Las dietas están de moda, pero están creando serios trastornos de alimentación
Cada vez hay más influencers que promueven dietas que van en contra de la salud humana. En Colombia, las cifras en adolescentes preocupan. ¿Qué hacer para evitar los trastornos alimentarios?
En El dilema del omnívoro, el popular periodista nortamericano Michael Pollan intentaba reflexionar sobre un asunto que cada vez inquieta más a la humanidad: el acto de comer. ¿Qué deberíamos llevarnos a la boca? ¿Qué implicaciones tiene almorzar una hamburguesa con papas fritas de una cadena comercial? ¿Es mejor optar por los alimentos orgánicos? ¿Cómo se relaciona lo que ingerimos con nuestra salud o con la economía global? (Le puede interesar: Nestlé reconoce que el 60% de sus productos no son saludables, revela un documento)
Aunque parado sobre un escenario estadounidense, muy distinto al colombiano y al de los países de América Latina, Pollan profundizaba en la complejidad que se esconde tras ese simple acto de comer. Después, junto a Netflix, lanzó Cooked, una fascinante serie documental sobre nuestra relación con los alimentos.
Entre los muchos puntos que abordaba Pollan había uno inevitable: la salud humana. Se trata de un tema que cada vez parece cobrar más relevancia en medio de un panorama en el que la obesidad se ha convertido en una epidemia imparable y en el que hay una larga lista de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) que tienen muy inquietos a los salubristas. (Puede leer: ¿Puedo tomar alcohol después de vacunarme contra el cornavirus?)
Como recuerda en un boletín Equilibrio, una institución que se ha especializado en el diagnóstico y tratamiento integral de trastornos alimentarios, esas complicaciones (especialmente la anorexia) se han convertido en una de las causas de mortalidad más frecuente en adolescentes. En cifras, por solo mencionar un ejemplo, eso quiere decir lo siguiente: de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (2010), el 6.7% de los encuestados reportó realizar alguna conducta de riesgo para TCA como ayunos auto-impuestos, consumir medicamentos para adelgazar o vomitar. “Esa conducta de riesgo es tres veces mayor en mujeres que en hombres”, anota.
Su alerta tiene un motivo. Hoy 2 de junio es el Día mundial de los trastornos de la conducta alimentaria, un problema que, advierten, debe ser tratado de manera interdisciplinar y en el que muchos actores pueden contribuir a prevenirlo. Desde miembros de familia, hasta profesores (en el caso de los más jóvenes) y personal de salud.
Pese a que hay muchas razones que confluyen en los TCA, Equilibrio es clara en un punto: “todos los trastornos de alimentación empiezan por una dieta”. Claro, hay otros factores de vulnerabilidad, pero ese es “el factor desencadenante”.
De hecho, la Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) ya había alertado sobre la necesidad de abordar este asunto. “De manera general, 9,3 % de los adolescentes colombianos reportan algún comportamiento de riesgo y casi igual proporción, 9,1% de los adultos jóvenes lo tienen. El comportamiento problema para Trastornos Alimentarios más prevalente tanto en adolescentes como adultos son los atracones de comida seguidos por conductas de dieta”. (Le puede interesar: Invima y Mercado Libre lanzan campaña contra tratamientos falsos de COVID-19)
Incluso, cuando les preguntaron a los adolescentes y más jóvenes sobre las conductas de dieta, 2,6% y 2,7% reconocieron que lo hacen. El 10% de los adolescentes en peso normal, además, hacen dietas no indicadas médicamente ni necesarias.
“En general, los datos de prevalencia de conductas de riesgo para TCA en Colombia son preocupantes, están presentes en ambos sexos y no solo en población de adolescentes, sino de adultos jóvenes. No cambian según el nivel de escolaridad o el hecho de vivir en áreas urbanas o rurales”, señala Equilibrio.
¿Qué hacer, entonces, para prevenirlos? Hay varias recomendaciones. La primera es que es necesario que los TCA sean atendidos por un equipo multi-disciplinario conformado, mínimo, por Psiquiatra, Psicólogo y Nutricionista. Otro de los consejos es que los padres de familia promuevan hábitos de alimentación saludables, “incluyendo todos los grupos de nutrientes, distribuidos entre tres y cinco momentos al día”.
Comer en familia, en un ambiente agradable; evitar comprar productos “dietéticos” o “light” y darle relevancia a los alimentos frescos, son otras de las sugerencias que pueden seguir para evitar estos trastornos. Hay otra fundamental: hacer actividad física con frecuencia, algo que, sin embargo, ha estado sumamente restringido en este año de pandemia.
En El dilema del omnívoro, el popular periodista nortamericano Michael Pollan intentaba reflexionar sobre un asunto que cada vez inquieta más a la humanidad: el acto de comer. ¿Qué deberíamos llevarnos a la boca? ¿Qué implicaciones tiene almorzar una hamburguesa con papas fritas de una cadena comercial? ¿Es mejor optar por los alimentos orgánicos? ¿Cómo se relaciona lo que ingerimos con nuestra salud o con la economía global? (Le puede interesar: Nestlé reconoce que el 60% de sus productos no son saludables, revela un documento)
Aunque parado sobre un escenario estadounidense, muy distinto al colombiano y al de los países de América Latina, Pollan profundizaba en la complejidad que se esconde tras ese simple acto de comer. Después, junto a Netflix, lanzó Cooked, una fascinante serie documental sobre nuestra relación con los alimentos.
Entre los muchos puntos que abordaba Pollan había uno inevitable: la salud humana. Se trata de un tema que cada vez parece cobrar más relevancia en medio de un panorama en el que la obesidad se ha convertido en una epidemia imparable y en el que hay una larga lista de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) que tienen muy inquietos a los salubristas. (Puede leer: ¿Puedo tomar alcohol después de vacunarme contra el cornavirus?)
Como recuerda en un boletín Equilibrio, una institución que se ha especializado en el diagnóstico y tratamiento integral de trastornos alimentarios, esas complicaciones (especialmente la anorexia) se han convertido en una de las causas de mortalidad más frecuente en adolescentes. En cifras, por solo mencionar un ejemplo, eso quiere decir lo siguiente: de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (2010), el 6.7% de los encuestados reportó realizar alguna conducta de riesgo para TCA como ayunos auto-impuestos, consumir medicamentos para adelgazar o vomitar. “Esa conducta de riesgo es tres veces mayor en mujeres que en hombres”, anota.
Su alerta tiene un motivo. Hoy 2 de junio es el Día mundial de los trastornos de la conducta alimentaria, un problema que, advierten, debe ser tratado de manera interdisciplinar y en el que muchos actores pueden contribuir a prevenirlo. Desde miembros de familia, hasta profesores (en el caso de los más jóvenes) y personal de salud.
Pese a que hay muchas razones que confluyen en los TCA, Equilibrio es clara en un punto: “todos los trastornos de alimentación empiezan por una dieta”. Claro, hay otros factores de vulnerabilidad, pero ese es “el factor desencadenante”.
De hecho, la Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) ya había alertado sobre la necesidad de abordar este asunto. “De manera general, 9,3 % de los adolescentes colombianos reportan algún comportamiento de riesgo y casi igual proporción, 9,1% de los adultos jóvenes lo tienen. El comportamiento problema para Trastornos Alimentarios más prevalente tanto en adolescentes como adultos son los atracones de comida seguidos por conductas de dieta”. (Le puede interesar: Invima y Mercado Libre lanzan campaña contra tratamientos falsos de COVID-19)
Incluso, cuando les preguntaron a los adolescentes y más jóvenes sobre las conductas de dieta, 2,6% y 2,7% reconocieron que lo hacen. El 10% de los adolescentes en peso normal, además, hacen dietas no indicadas médicamente ni necesarias.
“En general, los datos de prevalencia de conductas de riesgo para TCA en Colombia son preocupantes, están presentes en ambos sexos y no solo en población de adolescentes, sino de adultos jóvenes. No cambian según el nivel de escolaridad o el hecho de vivir en áreas urbanas o rurales”, señala Equilibrio.
¿Qué hacer, entonces, para prevenirlos? Hay varias recomendaciones. La primera es que es necesario que los TCA sean atendidos por un equipo multi-disciplinario conformado, mínimo, por Psiquiatra, Psicólogo y Nutricionista. Otro de los consejos es que los padres de familia promuevan hábitos de alimentación saludables, “incluyendo todos los grupos de nutrientes, distribuidos entre tres y cinco momentos al día”.
Comer en familia, en un ambiente agradable; evitar comprar productos “dietéticos” o “light” y darle relevancia a los alimentos frescos, son otras de las sugerencias que pueden seguir para evitar estos trastornos. Hay otra fundamental: hacer actividad física con frecuencia, algo que, sin embargo, ha estado sumamente restringido en este año de pandemia.