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Durante más de 60 años los niños y adultos jóvenes en Estados Unidos murieron mayoritariamente debido a lesiones ocasionadas por siniestros automovilísticos. Eso ya no es así, según los datos de Lois Lee, médica del Boston Children’s Hospital y autora principal de un análisis que se publicó como un artículo de Perspective en el New England Journal of Medicine. Según Lee y su equipo, desde 2017 las lesiones relacionadas con armas de fuego han ocupado el lugar de los siniestros y se convirtieron en la causa más común de muerte entre niños, adolescentes y adultos jóvenes entre 1 y 24 años de edad.
“Este cambio se produjo debido tanto al número creciente de muertes relacionadas con armas de fuego en este grupo de edad como a la reducción casi continua de muertes por accidentes automovilísticos”, escriben los investigadores, en lo que nombran como un “cruce de líneas”. Entre 2000 y 2020, el número de muertes relacionadas con armas de fuego entre niños, adolescentes y adultos jóvenes aumentó de 6.998 (una tasa de 7,30 por 100 000 personas) a 10.186 (una tasa de 10,28 por 100 000 personas), según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
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En contraste, las muertes por siniestros automovilísticos han caído de forma sostenida. Si en el 2000 las lesiones relacionadas con vehículos motorizados causaron 13.049 muertes entre jóvenes (una tasa de 13,62 por 100.000 personas), en 2020 fueron responsables de 8.234 muertes (una tasa 8,31 por cada 100.000 personas). “El cruce de estas líneas de tendencia demuestra cómo un enfoque concertado para la prevención de lesiones puede reducir las lesiones y las muertes y, a la inversa, cómo un problema de salud pública puede exacerbarse en ausencia de dicha atención”, señala el equipo investigador.
El equipo de Lee resalta que mientras Estados Unidos estableció una infraestructura que permitió mejoras continuas en la seguridad de los vehículos motorizados, una política que lidera a nivel federal desde hace décadas la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA por sus siglas en ingles), las armas no están bajo control de ninguna agencia federal similar. Incluso, dicen los científicos, ha llevado 20 años crear una base de datos de muertes relacionadas con armas de fuego que incluya datos de los 50 estados (Sistema Nacional de Informes de Muertes Violentas).
El equipo de autores también resalta que aunque se ha dedicado una cantidad sustancial de fondos federales a la investigación de los accidentes automovilísticos, la industria de las armas de fuego y las organizaciones de derechos de las armas, encabezadas por la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en ingles), han sido “eficaces” para evitar que se financie la investigación relacionada con las armas de fuego. Y finalizan: “Como muestra el progreso logrado en la reducción de las muertes por accidentes automovilísticos, no tenemos que aceptar la alta tasa de muertes relacionadas con armas de fuego entre los niños y adolescentes estadounidenses. Las muertes prevenibles entre los jóvenes no solo están asociadas con enormes costos médicos, sino que también tienen un gran costo personal”.
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Esta investigación se conoce justo en el momento en el que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades revelan un informe sobre las muertes por armas de fuego durante 2020, en medio de la pandemia. Los CDC reportan un incremento récord: las tasas de homicidios con armas de fuego en Estados Unidos aumentaron casi un 35 % de 2019 a 2020, lo que resultó en la tasa de homicidios con armas de fuego más alta en más de 25 años. El aumento revela disparidades por raza/etnicidad y nivel de pobreza.
Las tasas de homicidios con armas de fuego son sistemáticamente más altas entre los hombres, los adolescentes, los adultos jóvenes y las personas negras no hispanas, indígenas estadounidenses y nativos de Alaska (AI/AN) no hispanos, reportan los CDC. En 2020 las tasas de homicidios con armas de fuego aumentaron en todos los grupos de edad, pero se observaron incrementos más altos entre los hombres de 10 a 44 años y, considerando la raza/etnicidad entre los hombres negros no hispanos de 10 a 44 años.
“El aumento trágico e histórico de homicidios con armas de fuego y las tasas persistentemente altas de suicidios con armas de fuego subrayan la necesidad urgente de tomar medidas para reducir las lesiones y muertes relacionadas con armas de fuego”, dijo la directora de los CDC, Rochelle Walensky, MD, MPH.