La ministra que vino de Malaui, el “cálido corazón de África”
“Entre 1999 y 2000, nuestra expectativa de vida era de 36 a 40 años. Hoy por hoy, es mayor de 64 años. Estamos progresando y creo que eso es lo más importante. A pesar de los retos, estamos avanzando. No tenemos todo, pero estamos trabajando en ello, paso a paso”, dice Khumbize Kandodo Chiponda, ministra de Salud de Malaui (África).
Pedro Mendoza
Malaui tiene una extensión de 118.484 Km2. Sus vecinos fronterizos son Tanzania, Mozambique y la República de Zambia. Cifras del Banco Mundial sostienen que la esperanza de vida al nacer es de 64 años. La cobertura de los programas de trabajo y protección social impactaron un 38 % de su población en el 2019. (Puede leer: La mortalidad infantil a nivel mundial disminuyó un 51 % desde el año 2000: ONU)
Khumbize Kandodo Chiponda es la ministra de Salud de Malaui y fue una de las invitadas al primer Foro Mundial para la Eliminación del Cáncer Cervicouterino, que se desarrolló en Cartagena.
Con el lema, “Avanzando en el Llamamiento a la Acción” en este encuentro mundial, gobiernos, donantes, instituciones multilaterales y otras, anunciaron y reafirmaron compromisos políticos, programáticos y financieros, que incluyen casi US$ 600 millones en nuevos fondos, para eliminar el cáncer cervicouterino. (Le puede interesar: “Nueva EPS tiene pérdidas por 411.000 millones, pero podrían ser de billones”)
Kandodo Chiponda es bioquímica de formación, entró en la política al ganar el escaño parlamentario por el distrito electoral del sudeste de Kasungu. En 2020, luego de seis años en el servicio público, el presidente Lazarus Chakwera la nombró en su gabinete.
El Espectador habló con la ministra africana, su trabajo y los retos en salud de su país. Además del covid-19, han sufrido con el Fenómeno del Niño; el ciclón Idai, en 2019; la tormenta tropical Ana, que traería los primeros casos de cólera; y, dentro de dos días recordarán el primer aniversario del devastador paso del ciclón Fredy. (También puede leer: Senadores que buscan archivar la reforma a la salud piden que se debata pronto)
Es amable, su inglés es pausado, tiene un vestido verde claro y me dice que le encanta que en Cartagena han logrado mantener la historia. Toma su libreta digital y me recuerda que Colombia es un ejemplo en salud.
¿Cuál fue su participación en el Foro mundial para la eliminación del cáncer cervicouterino que se desarrolló aquí en Cartagena?
Primero, permítame expresar nuestro agradecimiento por brindarnos la oportunidad de compartir nuestra historia de Malaui con la gente de Colombia. Estamos muy agradecidos con el gobierno de Colombia por ser nuestro anfitrión y abordar este tema tan importante como es el cáncer que está afectando a la mayoría de nuestras mujeres.
Fue una oportunidad para aprender de nuestros colegas y compartir conocimientos, pero también una oportunidad para establecer contactos, especialmente en esta lucha contra el cáncer cervical.
¿Qué dialogó con los participantes de diferentes lugares del mundo?
Hablamos con varios aliados, porque se necesitan recursos en esta batalla contra el cáncer cervicouterino, hablamos de las vacunas, apoyo técnico y tecnologías modernas disponibles para el mundo desarrollado y para países como el nuestro y la misma Colombia.
¿Cómo contribuyen estos eventos a la salud pública del mundo?
Este evento contribuye de manera positiva en general, pero también al atribuir compromisos específicos a acuerdos que ya hemos pactado, como lo son el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3, que trata sobre la buena salud y bienestar de la gente, algo en lo que nos estamos enfocando lograr para 2030.
¿Hablemos de esta enfermedad en su país?
Este Foro en particular aborda el cáncer cervicouterino, que al ser el número uno en Malaui, afecta a la mayoría de las mujeres y jóvenes madres. Es una de las principales causas de muerte.
Hay un impacto económico, porque cuando están enfermas todo el hogar se ve afectado, significa que el esposo ni siquiera puede irse a veces. La mujer puede que no esté casada, pero significa que los niños también se ven afectados, algunos de ellos dejan de ir a la escuela para ayudar a la madre.
Tenemos entonces ese impacto social, de vida y de muerte.
¿Le gusta la fórmula 90 - 70 - 90 que fue expuesta en este Foro Mundial?
Así es, un buen tema que se planteó en este escenario.: que el 90 % de las niñas estén vacunadas contra el VPH antes de los 15 años, el 70 % de las mujeres tengan una prueba de detección de alta precisión a los 35 años y, nuevamente, a los 45 años; y que el 9 0% de las mujeres con lesiones precancerosas o cáncer invasivo reciban tratamiento.
Los gobiernos obviamente cambian en las democracias. ¿Cómo hacer para que las políticas de salud pública tengan continuidad?
Efectivamente, es cierto que cuando la administración de un gobierno cambia, puede que también cambie la dirección de las políticas públicas. Pero somos muy afortunados de que quien nos brinda mayor apoyo en ese sentido es nuestro actual presidente.
Es la primera vez en la historia de mi país que el Ministerio de Salud recibe la partida más grande del presupuesto estatal por parte del Ministerio de Finanzas. Eso nunca ha pasado antes, pero demuestra el compromiso político que hay para cambiar el sector de la salud.
¿Y sus retos y cómo formalizar esa unión Estado y mejoramiento de la salud?
Tenemos tantos retos, así como impactos climáticos, ciclones, sequías, todo esto nos afecta.
Estamos comprometidos en abordar los temas y asegurar cerrar las brechas en el sector salud. Estamos construyendo pequeños puestos de salud en nuestras comunidades para reducir las distancias. No es solo de atender a los enfermos. También de la prevención como la planificación familiar. La prevención es algo muy importante para nosotros.
¿Ministra, como se une la mujer política con la especialista de salud?
No se trata del trabajo de una persona sino de un equipo. Y a nivel ministerial, es clave trabajar con tu equipo. Tengo un secretario de salud, así que el trabajo en equipo es muy importante, sea en la política, en la vida, en la iglesia. Eso es lo que creo: trabajar juntos por el bien común.
Todo para el bien mayor, nuestra gente.
En su país, el 51.1% de la población está por debajo del umbral de pobreza. Cifras consultadas sostienen que se vive con menos de un dólar al día ¿Cómo lidia su ministerio con esta situación y qué hacer para promover las políticas de salud pública?
Es bastante difícil. Pero la gente de Malaui es la más positiva. A Malaui se le conoce como el “cálido corazón de África”, eso nos describe como gente y como ciudadanos que somos muy resilientes.
Puedes verlo por los logros, no todo es malo. Por ejemplo, nuestro manejo del VIH SIDA es un caso de éxito. Entre 1999 y 2000, nuestra expectativa de vida era de 36 a 40 años. Hoy por hoy es mayor de 64 años. Estamos progresando y creo que eso es lo más importante. A pesar de los retos, estamos avanzando. No tenemos todo, pero estamos trabajando en ello, paso a paso.
¿Y el enfoque directo?
Nos estamos enfocando en la atención primaria de salud, estamos hablando sobre la planificación familiar, hemos integrado una serie de servicios a nivel de aldeas. Tenemos trabajadores comunitarios que se encargan de la atención primaria.
Son cinco clínicas que pueden administrar las vacunas de rutina a nuestros niños y también pueden brindar servicios. Por lo tanto, fortalecer la Atención Primaria de Salud realmente ha funcionado para nosotros.
¿Hábleme de las cifras económicas?
Nuestro PIB puede ser muy pequeño, pero no se trata solo del dinero. Hay más. También es la actitud de la gente. Hemos integrado la mayoría de nuestros recursos para obtener más por lo poco que tenemos.
Aquí en Colombia hay un dicho: “al caído, caerle”. La fuerza de la naturaleza ha azotado a su país en los últimos tres años. ¿No le da temor que colapse todo?
Son muchos los impactos climáticos en los últimos tres años. Pero para nosotros realmente el miedo estará siempre ahí.
No ha sido fácil. Luego de covid-19 tuvimos el ciclón Idai y el ciclón Freddy, el año pasado, que causaron mucha devastación. Al mismo tiempo, tuvimos el peor brote de cólera desde 1973, donde 1.700 malauíes murieron a causa del cólera. Y, aunque para nosotros el miedo está presente, los desafíos también ayudan a desarrollar resiliencia.
La situación es mucho mejor. Hemos bajado al mínimo las tasas de mortalidad, significa que las acciones que habíamos establecido están funcionando. La participación comunitaria y la sensibilización son muy importantes.
Creo que lo más relevante es utilizar esa energía que produce el miedo, la volvemos una energía positiva. Los desafíos también te ayudan a construir resiliencia.
¿Qué tan considerable son para su país los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC del continente africano?
La CDC África es un socio muy importante para nosotros. Brindan soporte técnico y orientación. Cuando tuvimos el brote de cólera, ellos estuvieron allí con nosotros, para guiarnos y también para ayudarnos in situ, para complementar los esfuerzos del gobierno sobre cómo abordar el manejo de casos y los recursos humanos.
En cuanto a las intervenciones transfronterizas, por ejemplo el cólera, también supone un riesgo para nuestros vecinos Zambia, Mozambique y Tanzania. Por eso necesitamos la colaboración a nivel regional y la CDC en África nos brinda ese espacio para trabajar juntos para compartir nuestras notas y unir nuestros esfuerzos para salvar a nuestra gente.
Le tomó tres días de vuelos y conexiones llegar a Cartagena, el mismo tiempo de regreso, ¿qué se lleva de esta ciudad y de nuestro sistema de salud?
Primero, quiero resaltar el valor de Colombia porque tiene uno de los mejores sistemas de salud de Sudamérica. Hemos aprendido mucho de su país en cuanto a los avances que logran, la calidad de su recurso humano, médicos, enfermeras, todos muy importantes en el sector salud. Por eso estamos agradecidos de haber tenido la oportunidad de venir y conocer.
¿Y de Cartagena?
Lo que me encanta de Cartagena es la forma en que ha logrado mantener la historia.
Nuestra cultura, nuestra historia nos define como sociedad. Es muy significativo que la preservemos eficazmente, más por nuestros hijos, porque necesitan saber de dónde vienen y cómo llegamos hasta aquí. No sucedió simplemente.
Para llegar a donde estamos, la gente protegió el territorio e hizo mucho por el país, entonces estoy muy feliz de lo que Cartagena ha logrado con la preservación de su cultura y de ver lo orgullosos que están, de dónde vienen, de sus raíces.
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Malaui tiene una extensión de 118.484 Km2. Sus vecinos fronterizos son Tanzania, Mozambique y la República de Zambia. Cifras del Banco Mundial sostienen que la esperanza de vida al nacer es de 64 años. La cobertura de los programas de trabajo y protección social impactaron un 38 % de su población en el 2019. (Puede leer: La mortalidad infantil a nivel mundial disminuyó un 51 % desde el año 2000: ONU)
Khumbize Kandodo Chiponda es la ministra de Salud de Malaui y fue una de las invitadas al primer Foro Mundial para la Eliminación del Cáncer Cervicouterino, que se desarrolló en Cartagena.
Con el lema, “Avanzando en el Llamamiento a la Acción” en este encuentro mundial, gobiernos, donantes, instituciones multilaterales y otras, anunciaron y reafirmaron compromisos políticos, programáticos y financieros, que incluyen casi US$ 600 millones en nuevos fondos, para eliminar el cáncer cervicouterino. (Le puede interesar: “Nueva EPS tiene pérdidas por 411.000 millones, pero podrían ser de billones”)
Kandodo Chiponda es bioquímica de formación, entró en la política al ganar el escaño parlamentario por el distrito electoral del sudeste de Kasungu. En 2020, luego de seis años en el servicio público, el presidente Lazarus Chakwera la nombró en su gabinete.
El Espectador habló con la ministra africana, su trabajo y los retos en salud de su país. Además del covid-19, han sufrido con el Fenómeno del Niño; el ciclón Idai, en 2019; la tormenta tropical Ana, que traería los primeros casos de cólera; y, dentro de dos días recordarán el primer aniversario del devastador paso del ciclón Fredy. (También puede leer: Senadores que buscan archivar la reforma a la salud piden que se debata pronto)
Es amable, su inglés es pausado, tiene un vestido verde claro y me dice que le encanta que en Cartagena han logrado mantener la historia. Toma su libreta digital y me recuerda que Colombia es un ejemplo en salud.
¿Cuál fue su participación en el Foro mundial para la eliminación del cáncer cervicouterino que se desarrolló aquí en Cartagena?
Primero, permítame expresar nuestro agradecimiento por brindarnos la oportunidad de compartir nuestra historia de Malaui con la gente de Colombia. Estamos muy agradecidos con el gobierno de Colombia por ser nuestro anfitrión y abordar este tema tan importante como es el cáncer que está afectando a la mayoría de nuestras mujeres.
Fue una oportunidad para aprender de nuestros colegas y compartir conocimientos, pero también una oportunidad para establecer contactos, especialmente en esta lucha contra el cáncer cervical.
¿Qué dialogó con los participantes de diferentes lugares del mundo?
Hablamos con varios aliados, porque se necesitan recursos en esta batalla contra el cáncer cervicouterino, hablamos de las vacunas, apoyo técnico y tecnologías modernas disponibles para el mundo desarrollado y para países como el nuestro y la misma Colombia.
¿Cómo contribuyen estos eventos a la salud pública del mundo?
Este evento contribuye de manera positiva en general, pero también al atribuir compromisos específicos a acuerdos que ya hemos pactado, como lo son el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3, que trata sobre la buena salud y bienestar de la gente, algo en lo que nos estamos enfocando lograr para 2030.
¿Hablemos de esta enfermedad en su país?
Este Foro en particular aborda el cáncer cervicouterino, que al ser el número uno en Malaui, afecta a la mayoría de las mujeres y jóvenes madres. Es una de las principales causas de muerte.
Hay un impacto económico, porque cuando están enfermas todo el hogar se ve afectado, significa que el esposo ni siquiera puede irse a veces. La mujer puede que no esté casada, pero significa que los niños también se ven afectados, algunos de ellos dejan de ir a la escuela para ayudar a la madre.
Tenemos entonces ese impacto social, de vida y de muerte.
¿Le gusta la fórmula 90 - 70 - 90 que fue expuesta en este Foro Mundial?
Así es, un buen tema que se planteó en este escenario.: que el 90 % de las niñas estén vacunadas contra el VPH antes de los 15 años, el 70 % de las mujeres tengan una prueba de detección de alta precisión a los 35 años y, nuevamente, a los 45 años; y que el 9 0% de las mujeres con lesiones precancerosas o cáncer invasivo reciban tratamiento.
Los gobiernos obviamente cambian en las democracias. ¿Cómo hacer para que las políticas de salud pública tengan continuidad?
Efectivamente, es cierto que cuando la administración de un gobierno cambia, puede que también cambie la dirección de las políticas públicas. Pero somos muy afortunados de que quien nos brinda mayor apoyo en ese sentido es nuestro actual presidente.
Es la primera vez en la historia de mi país que el Ministerio de Salud recibe la partida más grande del presupuesto estatal por parte del Ministerio de Finanzas. Eso nunca ha pasado antes, pero demuestra el compromiso político que hay para cambiar el sector de la salud.
¿Y sus retos y cómo formalizar esa unión Estado y mejoramiento de la salud?
Tenemos tantos retos, así como impactos climáticos, ciclones, sequías, todo esto nos afecta.
Estamos comprometidos en abordar los temas y asegurar cerrar las brechas en el sector salud. Estamos construyendo pequeños puestos de salud en nuestras comunidades para reducir las distancias. No es solo de atender a los enfermos. También de la prevención como la planificación familiar. La prevención es algo muy importante para nosotros.
¿Ministra, como se une la mujer política con la especialista de salud?
No se trata del trabajo de una persona sino de un equipo. Y a nivel ministerial, es clave trabajar con tu equipo. Tengo un secretario de salud, así que el trabajo en equipo es muy importante, sea en la política, en la vida, en la iglesia. Eso es lo que creo: trabajar juntos por el bien común.
Todo para el bien mayor, nuestra gente.
En su país, el 51.1% de la población está por debajo del umbral de pobreza. Cifras consultadas sostienen que se vive con menos de un dólar al día ¿Cómo lidia su ministerio con esta situación y qué hacer para promover las políticas de salud pública?
Es bastante difícil. Pero la gente de Malaui es la más positiva. A Malaui se le conoce como el “cálido corazón de África”, eso nos describe como gente y como ciudadanos que somos muy resilientes.
Puedes verlo por los logros, no todo es malo. Por ejemplo, nuestro manejo del VIH SIDA es un caso de éxito. Entre 1999 y 2000, nuestra expectativa de vida era de 36 a 40 años. Hoy por hoy es mayor de 64 años. Estamos progresando y creo que eso es lo más importante. A pesar de los retos, estamos avanzando. No tenemos todo, pero estamos trabajando en ello, paso a paso.
¿Y el enfoque directo?
Nos estamos enfocando en la atención primaria de salud, estamos hablando sobre la planificación familiar, hemos integrado una serie de servicios a nivel de aldeas. Tenemos trabajadores comunitarios que se encargan de la atención primaria.
Son cinco clínicas que pueden administrar las vacunas de rutina a nuestros niños y también pueden brindar servicios. Por lo tanto, fortalecer la Atención Primaria de Salud realmente ha funcionado para nosotros.
¿Hábleme de las cifras económicas?
Nuestro PIB puede ser muy pequeño, pero no se trata solo del dinero. Hay más. También es la actitud de la gente. Hemos integrado la mayoría de nuestros recursos para obtener más por lo poco que tenemos.
Aquí en Colombia hay un dicho: “al caído, caerle”. La fuerza de la naturaleza ha azotado a su país en los últimos tres años. ¿No le da temor que colapse todo?
Son muchos los impactos climáticos en los últimos tres años. Pero para nosotros realmente el miedo estará siempre ahí.
No ha sido fácil. Luego de covid-19 tuvimos el ciclón Idai y el ciclón Freddy, el año pasado, que causaron mucha devastación. Al mismo tiempo, tuvimos el peor brote de cólera desde 1973, donde 1.700 malauíes murieron a causa del cólera. Y, aunque para nosotros el miedo está presente, los desafíos también ayudan a desarrollar resiliencia.
La situación es mucho mejor. Hemos bajado al mínimo las tasas de mortalidad, significa que las acciones que habíamos establecido están funcionando. La participación comunitaria y la sensibilización son muy importantes.
Creo que lo más relevante es utilizar esa energía que produce el miedo, la volvemos una energía positiva. Los desafíos también te ayudan a construir resiliencia.
¿Qué tan considerable son para su país los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC del continente africano?
La CDC África es un socio muy importante para nosotros. Brindan soporte técnico y orientación. Cuando tuvimos el brote de cólera, ellos estuvieron allí con nosotros, para guiarnos y también para ayudarnos in situ, para complementar los esfuerzos del gobierno sobre cómo abordar el manejo de casos y los recursos humanos.
En cuanto a las intervenciones transfronterizas, por ejemplo el cólera, también supone un riesgo para nuestros vecinos Zambia, Mozambique y Tanzania. Por eso necesitamos la colaboración a nivel regional y la CDC en África nos brinda ese espacio para trabajar juntos para compartir nuestras notas y unir nuestros esfuerzos para salvar a nuestra gente.
Le tomó tres días de vuelos y conexiones llegar a Cartagena, el mismo tiempo de regreso, ¿qué se lleva de esta ciudad y de nuestro sistema de salud?
Primero, quiero resaltar el valor de Colombia porque tiene uno de los mejores sistemas de salud de Sudamérica. Hemos aprendido mucho de su país en cuanto a los avances que logran, la calidad de su recurso humano, médicos, enfermeras, todos muy importantes en el sector salud. Por eso estamos agradecidos de haber tenido la oportunidad de venir y conocer.
¿Y de Cartagena?
Lo que me encanta de Cartagena es la forma en que ha logrado mantener la historia.
Nuestra cultura, nuestra historia nos define como sociedad. Es muy significativo que la preservemos eficazmente, más por nuestros hijos, porque necesitan saber de dónde vienen y cómo llegamos hasta aquí. No sucedió simplemente.
Para llegar a donde estamos, la gente protegió el territorio e hizo mucho por el país, entonces estoy muy feliz de lo que Cartagena ha logrado con la preservación de su cultura y de ver lo orgullosos que están, de dónde vienen, de sus raíces.
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