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Es probable que en las últimas semanas haya escuchado sobre muertes evitables, un concepto que puede ser complejo para la mayoría de la gente, pero que en el mundo de la salud es muy útil, sobre todo al hablar de salud pública.
El análisis de la mortalidad evitable, dice el Instituto Nacional de Salud (INS) en el último informe que presentó sobre este asunto en 2023, “es una herramienta de gran utilidad en salud pública: esta se basa en la valoración de ciertas muertes causadas por algunas enfermedades que, a ciertas edades, no deberían ocurrir en presencia de políticas públicas y atención médica efectiva y oportuna”.
Hace poco más de un mes, el presidente Gustavo Petro trajo a colación al tema durante la posesión del nuevo director del Invima, Francisco Rossi, y del nuevo superintendente de Salud, Luis Carlos Leal. “En el intestino de las EPS hemos encontrado una serie de hechos anómalos en los que se han perdido decenas de billones de pesos del erario, dineros públicos; no son dineros privados los que se han perdido, y que redundan en al menos dos millones de muertes que pudieron ser evitadas y no se evitaron”, dijo el presidente a finales de febrero.
Justamente este viernes, 5 de abril, el INS circuló los hallazgos a los que llegaron un grupo de investigadores de la entidad en el informe “Cuando la muerte es evitable”, publicado el año pasado. Lo primero que hay que señalar es que, según el mismo documento del Instituto, de las 7′993.591 muertes que se reportaron en Colombia entre 1979 y 2021, el 19,7 %, es decir, 1′576.800, son consideradas como evitables atribuibles al sistema de salud. Esto quiere decir que la afirmación del presidente, a finales de febrero, excedió en al menos 500.000 muertes las cifras entregadas por la entidad.
El informe elaborado por el Observatorio Nacional de Salud (ONS), entrega otra cifra que analiza un periodo más reciente. Entre 2010 y 2109, 364.113 muertes podrían haber sido evitadas por el sistema de salud.
Sin embargo, es importante tener un panorama más amplio de esta cifra, difundida ampliamente por los medios de comunicación y el mismo presidente. El informe es claro al afirmar que la proporción de muertes evitables por el sistema de salud ha presentado un descenso desde 1981 hasta 2019. En 1979 —que es la fecha desde la que se empieza este análisis— el porcentaje de muertes evitables por el sistema de salud era del 28,4 %, mientras que en 2019 era del 16,4 %.
Acá es importante hacer otra aclaración: para 2020 y 2021 se presentó un aumento en la cantidad y porcentaje de las muertes evitables en el país por cuenta del covid-19. Y es que en el país, toda muerte por covid-19 ocurrida antes de los 75 años se consideró como muerte evitable. En 2020 ese porcentaje subió hasta el 24,1 %, mientras que en 2021 se ubicó en 29,6 %.
Aunque el informe destaca que ha habido mejoras en las tasas de mortalidad evitable que son atribuibles en el sistema de salud, señala que el porcentaje actual supera el 16 % (sin tener en cuenta los años donde se presentó la emergencia sanitaria).
“Este hallazgo plantea importantes desafíos para todos los actores del sistema de salud y, en general, de todos los sectores del Estado”, apunta el informe. Uno de los asuntos que más destacan desde el ONS es la disminución de las inequidades al interior del país.
Entre las recomendaciones que da el informe señala que “se debe mejorar el acceso y la calidad a los servicios de salud con enfoque preventivos y de promoción de la salud, cuyos efectos se verán en el mediano plazo, pero garantizando la atención curativa y paliativa de las patologías en curso de aparición o ya instauradas o diagnosticadas”.
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