“Salud sigue jugando un papel fundamental” en el futuro de Compensar
Agosto será un mes clave para la petición de salida voluntaria del sistema de salud que solicitó Compensar EPS en abril pasado. El Espectador habló con Carlos Mauricio Vásquez, director General de Compensar, para conocer en qué va ese proceso y cuál es el futuro de esa caja de compensación en el sistema de salud.
Juan Diego Quiceno
Si los tiempos no sufren ninguna modificación de última hora, agosto será el mes en el que la Superintendencia de Salud deberá tomar una decisión sobre la petición de liquidación voluntaria que elevó Compensar EPS el pasado 5 de abril.
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Si los tiempos no sufren ninguna modificación de última hora, agosto será el mes en el que la Superintendencia de Salud deberá tomar una decisión sobre la petición de liquidación voluntaria que elevó Compensar EPS el pasado 5 de abril.
Carlos Mauricio Vásquez Páez, director general de Compensar, hace un balance de la participación de la caja de compensación en el sistema de salud. Reitera que aunque la intención es abandonar el sistema como EPS, la salud sigue jugando un papel clave en el futuro de la empresa. “Tendremos que tratar de aterrizar la mejor forma de seguir participando en salud. Hoy en día tenemos una infraestructura que es muy robusta para la prestación y que sigue a disposición. Estamos trabajando”, asegura,
¿Cómo va el proceso de liquidación voluntaria que adelanta Compensar de su programa de salud con la Supersalud?
Con la Superintendencia hemos establecido una conversación muy fluida. De tal manera que ellos nos han puesto sobre la mesa cuáles son las preguntas correctas que hay que hacer para mitigar el riesgo de la liquidación, que es la promesa que, entiendo, hace la Superintendencia. La aprobación está sujeta principalmente a que la Supersalud confirme y esté segura de que se mitiguen todos los riesgos frente a todo el mercado: pacientes, proveedores, la misma ciudad. Por eso la conversación es muy importante.
Con ellos (Supersalud) llevamos un buen tiempo en esa conversación: hacen los cuestionamientos, nosotros respondemos rápidamente, justificamos, y eso lo que ha producido es una dinámica de trabajo que hoy nos tiene adelantados. La Superintendencia de todas maneras no puede tomar una decisión antes de cuatro meses de la fecha en la que nosotros hicimos la solicitud, que si no estoy mal fue el 5 de abril, porque la ley establece que ese es el tiempo mínimo para que todo el mercado, y todos los interesados, tengan tiempo suficiente para estar enterados del proceso.
Hemos aprovechado este tiempo para cubrir todos los requerimientos, para dejar al día las cuentas de pago, para aclarar todas las dudas. Yo considero que vamos en un ritmo razonable y con un trabajo juicioso.
Respecto a ese proceso de liquidación voluntaria, ¿acordar el pago con los prestadores ha sido lo más complejo? Hizo mucho ruido la carta que envió la EPS a sus prestadores estableciendo un tiempo de 11 años para pagar
Lo más complejo siempre serán los pacientes, porque nosotros tenemos una relación que es emocional con el paciente. Tener que decirles que ya no más es lo más complejo. Pero también con los prestadores. Ha sido difícil terminar esta etapa bien, donde todos entiendan que no estamos en las buenas, que hay que hacer unos sacrificios de lado y lado, pero que Compensar tiene toda la intención de hacer la liquidación correcta, de pagarle a todo el mundo lo que razonablemente se debe.
Frente a los flujos disponibles a futuro para hacer este pago, sí se plantea que uno puede llegar hasta ese tiempo que la carta mencionó. Por supuesto, eso es trabajando sobre el escenario más ácido, sobre todas las dificultades que enfrenta el sistema. En la práctica, nos hemos sentado con cada una de las instituciones a mirar cada caso. Esperamos que esos recursos no lleguen en un plazo tan largo. Esperamos que, incluso, en muchos casos puedan ser cubiertos con otro tipo de activos. Si reactiváramos la operación, que no sería con recursos de la UPC (la plata que el Estado gira a las EPS por la atención de los afiliados), podríamos también hacer acuerdos. En todos los sentidos, yo creo que esto es lo más difícil que ha vivido Compensar en sus 45 años. Pero fue lo que nos tocó y tenemos que abordarlo responsablemente.
¿Cuánto le debe el sistema de salud a Compensar?
Hay unas deudas que están sobre los $300 mil millones, que tienen un buen tiempo. Son, en su mayoría, de recursos distintos a la UPC. No son platas corrientes. Normalmente, cuando se le pregunta a la Adres (el banco de la salud) sobre eso, ellos responden sobre los flujos corrientes. Nosotros, cuando estamos abordando la situación de deuda, lo hacemos sobre deudas pasadas, algunas anteriores a este gobierno.
Estos recursos hacen parte de un activo que esperamos que sea reconocido, que nos ayude, por supuesto, a contribuir a todo ese flujo para pagar a la red. Eso representa un porcentaje muy importante de lo que va a ser el total de liquidación: puede ser el 33%, casi 35%, de la liquidación a precio de hoy, antes de que se acabe la operación. Puede que sea un poquito más, un poquito menos en el futuro, pero es un montón de plata. (Puede ver: Bogotá ya tiene un plan para controlar las ratas; se priorizaron 32 puntos)
¿El gobierno les ha dado un tiempo o un plan para pagarles eso?
Hoy yo no tengo la certeza de cuándo es el desembolso.
La liquidación del programa de salud de Compensar, ¿tiene la posibilidad de poner en riesgo la caja de compensación?
Desde que empezó la discusión sobre la reforma a la salud, hicimos proyecciones sobre hasta dónde podíamos aguantar y tratamos de aguantar lo más posible porque teníamos expectativas de participar, pero cuando ya esto para nosotros se volvió inviable, rápidamente pasamos a hacer este ejercicio de salida voluntaria. El gran objetivo siempre ha sido que Compensar, como caja, no se afecte. Quiero ser claro: los recursos de la caja de compensación, del 4% de los aportes de los empresarios, no se pueden utilizar para financiar nada de salud. Esos recursos están protegidos.
Nosotros vivimos una situación que es curiosa, porque es como bipolar: de un lado (la salud), es una situación de crisis enorme con pérdidas todos los meses, pero del otro lado, una caja de compensación que va vigorosa, que sigue creciendo, recibiendo muchos afiliados anualmente, y que ha hecho un esfuerzo de racionalización administrativa importante. Todo eso se cruza al final, no porque una plata cubra la otra, sino porque como es un solo NIT, al final hay que reunir las cifras, pero la caja sigue vigorosa, y preciso por eso, en la liquidación tendremos que asumir recursos, no solamente los que tenemos en reserva, sino otros que tiene la caja, diferentes al 4%.
Mirando hacia atrás, y considerando estos riesgos, ¿es posible arrepentirse de la decisión que tomó Compensar de entrar al sistema de salud como asegurador?
No. Hemos pensado mucho en esa pregunta. La labor que ha hecho la EPS es una labor muy interesante y valiosa de la que no nos arrepentimos y que ahora se ha evidenciado, desafortunadamente, en este momento de crisis. Hemos asumido la responsabilidad por el paciente. Hoy, cuando un paciente se queja o cuando tiene una dolencia, no va ni a la droguería, ni al que le hizo el medicamento, y ni siquiera a la institución que le prestó el servicio. Le pone la queja, la tutela, o lo que sea, a la EPS, porque sabe que la EPS le va a responder. Aunque sea un tema muy difícil, eso desarrolló una relación emocional entre el asegurador y el paciente, que es difícil de obtener en un mercado, y más en el mercado de salud, que es tan delicado.
Hay, en segundo lugar, una evidencia de que, en los casos en que lo hemos hecho bien, las EPS logramos mitigar todo el crecimiento desbordado en los costos del sistema de salud. Para ese crecimiento, le pongo un ejemplo: los medicamentos han pasado de pesar, a principios del siglo, el 7% de la UPC, a pesar el 30%. Eso es una cosa que ninguno de nosotros puede absorber, porque ha crecido mucho más que la inflación y mucho más que la distribución normal de los costos. Todas esas cosas, si uno no tiene un control absoluto de los números, un gran cuidado, se convierte en un enorme riesgo.
En tercer lugar, esta relación de largo plazo nos ha generado una muy buena adherencia con la red de prestación. Entendemos hoy mejor cómo se comporta la salud, cuál es la cadena completa, y si por alguna razón tuviéramos la oportunidad de replicarla en el exterior, porque hay otros países en donde se ve de manera interesante este modelo, ya tenemos una experiencia fantástica para poderlo hacer.
¿Cuál es el futuro de Compensar en el sistema de salud?
Nos declaramos como una plataforma integral de bienestar. Salud sigue jugando un papel fundamental. Tendremos que tratar de aterrizar la mejor forma de seguir participando en salud. Hoy en día tenemos una infraestructura que es muy robusta para la prestación y que sigue a disposición. Estamos trabajando. Mientras podemos entender cuál es el futuro del sistema público de salud, buscaremos una figura para participar de forma directa con los pacientes que tienen plan de Compensar, aprovechando la red, la infraestructura, todo el talento humano de médicos y profesionales que están en Compensar todavía y que queremos que sigan en esta plataforma integral.
¿Es decir que, en el futuro, no se cierra la puerta a volver a ese papel de aseguradora a través de alguna entidad creada por algún proyecto de reforma que sea aprobado?
Yo me paro realistamente en el presente. Creo que el aseguramiento es un modelo que pareciera que no va a funcionar más en los próximos años. No sé qué puede pasar con un modelo puramente público, que es el modelo que, entiendo, está impulsando el Gobierno Nacional. Porque, como le repito, creo que nosotros hemos jugado un papel que es muy interesante. En las propuestas de reforma a la salud se plantea todavía la figura de la Gestora, pero nada de eso es realidad. Nosotros tenemos una principal preocupación y es evitar que la Caja siga asumiendo pérdidas. No queremos estar prestando un mal servicio y menos tener pérdidas que puedan poner en riesgo en un futuro a la caja de compensación. Este es el presente.
De resto, tenemos que estar atentos a cómo evoluciona el sistema de salud. Y claro, uno siempre tiene una esperanza de poder participar en el futuro, pero hoy no lo vemos viable. Pero no es así en la relación que hemos construido con los prestadores y pacientes. Incluso, nosotros tenemos una experiencia de antes de la ley 100 que no depende de ser un asegurador, depende de buscar una figura que agregue valor y que la gente esté dispuesta, eventualmente, a cofinanciar o a pagar una prima o algo de ese estilo, para que sigan recibiendo los servicios y seguir utilizando esta infraestructura.
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