¿La leche es buena para los huesos? un estudio de Harvard refuta esta creencia

Aunque siempre se ha pensado que el alto consumo de lácteos es bueno para la salud y fortalece los huesos, una investigación de Harvard -en la que se analizaron los resultados de más de 100 estudios sobre este tema- asegura que sus beneficios no son tan claros y que, por el contrario, existen preocupaciones sobre los posibles riesgos y resultados adversos para la salud.

- Redacción Vivir
19 de febrero de 2020 - 09:58 p. m.
Si la calidad de la dieta es baja, especialmente en los niños, los alimentos lácteos pueden mejorar la nutrición. Pero, si la calidad de la dieta es alta, es improbable que una mayor ingesta de leche proporcione beneficios sustanciales, pero sí aumenta los riesgos.   / Pixabay
Si la calidad de la dieta es baja, especialmente en los niños, los alimentos lácteos pueden mejorar la nutrición. Pero, si la calidad de la dieta es alta, es improbable que una mayor ingesta de leche proporcione beneficios sustanciales, pero sí aumenta los riesgos. / Pixabay
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Durante mucho tiempo se ha pensado que los productos lácteos son importantes para el crecimiento de los niños y para el cuidado de los huesos por sus altos niveles de calcio y proteínas. Campañas publicitarias han impulsado su consumo al presentarla como un alimento que le hace “bien” al cuerpo. Sin embargo, una investigación reciente de la Universidad de Harvard pone en cuestión esos beneficios que todos dábamos como ciertos.

El estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, fue realizado por el Dr. Walter Willett, profesor de nutrición y epidemiología en el Harvard School of Public Health, y por David Ludwig, profesor de pediatría y nutrición de la misma institución. En pocas palabras, los autores llegan a conclusión de que la ciencia y las evidencias detrás de estas recomendaciones dietéticas son escasas.

¿Qué propiedades le hemos atribuido a la leche y qué dicen las evidencias sobre estas? Esa fue la pregunta que intentaron resolver a través del análisis de más de 100 estudios que se habían hecho sobre la leche y su relación con el crecimiento y el desarrollo, la salud ósea, el peso corporal, la presión arterial y las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer.

"El beneficio para la salud de una alta ingesta de productos lácteos no se ha establecido, y existen preocupaciones sobre los riesgos de posibles resultados adversos para la salud", escriben los autores. "Por lo tanto, el papel del consumo de lácteos en la nutrición humana y la prevención de enfermedades justifica una evaluación cuidadosa".

La leche y los huesos

El propósito natural de las leches de vaca, cabra, ovejas u otros animales, es ayudar a los más pequeños a crecer rápidamente para defenderse ante los depredadores. La leche contiene los nutrientes esenciales, como la proteína y el calcio para tal función. Si se compara la leche con bebidas azucaradas, paquetes y otras comidas procesadas de baja calidad -de las que están llenas nuestras dietas actualmente- seguramente va a ser una alternativa balanceada para la dieta. Según los autores, los resultados en los estudios sobre el consumo de lácteos dependían generalmente de con qué se comparaba.

“La razón más frecuente para tomar leche es que se cree que fortalece los huesos. Se consume para crear un “banco” de calcio a lo largo de la vida y prevenir fracturas. Pero esto no parece muy cierto, al menos para la población en general”, asegura Ludwig para Medium Elemental.

Entre los hallazgos, aseguran, se evidenció en las revisiones sistemáticas de los estudios sobre el tema que no existe una relación entre un amplio consumo de leche y una reducción en las tasas de fractura de cadera, por ejemplo.

“Sorprendentemente, los países con el mayor consumo de leche, como Suecia, tienden a tener un mayor riesgo de fractura de cadera que aquellos con el menor consumo, como China (tabla). Si bien las comparaciones internacionales como estas pueden ser "confundidas" (es decir, influidas por otros factores, como la genética y el nivel de actividad física), muestran que no se requieren ingestas altas de productos lácteos para evitar que nuestros huesos se desmoronen”, explica.

Sin embargo, también encontraron que, en la infancia, los productos lácteos “pueden agregar un valor nutricional importante (…) y aumentar el crecimiento y la altura alcanzada”. Para los adultos, los beneficios fueron menos claros.

La leche y la obesidad

“A pesar de las afirmaciones ampliamente anunciadas de lo contrario, los ensayos clínicos no muestran ningún efecto general de los productos lácteos sobre el peso corporal”, indicaron.  

“La cantidad de grasa en los productos lácteos parece influir en el peso a largo plazo ... pero no en la forma en que los expertos habían pensado. En estudios con niños pequeños, adolescentes o adultos, el consumo de leche entera se asoció con un menor aumento de peso o un menor riesgo de obesidad en comparación con la misma cantidad de leche baja en grasa”, explican.

La leche y las enfermedades del corazón

Además de la creencia errónea, según los autores, de que la leche baja en grasa promovía la pérdida de peso, también se promovió su consumo por la preocupación del alto contenido de grasa saturada en la leche entera. “Se sabe que las grasas saturadas aumentan el colesterol LDL ("malo") y, en estudios de población, se asocia con enfermedades cardíacas. Sin embargo, la grasa saturada también aumenta el HDL (colesterol "bueno") y reduce los triglicéridos en comparación con los carbohidratos. Además, todas las grasas saturadas no son iguales, y las de los lácteos tienen algunos efectos potencialmente beneficiosos”.

La leche y el riesgo de cáncer

Dado que los productos lácteos contienen factores estimulantes del crecimiento, ¿podrían los altos niveles de consumo aumentar el riesgo de cáncer, una enfermedad de crecimiento celular incontrolado? A pesar de un extenso estudio, la respuesta para los autores sigue siendo ... tal vez.

En la investigación los autores encontraron que el consumo de leche está relacionado con el cáncer de próstata en hombres y el cáncer de endometrio (pero probablemente no con cáncer de mama) en mujeres. Por el contrario, el consumo de leche puede proteger contra el cáncer colorrectal. Sin embargo, al igual que con otros estudios de asociaciones que involucran cáncer, puede ser difícil demostrar causa y efecto. Además, la mayoría de los estudios se centran en adultos de mediana edad o más tarde, mientras que los factores de riesgo para el cáncer pueden extenderse hasta la infancia.

Más allá de los efectos de la salud

Más allá de los efectos directos sobre la salud, los autores insisten en que el consumo de lácteos también afecta el medio ambiente. “A diferencia de los métodos tradicionales de cultivo integrado, con animales alimentados con pasto que pueden ayudar a reciclar carbono en el suelo, la producción industrial de leche de alta intensidad produce grandes cantidades de gases de efecto invernadero, contaminación del agua, degradación del suelo, resistencia a los antibióticos y otras alteraciones ambientales”.

En definitiva, los autores concluyen que no es un “requisito humano” beber la leche de otros animales. “Todos los nutrientes en la leche se pueden obtener en las cantidades necesarias de otras fuentes dietéticas. Para el calcio, las fuentes alternativas incluyen col rizada, brócoli, nueces, semillas, frijoles, sardinas y otros alimentos integrales”, explican.

Sin embargo, la leche y el consumo de otros productos lácteos pueden proporcionar beneficios en la salud de personas con una dieta de baja calidad, especialmente en niños, pues pueden agregar un valor nutricional importante. "Si la calidad de la dieta es baja, especialmente para los niños en entornos de bajos ingresos, los alimentos lácteos pueden mejorar la nutrición, mientras que si la calidad de la dieta es alta, es improbable que una mayor ingesta proporcione beneficios sustanciales, y los daños son posibles", resumen. 

Por - Redacción Vivir

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