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Estudios e investigadores de todo el mundo han estado alertando desde hace unos años una realidad que está afectando a millones de personas en el mundo: las insulinas análogas tienen un precio alto y son inasequibles para quienes tienen salarios bajos. En 2022, la Organización Mundial de la Salud fijó el objetivo de que el 100 % de las personas con diabetes tipo 1 tengan acceso a insulina y autocontrol de glucosa en sangre asequibles, vitales para su supervivencia, pero eso no parece estar cerca de que suceda.
Para dimensionar el problema, la ONG Health Action International tomó una instantánea global de los precios que la gente paga actualmente por la insulina glargina (una insulina de acción prolongada utilizada por los diabéticos tipo 1) y su asequibilidad. Si bien los precios no deben considerarse representativos del país, pueden proporcionar una descripción puntual de lo que paga la gente en su día a día.
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El análisis se hizo en 47 países y se encontraron un total de 22 marcas de glargina, aunque algunas fueron fabricadas por el mismo fabricante pero comercializadas con diferentes nombres comerciales. La investigación encontró que se suministró de forma gratuita en 14 de los 22 países en los que se disponía de datos del sector público. De esos 22 países, más del 60% eran países ricos). Los precios completos en el sector público se informaron en ocho países.
Los precios iban desde $12,49 dólares estadounidenses (Indonesia) hasta $45,23 dólares estadounidenses (Canadá). Los precios medianos aumentaron a medida que aumentaba el nivel de ingresos del país, es decir, $US 23,53, $US 30,34 y $US 45,23 en países de ingresos medios-bajos, medios-altos y altos, respectivamente. Se recogieron también precios completos en farmacias privadas en 42 países. Estos variaron desde $US 9,10 (Afganistán) hasta $US 172 (EE. UU.). Los precios medianos fueron más altos en los países de ingresos medianos bajos ($US 42,30) y similares en los otros tres niveles ($US 32,07-37,35).
La asequibilidad de la glargina, a su vez, se evaluó como el número de días de salario que necesita el trabajador del gobierno peor pagado (o una persona que gana el salario mínimo) para comprar 1000 UI (aproximadamente el suministro de 1 mes). En las farmacias privadas, la glargina fue menos asequible en los países de bajos recursos, muestra de ello es que mientras en los países de ingresos medio se necesitarían casi 10 días de salario cada mes para comprar glargina, en países de altos ingresos se necesitaría un día.
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La asequibilidad más baja fue en Camerún, Nigeria y Myanmar, que requirieron 26,7, 20,2 y 20,0 días de salario, respectivamente, para comprar el suministro de un mes.