Las preguntas con respecto a la vacunación de los indígenas del Amazonas
El Plan Nacional de Vacunación priorizará a los médicos tradicionales y sabedores indígenas en segunda etapa. Los interrogantes frente a la logística de la vacunación en una zona tan compleja aún están sin resolver.
Infoamazonia
Las comunidades indígenas que habitan la Amazonia fueron las primeras en conocer los coletazos iniciales del coronavirus en Colombia. Los pasos fronterizos -casi invisibles-, la falla histórica de un sistema de salud que aún no ha logrado articularse en el territorio y la falta de control epidemiológico que al día de hoy desconoce las cifras reales de muertos o contagios en las zonas más alejadas de la selva fueron problemas que sufrió la región con la llegada del virus. Ahora esos mismos pueblos ancestrales enfrentan un nuevo reto: poderse acoplar a un plan de vacunación que, al parecer, tampoco fue pensado para ellos. (Lea:Minsalud revela detalles del plan de vacunación)
En el Decreto 109 de 2021, en el que se expone el Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19, se hacen solo dos precisiones hacia la población indígena. La primera, en la fase uno, etapa 2, explica que se realizará la inmunización para todos los “médicos tradicionales, sabedores ancestrales y promotores comunitarios en salud propia”. Y la segunda, también en la primera fase, etapa 3, hace referencia a la priorización de los integrantes de la Guardia Indígena y Cimarrona. Sin embargo, en el documento de 28 páginas no se entregan más detalles de logística de la que es una de las regiones que tiene mayores problemas de acceso al sistema de salud.
De entrada, el Plan Nacional de Vacunación está pensado en dos grandes frases, y cinco etapas, que tienen como objetivo priorizar a la población más vulnerable al virus. Sin embargo, en territorios como la Amazonia, donde aún el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) no ha sido efectivo por fallas históricas en la región, las jornadas de vacunación programadas podrían ser un problema. “Habrá territorios en los que es imposible hacerlo por fases por tema de costos operativos y por tema de probabilidades de no encontrar a la población en una segunda visita, porque hay zonas con comunidades dispersas en la Amazonia”, explicó Pablo Martínez, médico y salubrista de la ONG Sinergias, quien trabaja por la salud de los pueblos indígenas de la región. (Lea: Este sería el cronograma de la llegada de las vacunas de COVID-19 a Colombia)
No obstante, y aun contando con que las comunidades se mantengan en sus resguardos a la espera de una segunda jornada de vacunación correspondiente a su fase, para Martínez también existe una imprecisión en la categorización de sabedor que aparece en el decreto, otro motivo que podría retrasar aún más la logística de la inmunización. “Lo que se ha hecho es hablar de los médicos tradicionales, que son personas que hacen curaciones. Pero un sabedor es una cosa mucho más amplia, es una persona que tiene un conocimiento que es fundamental para la supervivencia de una sociedad”, comentó.
Pablo Montoya, también salubrista y director de la ONG Sinergias, habló de otro obstáculo más en la estrategia de un plan que funciona muy bien para las ciudades, pero que en territorios más alejados representa problemas. Para Montoya, siguiendo con la lógica de priorización, el personal de salud y los adultos mayores en varias comunidades de la Amazonia no son suficientes para justificar varias visitas hasta culminar con las fases. “Si vemos el personal de salud que se tiene en los grupos prioritarios, son muy pocas personas. Lo mismo pasa con los adultos mayores que, si bien progresivo, sigue siendo una cifra muy baja”, señaló.Lo cierto es que aunque el Plan Nacional de Vacunación es impreciso en esos aspectos cruciales para entender el cómo, el Decreto 109 en la segunda fase, parágrafo 5, sí abre una puerta que podría solucionar algunos obstáculos, pues explica que en los ámbitos territoriales con alta ruralidad o en los resguardos indígenas se podrían unificar las fases y las etapas con el fin de garantizar la vacunación en su totalidad. Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud, le confirmó a este diario que “cuando lleguemos a la Colombia profunda se romperán las etapas y vamos a ir a esos territorios a vacunar al 100 % de la población priorizada. Los únicos que estarían excluidos, mientras no llegue la evidencia científica, serían los menores de edad y las mujeres embarazadas”, aseguró.
Según cifras de las autoridades territoriales, que aún no han sido confirmadas por el Ministerio de Salud porque están en constante cambio, en la etapa 1 llegarían al Amazonas 702 dosis; en la etapa 2, 4.195; en la 3, 1.274; en la 4, 5.665, y en la 5, 20.436. Y el tipo de vacuna que se utilizará, según aseveró Gerson Bermont, sería la de Janssen, que es de una sola dosis.
Para las organizaciones que trabajan con comunidades indígenas hay un reto más, que es tan fundamental que podría llegar a afectar por completo las jornadas de inmunización: la consulta y la concertación de las autoridades tradicionales de los pueblos. Al respecto, Bermont señaló que el Minsalud ya está cuadrando con el Ministerio del Interior para coordinar las primeras visitas que tienen como objetivo no solo cuadrar los temas logísticos de entrada a territorio, sino buscar información de lo que representa el proceso de inmunización.
Martínez, por su parte, dijo que a la fecha, faltando 16 días para la llegada de las primeras dosis, nadie ha hablado con los indígenas y no se ha explicado la importancia, las consecuencias y los beneficios de la vacunación contra el virus, en comunidades donde este tema aún se debate. “Uno de los grandes problemas es que nadie ha hablado con los indígenas y para muchos es claro que entre ellos hay una discusión muy fuerte frente a todas las vacunas, pero nadie se ha sentado con las organizaciones. No sería raro que en el momento que vayan a implementar muchas autoridades digan ‘a mi gente no la vacunan’”.
La falta de comunicación y de información oportuna en zonas alejadas, donde no siempre llega internet o televisión, ha sido una de las fallas más grandes en la pandemia. Y aunque organizaciones como la ONG Sinergias intentaron alcanzar los territorios más alejados con apuestas como el programa de radio El Canto del Tucán, que explicaba con ejemplos que se acercaban a esa realidad de qué se trataba el virus, aún no ha sido suficiente. “Creo que hay un problema de información. Hay personas que tienen resistencia a la vacunación, pero se podría solucionar desde que haya un diálogo, y eso todavía no ha ocurrido”, concluyó Pablo Montoya, director de la organización.
*Infoamazonia es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team y El Espectador.
Las comunidades indígenas que habitan la Amazonia fueron las primeras en conocer los coletazos iniciales del coronavirus en Colombia. Los pasos fronterizos -casi invisibles-, la falla histórica de un sistema de salud que aún no ha logrado articularse en el territorio y la falta de control epidemiológico que al día de hoy desconoce las cifras reales de muertos o contagios en las zonas más alejadas de la selva fueron problemas que sufrió la región con la llegada del virus. Ahora esos mismos pueblos ancestrales enfrentan un nuevo reto: poderse acoplar a un plan de vacunación que, al parecer, tampoco fue pensado para ellos. (Lea:Minsalud revela detalles del plan de vacunación)
En el Decreto 109 de 2021, en el que se expone el Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19, se hacen solo dos precisiones hacia la población indígena. La primera, en la fase uno, etapa 2, explica que se realizará la inmunización para todos los “médicos tradicionales, sabedores ancestrales y promotores comunitarios en salud propia”. Y la segunda, también en la primera fase, etapa 3, hace referencia a la priorización de los integrantes de la Guardia Indígena y Cimarrona. Sin embargo, en el documento de 28 páginas no se entregan más detalles de logística de la que es una de las regiones que tiene mayores problemas de acceso al sistema de salud.
De entrada, el Plan Nacional de Vacunación está pensado en dos grandes frases, y cinco etapas, que tienen como objetivo priorizar a la población más vulnerable al virus. Sin embargo, en territorios como la Amazonia, donde aún el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) no ha sido efectivo por fallas históricas en la región, las jornadas de vacunación programadas podrían ser un problema. “Habrá territorios en los que es imposible hacerlo por fases por tema de costos operativos y por tema de probabilidades de no encontrar a la población en una segunda visita, porque hay zonas con comunidades dispersas en la Amazonia”, explicó Pablo Martínez, médico y salubrista de la ONG Sinergias, quien trabaja por la salud de los pueblos indígenas de la región. (Lea: Este sería el cronograma de la llegada de las vacunas de COVID-19 a Colombia)
No obstante, y aun contando con que las comunidades se mantengan en sus resguardos a la espera de una segunda jornada de vacunación correspondiente a su fase, para Martínez también existe una imprecisión en la categorización de sabedor que aparece en el decreto, otro motivo que podría retrasar aún más la logística de la inmunización. “Lo que se ha hecho es hablar de los médicos tradicionales, que son personas que hacen curaciones. Pero un sabedor es una cosa mucho más amplia, es una persona que tiene un conocimiento que es fundamental para la supervivencia de una sociedad”, comentó.
Pablo Montoya, también salubrista y director de la ONG Sinergias, habló de otro obstáculo más en la estrategia de un plan que funciona muy bien para las ciudades, pero que en territorios más alejados representa problemas. Para Montoya, siguiendo con la lógica de priorización, el personal de salud y los adultos mayores en varias comunidades de la Amazonia no son suficientes para justificar varias visitas hasta culminar con las fases. “Si vemos el personal de salud que se tiene en los grupos prioritarios, son muy pocas personas. Lo mismo pasa con los adultos mayores que, si bien progresivo, sigue siendo una cifra muy baja”, señaló.Lo cierto es que aunque el Plan Nacional de Vacunación es impreciso en esos aspectos cruciales para entender el cómo, el Decreto 109 en la segunda fase, parágrafo 5, sí abre una puerta que podría solucionar algunos obstáculos, pues explica que en los ámbitos territoriales con alta ruralidad o en los resguardos indígenas se podrían unificar las fases y las etapas con el fin de garantizar la vacunación en su totalidad. Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud, le confirmó a este diario que “cuando lleguemos a la Colombia profunda se romperán las etapas y vamos a ir a esos territorios a vacunar al 100 % de la población priorizada. Los únicos que estarían excluidos, mientras no llegue la evidencia científica, serían los menores de edad y las mujeres embarazadas”, aseguró.
Según cifras de las autoridades territoriales, que aún no han sido confirmadas por el Ministerio de Salud porque están en constante cambio, en la etapa 1 llegarían al Amazonas 702 dosis; en la etapa 2, 4.195; en la 3, 1.274; en la 4, 5.665, y en la 5, 20.436. Y el tipo de vacuna que se utilizará, según aseveró Gerson Bermont, sería la de Janssen, que es de una sola dosis.
Para las organizaciones que trabajan con comunidades indígenas hay un reto más, que es tan fundamental que podría llegar a afectar por completo las jornadas de inmunización: la consulta y la concertación de las autoridades tradicionales de los pueblos. Al respecto, Bermont señaló que el Minsalud ya está cuadrando con el Ministerio del Interior para coordinar las primeras visitas que tienen como objetivo no solo cuadrar los temas logísticos de entrada a territorio, sino buscar información de lo que representa el proceso de inmunización.
Martínez, por su parte, dijo que a la fecha, faltando 16 días para la llegada de las primeras dosis, nadie ha hablado con los indígenas y no se ha explicado la importancia, las consecuencias y los beneficios de la vacunación contra el virus, en comunidades donde este tema aún se debate. “Uno de los grandes problemas es que nadie ha hablado con los indígenas y para muchos es claro que entre ellos hay una discusión muy fuerte frente a todas las vacunas, pero nadie se ha sentado con las organizaciones. No sería raro que en el momento que vayan a implementar muchas autoridades digan ‘a mi gente no la vacunan’”.
La falta de comunicación y de información oportuna en zonas alejadas, donde no siempre llega internet o televisión, ha sido una de las fallas más grandes en la pandemia. Y aunque organizaciones como la ONG Sinergias intentaron alcanzar los territorios más alejados con apuestas como el programa de radio El Canto del Tucán, que explicaba con ejemplos que se acercaban a esa realidad de qué se trataba el virus, aún no ha sido suficiente. “Creo que hay un problema de información. Hay personas que tienen resistencia a la vacunación, pero se podría solucionar desde que haya un diálogo, y eso todavía no ha ocurrido”, concluyó Pablo Montoya, director de la organización.
*Infoamazonia es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team y El Espectador.