Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En un estudio reciente, se mostraron las afectaciones que la pandemia habría dejado en las personas menores de 30 años. Ansiedad, irritabilidad social, y ser menos creativos y extrovertidos. Eso dijo un estudio publicado por el diario PLOS ONE y, también, un artículo del New York Times.
“Si los cambios duran, la evidencia sugiere que la población que tiende a estresarse puede modificar la trayectoria regular de su personalidad, especialmente en jóvenes adultos”, señaló la investigación.
Lea también: Colombia es el país con mejores salarios para congresistas en América Latina.
Los científicos usaron datos del Estudio sobre conocimiento de América, un panel de internet de la Universidad del Sur de California en el que 7 mil personas respondieron preguntas sobre la personalidad antes y durante la pandemia.
Asimismo, los investigadores analizaron cinco dimensiones de la personalidad: el neurotismo, o sea la capacidad de tolerar estrés y emociones negativas; la apertura, definida como la creatividad y el deseo de salir de la zona de comfort; la extroversión, o cuán sociable puede ser una persona; la capacidad de confianza y franqueza; y la consciencia sobre sí mismo, o cuán organizada y responsable es una persona.
Aunque el estudio enfatizó en tener cuidado con las conclusiones sobre posibles cambios en la personalidad de los jóvenes menores de 30, se tiene la certeza de que la ansiedad social, la depresión, y demás aumentaron después de la pandemia, y han cambiado los hábitos de varias personas.
Le podría interesar: Sacan del mercado 22 champús por contener químicos cancerígenos, ¿cuáles son?
¿Cómo aplica esto en los jóvenes colombianos?
El Espectador habló con Cristóbal Ovidio Muñoz, psicólogo, PhD en epidemiología y docente de la Universidad CES, quien indicó que las necesidades de socialización, autonomía e intimidad son la base para el desarrollo de los jóvenes y la inserción al mundo social.
“Las condiciones que impuso el confinamiento pueden resumirse en el aislamiento; los duelos y la imposibilidad de realizar los ritos; y el estudio en casa. Todo esto llevó a que la población experimentara soledad, nerviosismo, irritabilidad y dificultades para concentrarse”, explicó Muñoz.
Además, los seres humanos somos sociales y dependientes de los otros. Nuestro comportamiento es altamente influenciado por las interacciones y los contextos en los que nos desenvolvemos. En ese orden de ideas la influencia social permite definir patrones de comportamiento, formas de pensar, incluso definirnos a nosotros mismos. Es decir que el ambiente brindará las condiciones para que podamos desarrollar nuestras capacidades y potencialidades.
Así, en palabras de Muñoz, la privación de las condiciones sociales óptimas limiten el desarrollo. Por ello puede concluirse que los jóvenes, tras la pandemia, lentificaron su proceso de desarrollo social y emocional, afectando su desarrollo académico.
“Los estudios han demostrado que aumentaron los niveles de depresión, ansiedad y una serie de síntomas que pueden desencadenar problemas mentales a futuro”, continuó Muñoz.
No se pierda: ¿Es fumador? Aquí hay una muy buena razón para que abandone el cigarrillo.
Algunos de estos signos son:
- Desmotivación
- Nerviosismo
- Sensación de vacío
- Malestar físico continuo
Sin embargo, según el experto, lo importante es:
- Reconocer que estamos en un momento de pospandemia y estar alerta a señales físicas y mentales.
- Buscar ayuda profesional para romper los prejuicios y darle el lugar a la salud mental.
- Retomar vínculos y relaciones.
- Volver a realizar ritos familiares y comunitarios para lograr cohesión social.