Las comunidades del Vaupés han cargado con el sello de vivir en el departamento con la tasa más alta de suicidios de Colombia. Aunque es un gran desafío, a diferencia de hace una década, hoy hay esfuerzos por prevenirlo desde diferentes frentes. Visitamos una comunidad que logró reducir las muertes, pero ahora se enfrenta a un gran reto: la erosión de su cultura.
Empecemos esta historia con un mapa. Basta un vistazo para entenderlo.
Los triángulos verdes simbolizan casas de familias. Los círculos amarillos que están sobre esos hogares indican que allí hubo miembros que intentaron suicidarse. Los azules, que hubo personas con ideaciones suicidas, y los rojos, que alguien se quitó la vida. Eso quiere decir que de las 34 casas que formaban este “vecindario”, el suicidio ha rondado en la mitad.
El mapa es de una comunidad de indígenas llamada Murutinga, a unas dos horas por trocha de Mitú, la capital de Vaupés. Cuando Camila Rodríguez y varios de sus colegas lo elaboraron en 2013, junto a los habitantes de aquel lugar, quedó en shock. “No podíamos creer lo que estábamos viendo”, recuerda. “Era fuertísimo. No teníamos muy claro lo que teníamos que hacer y era la primera vez que Murutinga se enfrentaba a esa situación”.
Como médica e integrante de la ONG Sinergias, Rodríguez, máster en Salud Pública de la U. de Washington y especialista en atención en contextos interculturales, ha recorrido el Vaupés desde hace unos 10 años. Conoce bien sus caminos de ríos y los vericuetos de la selva. Cuando llegó esa vez a Murutinga para hacer otra campaña de salud materna, los líderes la sorprendieron. La epidemia de suicidios que, creían, bajó desde Yavaraté, en la frontera con Brasil, había tocado sus puertas y necesitaban ayuda porque no entendían lo que estaba sucediendo. El suicidio ya era un tema de conversación frecuente en ese departamento, pero en Murutinga se les estaba saliendo de las manos.
“Y no teníamos ni idea de qué hacer”, dice ahora, en un español pausado, Gregorio López, de 58 años y uno de los pocos sabedores de la comunidad, mientras fuma un cigarrillo pierlroja.
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