. La mayoría enfermedad leve, el porcentaje de niños del total de enfermos es menor al 10%”.
Frente a la presencia de niños en Unidades de Cuidado Intensivo, Ramos reitera que no se trata de una rareza. “Siempre ha habido, en la misma proporción”. Y lo explicaba en horas de la mañana el epidemiólogo Carlos Álvarez, coordinador nacional de estudios sobre el COVID-19 para la Organización Mundial de la Salud (OMS) en RCN Radio: “Varias veces hemos dicho que el riesgo está en las personas mayores de 60 años con comorbilidades, pero eso no quiere decir que las otras poblaciones menores no tengan riesgo de COVID-19. El riesgo está, y ahorita encontramos niños, es usual que se presenten un porcentaje mínimo de casos. El porcentaje de riesgo de fallecer de personas menores de 20 años es del 0.1%”, aseguró.
La supuesta “nueva cepa”
Otro de los argumentos del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, tiene que ver con la “posible circulación” de una nueva cepa del coronavirus en la ciudad que, en sus palabras, tendría una afectación “tres veces superior a lo que fue la primera cepa, y sería tres veces más difícil de manejar en términos de UCI y otras variables”. Sin embargo, no mostró ninguna prueba de que la hayan identificado realmente, y se limitó a decir que “estaban esperando resultados”, pero que las personas sí se “están enfermando diferente a lo que se ha vivido anteriormente”.
Sin ningún sustento, apenas se limitó a decir que “contrario a lo que les han dicho de no ser alarmistas, yo creo que sí hay que ser, porque hoy todavía no sabemos hasta dónde va esto que podría ser una nueva cepa”.
Pero lo cierto es que Instituto Nacional de Salud (INS), encargado de hacer vigilancia genómica para analizar la presencia de nuevas variantes en el país, solo ha detectado, hasta el momento, presencia de la variante P1, linaje B.1.1.28 en Colombia, también conocida como “variante brasileña”. Aunque sí fue identificada en Leticia, Amazonas, no hay ninguna evidencia de que esté en la capital antioqueña como lo muestra la página del INS. Tampoco hay ningún rastro de que se encuentre ni la variante británica ni sudafricana.
Como dice Gustavo Gámez, doctor en Biología Molecular y profesor de la Universidad de Antioquia, no hay evidencia, por ahora, circule en Medellín. “Para afirmar eso, hay que esperar a que se reporten esos resultados, pero uno no puede manifestarlo sin tener certeza”. Eso no quiere decir, advierte, que en el país hayan mutaciones que están generando inquietud.
Al parecer, como asegura una funcionaria de la Gobernación, que prefiere no ser citada, el alcalde Quintero quiere justificar con estas cifras y esas declaraciones la errática apertura que hizo de la ciudad, en la que prefirió no seguir las instrucciones de la Gobernación. “La cepa se volvió la excusa de las malas decisiones”, advirtió.
El problema de fondo es que, con ese “terrorismo”, para usar las palabras de Ramos, Daniel Quintero está generando un pánico que, posiblemente, tendrá consecuencias muy serias en la apertura de colegios, cuando ha quedado claro que no tener clases tiene un impacto tan negativo en la salud de los menores, que hay que sumar esfuerzos para permitirles el regreso a las aulas.
El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, le dio un mensaje al país que está generando una gran confusión. Ayer, en horas de la tarde, entregó unas declaraciones sobre la situación del coronavirus en su ciudad que crearon gran preocupación entre padres de familia.
Sin tener ninguna prueba hasta ahora, Quintero dio a entender que creía que en la capital antioqueña estaba circulando una nueva cepa del coronavirus que sería “tres veces más difícil de controlar” y que tendría “mayor afectación”. Además, aseguró con desparpajo, que estaría “afectando a los más jóvenes”.
En palabras textuales, aseguró que el virus “viene afectando de forma diferente a las personas de lo que se evidenciaba en periodos y picos anteriores de la pandemia. Antes no se afectaban los niños como se están afectando ahora”, insistió. Y, como ejemplo, expuso el caso de siete niños que se encuentran hospitalizados por COVID-19 en Medellín.
“Cuatro niños tienen un año de edad. Tenemos un niño que tiene dos años, otro que tiene cinco años y uno que tiene seis años. Tres de estos niños están en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) intubados, y cuatro están en hospitalización”, alertó el alcalde. “Mi llamado es al cuidado máximo, porque no sabemos todavía si estamos o no enfrentándonos a una nueva cepa, pero lo que estamos viviendo hoy no lo estábamos viviendo antes”, insistió.
Como era de esperarse, sus declaraciones se volvieron noticia. “Medellín está en alerta por siete niños en estado grave por COVID-19”, “Siete niños están hospitalizados por COVID-19 en Medellín, tres de ellos en UCI”, titularon algunos de los medios más populares del país.
Sin embargo, Quintero omitió una serie de puntos fundamentales en sus declaraciones que, como sucedió en nuestra sala de redacción, pusieron con los pelos de punta a padres de familia que ahora se cuestionan sobre la seguridad de sus hijos y sobre si deben seguir enviándolos al colegio.
No hay duda que tener siete niños graves por COVID-19 en Medellín es lamentable, pero no es útil dar declaraciones sin ponerlas en contexto. Como explica Nicolás Ramos, médico pediatra y ex presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría, el comportamiento de COVID-19 en niños en este momento es el mismo que se ha presentado a lo largo de la pandemia. “La línea de incidencia y de prevalencia en niños es idéntica. No han cambiado las curvas. No hay que hacer terrorismo porque haya niños infectados ni angustiarse”.
A lo que se refiere Ramos es que la proporción entre adultos y niños con coronavirus no ha variado en ningún momento y se ha mantenido igual a lo largo de la pandemia. “No hay ningún pico ni está desbordado el COVID-19 en la población infantil. La línea de contagios en pediatría es la misma. Lo que sucede es que si hay más adultos infectados, pues habrá más niños, pero en una misma proporción. No hay que alarmarse, pero por eso es importante el autocuidado”, explica.
Para comprender mejor este punto, basta con observar esta gráfica compartida por el intensivista pediatra Pablo Vásquez-Hoyos. En ella se observa, como él mismo explica, que la proporción de niños en relación a los adultos contagiados se mantiene en el promedio histórico del departamento. Como mencionaron todos los expertos, si hay más adultos contagiados, habrá también más niños contagiados. Además, el país atraviesa por un nuevo pico de contagios, en especial, en regiones como Antioquia.
“Desde el principio de la pandemia sabemos que a los niños les da COVID-19, pero les da de manera menos frecuente y más leve. Eso ha sucedido en todo el mundo, y el comportamiento de Colombia se ha mantenido así. Representan entre el 7% y 9% de los casos totales. Al mirar las estadísticas en Antioquia, observamos que han representado un 6%, lo cual se sigue manteniendo. Solo que hay más casos en adultos, pues hay más casos en niños. Pero no se debe a una supuesta mutación del virus ni a que sea más agresivo. Eso no se ha descrito en ninguna parte”, asegura por teléfono Vásquez-Hoyos.
También lo apuntó en Twitter Claudia Beltrán, infectóloga pediatra: “La infección por COVID-19 en los niños es directamente proporcional a la transmisión comunitaria. Los niños siguen manifestando el mismo espectro de enfermedad hasta el momento. La mayoría enfermedad leve, el porcentaje de niños del total de enfermos es menor al 10%”.
Frente a la presencia de niños en Unidades de Cuidado Intensivo, Ramos reitera que no se trata de una rareza. “Siempre ha habido, en la misma proporción”. Y lo explicaba en horas de la mañana el epidemiólogo Carlos Álvarez, coordinador nacional de estudios sobre el COVID-19 para la Organización Mundial de la Salud (OMS) en RCN Radio: “Varias veces hemos dicho que el riesgo está en las personas mayores de 60 años con comorbilidades, pero eso no quiere decir que las otras poblaciones menores no tengan riesgo de COVID-19. El riesgo está, y ahorita encontramos niños, es usual que se presenten un porcentaje mínimo de casos. El porcentaje de riesgo de fallecer de personas menores de 20 años es del 0.1%”, aseguró.
La supuesta “nueva cepa”
Otro de los argumentos del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, tiene que ver con la “posible circulación” de una nueva cepa del coronavirus en la ciudad que, en sus palabras, tendría una afectación “tres veces superior a lo que fue la primera cepa, y sería tres veces más difícil de manejar en términos de UCI y otras variables”. Sin embargo, no mostró ninguna prueba de que la hayan identificado realmente, y se limitó a decir que “estaban esperando resultados”, pero que las personas sí se “están enfermando diferente a lo que se ha vivido anteriormente”.
Sin ningún sustento, apenas se limitó a decir que “contrario a lo que les han dicho de no ser alarmistas, yo creo que sí hay que ser, porque hoy todavía no sabemos hasta dónde va esto que podría ser una nueva cepa”.
Pero lo cierto es que Instituto Nacional de Salud (INS), encargado de hacer vigilancia genómica para analizar la presencia de nuevas variantes en el país, solo ha detectado, hasta el momento, presencia de la variante P1, linaje B.1.1.28 en Colombia, también conocida como “variante brasileña”. Aunque sí fue identificada en Leticia, Amazonas, no hay ninguna evidencia de que esté en la capital antioqueña como lo muestra la página del INS. Tampoco hay ningún rastro de que se encuentre ni la variante británica ni sudafricana.
Como dice Gustavo Gámez, doctor en Biología Molecular y profesor de la Universidad de Antioquia, no hay evidencia, por ahora, circule en Medellín. “Para afirmar eso, hay que esperar a que se reporten esos resultados, pero uno no puede manifestarlo sin tener certeza”. Eso no quiere decir, advierte, que en el país hayan mutaciones que están generando inquietud.
Al parecer, como asegura una funcionaria de la Gobernación, que prefiere no ser citada, el alcalde Quintero quiere justificar con estas cifras y esas declaraciones la errática apertura que hizo de la ciudad, en la que prefirió no seguir las instrucciones de la Gobernación. “La cepa se volvió la excusa de las malas decisiones”, advirtió.
El problema de fondo es que, con ese “terrorismo”, para usar las palabras de Ramos, Daniel Quintero está generando un pánico que, posiblemente, tendrá consecuencias muy serias en la apertura de colegios, cuando ha quedado claro que no tener clases tiene un impacto tan negativo en la salud de los menores, que hay que sumar esfuerzos para permitirles el regreso a las aulas.