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Una resolución impulsada por Colombia, que busca prevenir los defectos del tubo neural como la espina bífida o la anencefalia, fue aprobada en la Organización Mundial de la Salud.
Este tipo de casos, que padecen tres de cada mil recién nacidos, son un grupo de malformaciones congénitas del cerebro, la columna vertebral y la médula espinal, que pueden traer complicaciones funcionales severas, discapacidad a largo plazo e incluso mortalidad.
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Lo que busca la resolución es que los países aúnen esfuerzos para reducir estos casos, fortaleciendo la prevención y, por tanto, adoptando políticas que garanticen la fortificación de alimentos básicos con vitamina B9 (también conocida como ácido fólico).
Kemel A. Ghotme, neurocirujano pediatra y profesor de la Universidad de la Sabana, quien, mediante un estudio, impulsó que Colombia y 35 países lanzaran la propuesta ante la OMS, afirma que “desde la comunidad científica y la sociedad civil recibimos con gran alegría que la OMS en su Asamblea Mundial aprobó la resolución para la fortificación de alimentos con micronutrientes para prevenir todas las deficiencias que se generan incluyendo condiciones como la espina bífida de los defectos del tubo neural”.
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Tras aprobarse la propuesta, los países recibirán apoyo para implementar dichas políticas preventivas, de modo que estas sean sostenibles en el tiempo. Se espera que se fortifiquen alimentos como la harina de trigo, de maíz y el arroz, entre otros alimentos, teniendo en cuenta la gastronomía de cada territorio.
“La resolución es una guía para que todos los países empiecen a actualizar sus políticas existentes o a implementarlas por primera vez si aún no lo han hecho. Ese es el caso de más de 100 países alrededor del mundo. Además de eso, deben incluir políticas para garantizar la sostenibilidad y monitorear que realmente se esté cumpliendo a largo plazo”, añade Ghotme, quien resalta que “algo muy positivo de la resolución es que está adaptable a las necesidades, el contexto sociocultural y las características gastronómicas de cada país, y cada uno lo va a implementar a su manera”.
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De dos a cinco años después de la adopción de la fortificación de alimentos básicos, se espera que los resultados en salud muestren una caída de la prevalencia de los defectos del tubo neural, además de que aporten a la prevención de la anemia, malformaciones cardíacas, cuadros de demencia y labio paladar hendido. Cada dos años los países presentarán un informe ante la OMS para dar cuenta de los avances.
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