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Cuba es el único país latinoamericano que está inmunizando a su población contra el COVID-19 con vacunas nacionales. En el último año las autoridades sanitarias de la isla han autorizado dos esquemas de vacunación: Soberana 02 y Abdala, ambos con aplicaciones de tres dosis cada una.
El país había vacunado hasta el pasado 18 de noviembre al 89% de la población, incluidos niños de hasta 2 años, con al menos una dosis. Sobre la eficacia de las vacunas vacunas se conoce lo siguiente: respecto a Soberana 02, hay un preprint (un artículo que no ha sido sometido a revisión por pares) publicado en medRxiv.
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Allí se señala que dos dosis de Soberana 02 alcanzan una eficacia del 71,0% en la población adulta de 19 a 80 años. Cuando a ese esquema se le suma una tercera dosis, la Soberana Plus, esa eficacia aumenta a 92,4%. Ese estudio, de Fase III, se llevó a cabo con 44.031 participantes.
Respecto a Abdala, el otro esquema de vacunación, también de tres dosis, se conoce un informe publicado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) cubano de mediados de julio pasado. En él se reseñó que Abdala tenía una eficacia del 92,28%. Ese estudio no han sido publicado en ninguna revista y por ende tampoco ha sido revisado por pares.
Otro estudio, publicado ahora en la revista científica The Lancet el pasado 2 de septiembre de 2021, describe los resultados de un ensayo clínico de Fase 1 de Soberana 02. En él se señala que la vacuna demostró seguridad y altos niveles de anticuerpos neutralizantes en sujetos de 19 a 59 años, convalecientes de COVID-19, para quienes estaba diseñado el ensayo.
Desde el pasado 22 de noviembre se encuentra publicado en la sección de noticias web de la revista científica Nature un artículo periodístico que hace un recorrido temporal desde que la isla, sujeta de un embargo de EE.UU., vio la necesidad de desarrollar su propia estrategia contra el COVID-19.
La autora es la periodista Sara Reardon. En su artículo analiza el proceso cubano para el desarrollo de sus vacunas, consultando voces expertas como la Craig Laferrière, jefe de desarrollo de vacunas de Novateur Ventures en Toronto, Canadá.
Laferrière señala que a diferencia de las vacunas de ARN mensajero (ARNm) producidas por Pfizer y Moderna, “las vacunas de proteínas (como la vacuna) no necesitan mantenerse a temperaturas extremadamente bajas, lo que facilita su distribución en áreas remotas”. Sin embargo, Laferrière también dice que no hay certeza cuánto tiempo durará la inmunidad conferida por la vacuna.
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Soberana 02 y Abdala son vacunas de subunidades proteicas. Para su creación, los científicos utilizan una proteína viral o parte de ella, para inducir una respuesta protectora en la persona. Pese a que la OMS no ha autorizado el uso de emergencia de ninguna vacuna cubana, la isla ya la exporta a países como Venezuela, Irán, Vietnam o Nicaragua.
*Nota editorial, 24 de noviembre (2021), 8:51 p.m.: El título de este artículo fue cambiado porque no aclaraba que hacía referencia a un texto periodístico publicado en la revista Nature y no a un artículo científico. También modificamos unos apartados para evitar confusiones.