La pandemia del covid-19 en tres actos (Opinión)
Con el covid-19 estamos viendo un proceso de evolución microbiológica en vivo y en directo. Estos han sido los diferentes momentos de la pandemia.
John M. González*
La evolución biológica nos ha mostrado una lucha adaptativa constante entre hospederos y microorganismos, buscando acomodarse a un hábitat que puede llegar a doblegar una de las partes, hacer daño mínimo y, en algunas circunstancias, llegar a un acuerdo de co-habitación. Es claro que los microrganismos que se replican en los humanos existen porque nos necesitan para completar sus ciclos de vida y continuar con su propagación. Evolutivamente los agentes infecciosos más jóvenes son aquellos que ponen en jaque a su hospedero comprometiendo su integridad, por lo tanto, son más agresivos y arriesgan su propia existencia.
Agentes infecciosos de forma atemporal rompen el “equilibrio” cambiando sus características biológicas o sus nichos de transmisión llevando a la aparición de brotes, endemias y pandemias. Pero aquellos que causan enfermedades más amenazantes ganan mayor notoriedad, haciendo que se centren los esfuerzos de la investigación en la búsqueda de herramientas para su control o posible eliminación. (Lea: Médicos retiraron una granada del pecho de un soldado ucraniano sin que explotara)
El coronavirus SARS-CoV-2 se presentó como un agente infeccioso nuevo y relativamente agresivo, produciendo un compromiso pulmonar grave en un porcentaje de los infectados. La respuesta a la pandemia fue rápida desde la investigación biomédica, clínica y la salud pública; sin embargo, nos enfrentamos a un panorama cambiante, y en el caso del virus SARS-CoV-2 estamos viendo en solo unos años un proceso de evolución microbiológica en vivo y en directo. Cada año de la pandemia representó escenarios y retos algo diferentes.
Acto 1. Incertidumbre.
Después del reporte en China de la transmisión de una enfermedad infecciosa en noviembre de 2019, y basados en la experiencia con el coronavirus SARS-1 en 2003, donde las medidas de contención funcionaron para evitar la diseminación de este virus, se esperaba un desenlace algo similar.
Pero en el caso del SARS-CoV-2, se puso en alerta al mundo tras la detección de casos de la enfermedad bautizada como covid-19 en otros países fuera de China, como los ubicados en el Asia Central y en Europa, al inicio del 2020. Medidas drásticas para intentar frenar el avance de la enfermedad fueron establecidas e incluyeron la cuarentena, el aislamiento y el uso de mascarilla.
Y, aunque controversiales en retrospectiva, esas medicas fueron necesarias en su momento debido a la carencia de información sobre el virus, el desconocimiento del comportamiento de la enfermedad y la falta de tratamiento; se trató de evitar una avalancha de pacientes que requerían unidades de cuidados intensivos (UCI) y ventilación mecánica. (Lea: En la Alta Guajira los peajes se pagan con comida)
En Colombia no teníamos las capacidades necesarias, y ese tiempo dado por las medidas establecidas permitió el crecimiento del sistema hospitalario especializado, la adaptación para el diagnóstico de laboratorio y para establecer los sistemas de vigilancia. De acuerdo con datos de la Asociación Colombiana de Clínicas y Hospitales, se partió en prepandemia de 5.300 UCI hasta llegar al máximo de 13.400 durante la pandemia.
Igualmente, bajo la coordinación del Instituto Nacional de Salud, se incrementó la capacidad de realizar pruebas moleculares de diagnóstico de 1.500 diarias iniciales a casi 150.000 con la participación de laboratorios de la red pública e instituciones privadas, incluyendo algunas universidades. Y en países con la infraestructura adecuada, se implementaron los estudios para la vacuna, cuyo desarrollo se basó en plataformas y proyectos previos que se remontan a décadas.
Acto 2. Expectativa.
Con los avances en la biología del virus, una mejor comprensión de enfermedad y tratamientos más específicos, se levantaron algunas de las medidas restrictivas. Los estudios sobre vacunación mostraron que no había un efecto marcado en la disminución de la trasmisión del virus, pero su eficacia era notoria en la prevención de enfermedad severa, las complicaciones y el fallecimiento por covid-19. (Lea: Nuevo capítulo Sanitas: los datos de un millón de usuarios, expuestos en internet)
No obstante, las nuevas variantes del virus llevaron a la aparición de más casos sintomáticos y al temor en el incremento en la letalidad por la infección, y fue así como se presentó en Colombia el peor pico de fallecimiento en la mitad del año 2021. Lo anterior estuvo asociado con la resistencia a la vacunación en algunos grupos poblacionales y la relajación con respecto a las medidas de prevención individuales y comunitarias.
Como consecuencia del aumento de casos, se elevó el número de vacunados. El 2021 terminó en Colombia con el inicio de la transmisión de la variante Ómicron auspiciado por las reuniones y aglomeraciones de las festividades del fin de año. ¿Cuál sería el impacto de esta variante viral?
Acto 3. Balance (evaluación).
Se inicia el 2022 con un máximo pico de casos y, al contrario de lo esperado, el número de casos de la enfermedad se disoció del número de fallecimientos. Los datos mostraban que una gran parte de la población había sufrido infección por SARS-CoV-2; sumado a una campaña de vacunación que llegó a más del 70 % de la población adulta, sugiriendo que la combinación de la inmunidad natural y la inducida por la vacuna ofrecía grados aceptables de protección a las variantes emergentes. Pero continuábamos con dificultades en la población susceptibles a complicarse, adultos mayores y personas con comorbilidades, debido a la duración de la inmunidad generada; lo mismo que un porcentaje bajo en los refuerzos de la vacuna.
(Lea: Una agencia del gobierno de EE. UU. quiere prohibir las estufas de gas, ¿por qué?)
Hoy continúa la evolución del virus presentando sub-linajes de Ómicron que, como sus predecesores, han aumentado su capacidad de trasmisión y tienen periodos de incubación más cortos. ¿Cuáles han sido las implicaciones en las poblaciones? Esto depende del país que se analice. Suecia con su controversial decisión de no tomar medidas restrictivas permitió la exposición de población al virus. Mientras tanto, en China, las medidas de “Cero Covid” más un considerable número de personas por ser vacunadas, se encontraban a finales del 2022 en uno de los momentos más críticos de la pandemia, lo cual no sucedió en Suecia, que presentó un número bajo de casos con el último pico al inicio del 2022. Al final del año, empezó a centrarse el foco en los síndromes post-virales (covid largo o prolongado) y sus consecuencias.
El virus ha cambiado desde que salió de Wuhan. Ha pasado en múltiples ocasiones de humano a humano, llevando a errores en su replicación, lo que se refleja en la aparición de las variantes. Mientras el virus busca adaptarse mejor a su hospedero, la inmunidad persigue su control o eliminación.
Podría ser esperable que, con tantos cambios en la secuencia del virus, este pudiese perder su capacidad de ser agresivo o inclusive unirse no de forma tan eficientes a las células humanas, las cuales necesita para continuar su ciclo. Esperamos que, como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 2023 sea el gran “finale” tan esperado de la pandemia. (Lea: En 2021, cinco millones de niños en el mundo murieron antes de los cinco años)
Mientras tanto, se despliegan nuevos paradigmas, como la continuación de la vacunación: ¿qué secuencias para el desarrollo de la vacuna se usarán y qué temporalidad? ¿Cuáles serán las opciones de tratamiento de las secuelas inducidas por la infección viral?
*MD PhD
Profesor Titular – Facultad de Medicina
Universidad de los Andes
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La evolución biológica nos ha mostrado una lucha adaptativa constante entre hospederos y microorganismos, buscando acomodarse a un hábitat que puede llegar a doblegar una de las partes, hacer daño mínimo y, en algunas circunstancias, llegar a un acuerdo de co-habitación. Es claro que los microrganismos que se replican en los humanos existen porque nos necesitan para completar sus ciclos de vida y continuar con su propagación. Evolutivamente los agentes infecciosos más jóvenes son aquellos que ponen en jaque a su hospedero comprometiendo su integridad, por lo tanto, son más agresivos y arriesgan su propia existencia.
Agentes infecciosos de forma atemporal rompen el “equilibrio” cambiando sus características biológicas o sus nichos de transmisión llevando a la aparición de brotes, endemias y pandemias. Pero aquellos que causan enfermedades más amenazantes ganan mayor notoriedad, haciendo que se centren los esfuerzos de la investigación en la búsqueda de herramientas para su control o posible eliminación. (Lea: Médicos retiraron una granada del pecho de un soldado ucraniano sin que explotara)
El coronavirus SARS-CoV-2 se presentó como un agente infeccioso nuevo y relativamente agresivo, produciendo un compromiso pulmonar grave en un porcentaje de los infectados. La respuesta a la pandemia fue rápida desde la investigación biomédica, clínica y la salud pública; sin embargo, nos enfrentamos a un panorama cambiante, y en el caso del virus SARS-CoV-2 estamos viendo en solo unos años un proceso de evolución microbiológica en vivo y en directo. Cada año de la pandemia representó escenarios y retos algo diferentes.
Acto 1. Incertidumbre.
Después del reporte en China de la transmisión de una enfermedad infecciosa en noviembre de 2019, y basados en la experiencia con el coronavirus SARS-1 en 2003, donde las medidas de contención funcionaron para evitar la diseminación de este virus, se esperaba un desenlace algo similar.
Pero en el caso del SARS-CoV-2, se puso en alerta al mundo tras la detección de casos de la enfermedad bautizada como covid-19 en otros países fuera de China, como los ubicados en el Asia Central y en Europa, al inicio del 2020. Medidas drásticas para intentar frenar el avance de la enfermedad fueron establecidas e incluyeron la cuarentena, el aislamiento y el uso de mascarilla.
Y, aunque controversiales en retrospectiva, esas medicas fueron necesarias en su momento debido a la carencia de información sobre el virus, el desconocimiento del comportamiento de la enfermedad y la falta de tratamiento; se trató de evitar una avalancha de pacientes que requerían unidades de cuidados intensivos (UCI) y ventilación mecánica. (Lea: En la Alta Guajira los peajes se pagan con comida)
En Colombia no teníamos las capacidades necesarias, y ese tiempo dado por las medidas establecidas permitió el crecimiento del sistema hospitalario especializado, la adaptación para el diagnóstico de laboratorio y para establecer los sistemas de vigilancia. De acuerdo con datos de la Asociación Colombiana de Clínicas y Hospitales, se partió en prepandemia de 5.300 UCI hasta llegar al máximo de 13.400 durante la pandemia.
Igualmente, bajo la coordinación del Instituto Nacional de Salud, se incrementó la capacidad de realizar pruebas moleculares de diagnóstico de 1.500 diarias iniciales a casi 150.000 con la participación de laboratorios de la red pública e instituciones privadas, incluyendo algunas universidades. Y en países con la infraestructura adecuada, se implementaron los estudios para la vacuna, cuyo desarrollo se basó en plataformas y proyectos previos que se remontan a décadas.
Acto 2. Expectativa.
Con los avances en la biología del virus, una mejor comprensión de enfermedad y tratamientos más específicos, se levantaron algunas de las medidas restrictivas. Los estudios sobre vacunación mostraron que no había un efecto marcado en la disminución de la trasmisión del virus, pero su eficacia era notoria en la prevención de enfermedad severa, las complicaciones y el fallecimiento por covid-19. (Lea: Nuevo capítulo Sanitas: los datos de un millón de usuarios, expuestos en internet)
No obstante, las nuevas variantes del virus llevaron a la aparición de más casos sintomáticos y al temor en el incremento en la letalidad por la infección, y fue así como se presentó en Colombia el peor pico de fallecimiento en la mitad del año 2021. Lo anterior estuvo asociado con la resistencia a la vacunación en algunos grupos poblacionales y la relajación con respecto a las medidas de prevención individuales y comunitarias.
Como consecuencia del aumento de casos, se elevó el número de vacunados. El 2021 terminó en Colombia con el inicio de la transmisión de la variante Ómicron auspiciado por las reuniones y aglomeraciones de las festividades del fin de año. ¿Cuál sería el impacto de esta variante viral?
Acto 3. Balance (evaluación).
Se inicia el 2022 con un máximo pico de casos y, al contrario de lo esperado, el número de casos de la enfermedad se disoció del número de fallecimientos. Los datos mostraban que una gran parte de la población había sufrido infección por SARS-CoV-2; sumado a una campaña de vacunación que llegó a más del 70 % de la población adulta, sugiriendo que la combinación de la inmunidad natural y la inducida por la vacuna ofrecía grados aceptables de protección a las variantes emergentes. Pero continuábamos con dificultades en la población susceptibles a complicarse, adultos mayores y personas con comorbilidades, debido a la duración de la inmunidad generada; lo mismo que un porcentaje bajo en los refuerzos de la vacuna.
(Lea: Una agencia del gobierno de EE. UU. quiere prohibir las estufas de gas, ¿por qué?)
Hoy continúa la evolución del virus presentando sub-linajes de Ómicron que, como sus predecesores, han aumentado su capacidad de trasmisión y tienen periodos de incubación más cortos. ¿Cuáles han sido las implicaciones en las poblaciones? Esto depende del país que se analice. Suecia con su controversial decisión de no tomar medidas restrictivas permitió la exposición de población al virus. Mientras tanto, en China, las medidas de “Cero Covid” más un considerable número de personas por ser vacunadas, se encontraban a finales del 2022 en uno de los momentos más críticos de la pandemia, lo cual no sucedió en Suecia, que presentó un número bajo de casos con el último pico al inicio del 2022. Al final del año, empezó a centrarse el foco en los síndromes post-virales (covid largo o prolongado) y sus consecuencias.
El virus ha cambiado desde que salió de Wuhan. Ha pasado en múltiples ocasiones de humano a humano, llevando a errores en su replicación, lo que se refleja en la aparición de las variantes. Mientras el virus busca adaptarse mejor a su hospedero, la inmunidad persigue su control o eliminación.
Podría ser esperable que, con tantos cambios en la secuencia del virus, este pudiese perder su capacidad de ser agresivo o inclusive unirse no de forma tan eficientes a las células humanas, las cuales necesita para continuar su ciclo. Esperamos que, como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 2023 sea el gran “finale” tan esperado de la pandemia. (Lea: En 2021, cinco millones de niños en el mundo murieron antes de los cinco años)
Mientras tanto, se despliegan nuevos paradigmas, como la continuación de la vacunación: ¿qué secuencias para el desarrollo de la vacuna se usarán y qué temporalidad? ¿Cuáles serán las opciones de tratamiento de las secuelas inducidas por la infección viral?
*MD PhD
Profesor Titular – Facultad de Medicina
Universidad de los Andes
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