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El jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió este miércoles 4 de agosto una moratoria de las dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 para ponerlas a disposición de los países que solo inmunizaron a una pequeña parte de su población. (Lea Lactancia materna y coronavirus: lo que debe saber sobre la vacunación)
“Necesitamos cambiar las cosas urgentemente para que la mayoría de vacunas dejen de ir a los países ricos y vayan a los países pobres”, declaró en Ginebra, Tedros Adhanom Ghebreyesus, al tiempo que señaló que la moratoria tendría que durar “al menos hasta finales de septiembre”.
“Entiendo la preocupación de todos los gobiernos por proteger a su gente de la variante Delta”, dijo. “Pero no podemos, ni debemos, aceptar que los países que ya han utilizado la mayor parte del suministro mundial de vacunas utilicen aún más, mientras que las personas más vulnerables del mundo siguen sin protección”.
Adhanom Ghebreyesus recalcó, como lo ha hecho desde hace meses, que ha habido una gran desigualdad en el acceso a las vacunas. Mientras países ricos han comprado dosis para inmunizar dos veces a su población, otros apenas han logrado acceder a ellas. Algunos, incluso, han administrado casi 100 dosis por cada 100 personas, mientras que los países de bajos ingresos, solo han administrado 1,5 dosis por cada 100 personas.
Alemania e Israel, por ejemplo, ya anunciaron campañas para una tercera dosis destinada a las personas de mayor riesgo.
En mayo, de hecho, Tedros había lanzado un desafío: vacunar 10% de la población en todos los países del mundo. “Para lograrlo, necesitamos la cooperación de todos, en particular del puñado de países y empresas que controlan la producción mundial de vacunas”, subrayó.
Entre otras cosas, instó a los grupos farmacéuticos a que promovieran el sistema Covax, una iniciativa internacional que se había establecido para luchar justamente contra la desigualdad en la inmunización y para ayudar a 92 países pobres
Por el momento, Covax sólo ha podido distribuir una pequeña fracción de lo inicialmente previsto.
De los 4.000 millones de dosis que se inyectan en todo el mundo, 80% se ha destinado a países de ingresos altos y medianos, mientras que en ellos vive menos del 50% de la población mundial.