Lecciones sobre el tapabocas desde una peluquería en Estados Unidos

Hace seis meses una parte de los estudios para entender la pandemia se concentraron en los lugares donde se producían focos de infección. Al documentar un caso tras otros los científicos llegaron a la conclusión que los sitios cerrados, concurridos y donde se producía contactos cercanos entre las personas constituían los de mayor riesgo. (Lea: Historia del coronavirus en un restaurante chino con aire acondicionado)

Ahora, parte de sus esfuerzos están dirigidos a entender qué pasa cuando en esos mismos lugares los ciudadanos cumplen con las normas básicas de cuidado como uso de tapabocas y lavado de manos.  En una peluquería en Arlington, Virginia, un grupo de investigadores encontró razones para seguir insistiendo en los beneficios del uso adecuado de tapabocas. 

Investigadores del Centro de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos pudieron establecer que el 12 de mayo de 2020 (día 0), un estilista en un salón de la peluquería en Springfield, Missouri (estilista A), desarrolló síntomas respiratorios y continuó trabajando con los clientes hasta el día 8, cuando recibió un resultado positivo para el SARS-CoV- 2. 

Un segundo estilista (estilista B), que había estado expuesto al estilista A, desarrolló síntomas respiratorios el 15 de mayo de 2020 (día 3), y trabajó con clientes en el salón A hasta el día 8 antes de buscar la prueba de SARS-CoV-2, lo que arrojó un resultado positivo en el día 10. Los investigadores pudieron establecer con precisión que un total de 139 clientes fueron atendidos directamente por los estilistas A y B desde el momento en que desarrollaron síntomas hasta que se retiraron del trabajo. 

Por suerte ambos estilistas habían cumplido con el uso de recubrimientos faciales. Ellos usaban máscaras quirúrgicas, respiradores N95, y a sus clientes les habían obligado a cubrirse con tapabocas de tela. 

Después de hacer seguimiento a todos los clientes y sus contactos, se pudo comprobar que ninguno desarrolló síntomas. 

“Estos hallazgos respaldan el papel del control de la fuente en la prevención de la transmisión y pueden informar el desarrollo de la política de salud pública durante la pandemia de COVID-19. A medida que se levantan las órdenes de quedarse en casa, las interacciones profesionales y sociales en la comunidad presentarán más oportunidades para la propagación del SARS-CoV-2. Una implementación más amplia de las políticas de enmascaramiento podría mitigar la propagación de la infección en la población general”, escribieron en su artículo los investigadores. 

Hace seis meses una parte de los estudios para entender la pandemia se concentraron en los lugares donde se producían focos de infección. Al documentar un caso tras otros los científicos llegaron a la conclusión que los sitios cerrados, concurridos y donde se producía contactos cercanos entre las personas constituían los de mayor riesgo. (Lea: Historia del coronavirus en un restaurante chino con aire acondicionado)

Ahora, parte de sus esfuerzos están dirigidos a entender qué pasa cuando en esos mismos lugares los ciudadanos cumplen con las normas básicas de cuidado como uso de tapabocas y lavado de manos.  En una peluquería en Arlington, Virginia, un grupo de investigadores encontró razones para seguir insistiendo en los beneficios del uso adecuado de tapabocas. 

Investigadores del Centro de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos pudieron establecer que el 12 de mayo de 2020 (día 0), un estilista en un salón de la peluquería en Springfield, Missouri (estilista A), desarrolló síntomas respiratorios y continuó trabajando con los clientes hasta el día 8, cuando recibió un resultado positivo para el SARS-CoV- 2. 

Un segundo estilista (estilista B), que había estado expuesto al estilista A, desarrolló síntomas respiratorios el 15 de mayo de 2020 (día 3), y trabajó con clientes en el salón A hasta el día 8 antes de buscar la prueba de SARS-CoV-2, lo que arrojó un resultado positivo en el día 10. Los investigadores pudieron establecer con precisión que un total de 139 clientes fueron atendidos directamente por los estilistas A y B desde el momento en que desarrollaron síntomas hasta que se retiraron del trabajo. 

Por suerte ambos estilistas habían cumplido con el uso de recubrimientos faciales. Ellos usaban máscaras quirúrgicas, respiradores N95, y a sus clientes les habían obligado a cubrirse con tapabocas de tela. 

Después de hacer seguimiento a todos los clientes y sus contactos, se pudo comprobar que ninguno desarrolló síntomas. 

“Estos hallazgos respaldan el papel del control de la fuente en la prevención de la transmisión y pueden informar el desarrollo de la política de salud pública durante la pandemia de COVID-19. A medida que se levantan las órdenes de quedarse en casa, las interacciones profesionales y sociales en la comunidad presentarán más oportunidades para la propagación del SARS-CoV-2. Una implementación más amplia de las políticas de enmascaramiento podría mitigar la propagación de la infección en la población general”, escribieron en su artículo los investigadores.