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El profesor Germán Poveda es una persona que conoce de cerca al fenómeno de El Niño. Es PhD en ingeniería Recursos Hídricos y lleva más tres décadas estudiándolo. Tiene una buena frase que resume lo que implica este fenómeno: “No he encontrado un solo sector que no resulte afectado por el fenómeno de El Niño”. (Lea ¿Por qué el Ideam declara el fenómeno de El Niño si en gran parte del país llueve?)
Para solo mencionar un par de casos populares, El Niño genera dificultades en el sector agrícola y en el sector energético. A finales de 2015 y a principios de 2016, por ejemplo, cuando también se presentó este fenómeno, hubo una reducción del nivel de agua acumulada en los embalses de las hidroeléctricas a menos del 25%. Aunque cerraron con el 74%, señala el último Estudio Nacional del Agua del Ideam (2023), a inicios de 2020 se encontraban por debajo del 50 %.
Pero hay un sector del no se suele hablar con mucha frecuencia cuando se menciona a El Niño que, ya oficialmente, está en Colombia: la salud. Sin embargo, guarda una estrecha relación.
Hay muchos ejemplos para explicarlo. Uno de los que más ha estudiado Poveda es el de la malaria. “A mí, en particular, me inquieta mucho lo que pasa con la malaria, especialmente, porque hemos publicado varios artículos y hemos hecho mucha divulgación sobre lo que sucede cuando tenemos el fenómeno de El Niño, pero aún hay una brecha y mucha población resulta afectada”, le había dicho Poveda a El Espectador hace un par de meses.
Poveda y un grupo de investigadores, entre los que están los médicos William Rojas e Iván Darío Vélez, director del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (PECET), de la U. de Antioquia, han probado que con las sequías de El Niño aumentan los casos de malaria, una enfermedad causada por el parásito Plasmodium falciparum o Plasmodium vivax, que es transmitido por mosquitos Anopheles.
En sus investigaciones también han comprobado que los insectos, a diferencia de otros animales, no regulan su temperatura interna, sino que dependen de la temperatura externa. Eso hace que el metabolismo de las hembras Anopheles —que son las que pican— se acelere y “necesiten” sangre con más frecuencia para sobrevivir. También observaron que ponían huevos de forma más usual (cada tres días y no cuatro, como solía sucedía). En otras palabras, picaban más a menudo y por eso las posibilidades de infectar a los humanos crecían. (Lea ¿Cómo se podría manifestar el fenómeno de El Niño en Colombia, según cada región?)
Sus estudios, en los que ha demostrado que este insecto también sufre cambios (su tiempo de reproducción se reproduce), han sido publicados en revistas como Tropical Medicine & International Health, Malaria journal o Current Opinion in Environmental Sustainability.
De hecho, Colombia hoy enfrenta un brote de malaria. Según el Instituto Nacional de Salud (INS), al 12 de octubre de 2023, habían sido notificados 77.431 casos, un 20% más que los reportados en 2019 y un 30% más que los que hubo en 2022. Erradicarla ha sido un sueño imposible de cumplir para quienes trabajan en salud pública, como explicamos en este artículo.
Como había señalado el Ministerio de Salud a finales de octubre, El Niño también está relacionado con un aumento de la incidencia de las enfermedades transmitidas por vectores como las arbovirosis, que incluye el dengue, zika y chikungunya, entre otras enfermedades.
Estas “arbovirosis están ligadas a estos fenómenos de variabilidad climática como el Fenómeno El Niño. Las personas que viven en área urbana por debajo de los 2.200 metros sobre el nivel del mar o que se desplacen a tierra caliente deben evitar la picadura de mosquitos y adoptar medidas de autoprotección”. Además, recordaba, deben “eliminar el agua acumulada dentro y alrededor de la vivienda que puedan servir de criaderos de larvas de mosquito”.
Así mismo, recordaba que durante la ocurrencia de El Niño puede aumentar el riesgo de enfermedades que se pueden prevenir a través de la vacunación. “En sitios con difícil acceso al agua potable aumenta el riesgo de enfermedades diarreicas (EDA), la meningitis meningocócica, así como el riesgo de aumento de enfermedades respiratorias como consecuencia de los vientos cargados de polvo, el frío nocturno y las infecciones de las vías respiratorias”, advertía la cartera encabezada por Guillermo Alfonso Jaramillo.
Golpes de calor, picaduras e incendios forestales
Además de las enfermedades transmitidas por vectores, hay otros buenos motivos para que las personas que viven en Colombia adopten medidas para cuidar su salud con llegada del fenómeno de El Niño. Uno de ellos está relacionado con el posible incremento de incendios forestales
Como explicó el Ministerio de Ambiente, hay 176 municipios vulnerables a sufrir desabastecimiento de agua, afectaciones por sequía o incendios forestales. De estos, 33 de esos municipios presentan alta susceptibilidad; 78, moderada, y 65, baja.
En esos territorios, es posible que, si ocurren incendios, sus pobladores se vean afectados por el material particulado (PM), esas diminutas partículas imperceptibles al ojo humano que pueden entrar al organismo. En casos de una gran exposición, pueden causar enfermedades respiratorias.
Por eso es crucial, como señalaba el Minsalud, “protegerse del fuego cerrando todas las puertas y ventanas. También se puede poner trapos mojados en las rendijas para impedir el paso del humo”. En caso de que tengan problemas para respirar, las personas deben evacuar. Si hay habitantes que tienen EPOC o asma, lo adecuado es que consulten con su médico.
Como con El Niño suelen aumentar las temperaturas en gran parte del país y disminuyen las lluvias, hay otro motivo crucial para pensar en nuestra salud: los golpes de calor. “La exposición prolongada a altas temperaturas y humedad o el esfuerzo físico intenso (ejercicios) en altas temperaturas pueden poner en dificultades al cuerpo para regular la temperatura corporal”, recuerda el Minsalud.
Para evitar que eso suceda, es clave que en esos territorios las personas tengan hidratación constante y cuiden su alimentación. En los horarios de mucho calor, deben permanecer en lugares ventilados y fresco. Quienes son adultos mayores, niños o tienen enfermedades crónicas, deben tener especial cuidado.
Así mismo, es clave que cuiden de la larga exposición a los rayos ultravioleta, sobre todo en los horarios de mayor intensidad: entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde. Daños en la piel y en los ojos son algunas de las consecuencias de no tener una protección adecuada.
Por último, hay una muy buena razón para tener cuidado con la salud con la llegada de El Niño. “Los cambios en el clima que se asocian a este fenómeno de El Niño”, recuerda el Minsalud, “se encuentran relacionados con el aumento de accidentes ofídicos por picaduras de escorpión, serpientes o intoxicación por orugas venenosas”. Por eso, es crucial tener especial cuidado en territorios rurales.
En el caso colombiano, como lo señala el Protocolo de vigilancia de accidente ofídico del Instituto Nacional de Salud, las serpientes de importancia médica están agrupadas en dos familias: Viperidae y Elapidae. La primera es la más importante desde el punto de vista médico en las Américas: los géneros Bothrops, Porthidium, Bothriopsis y Bothriechis son los responsables del 90-95 % de los accidentes ofídicos.
Este año, en nuestro país, donde hay 49 especies venenosas para los humanos, ha habido un 11,1% más de casos de accidentes ofídicos respecto al 2022. El 60% de los casos se presentan en algún miembro inferior. La mayoría de las mordeduras (39%) ocurren en actividades relacionadas con la agricultura.
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