Lo que podemos hacer para reducir el riesgo de alzhéimer, según Francisco Lopera
En esta entrevista concedida a El Espectador (antes de anunciar su retiro), el investigador Francisco Lopera destaca la importancia de implementar políticas públicas para reducir factores de riesgo y prevenir el Alzheimer, especialmente en países en desarrollo como Colombia. ¿Qué tan cerca estamos de una cura?
Juan Diego Quiceno
El doctor Francisco Lopera es el científico colombiano más destacado en el estudio del Alzheimer, una de las formas más prevalentes de demencia que, según estimaciones, afectará a 130 millones de personas para 2050. El investigador lideró durante 40 años el Grupo de Neurociencias de Antioquia (GNA), adscrito a la Universidad de Antioquia. Desde allí, contribuyó a la identificación de una causa genética de la enfermedad, conocida como ‘mutación paisa’. Una vida dedicada al estudio de esta demencia, le valió reconocimientos como el Potamkin Prize for Research in Pick’s, Alzheimer’s, and Related Diseases, otorgado por la Academia Americana de Neurología y la Fundación Americana del Cerebro, y considerado el premio más prestigioso en el campo de la investigación de las enfermedades neurodegenerativas en el mundo.
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El doctor Francisco Lopera es el científico colombiano más destacado en el estudio del Alzheimer, una de las formas más prevalentes de demencia que, según estimaciones, afectará a 130 millones de personas para 2050. El investigador lideró durante 40 años el Grupo de Neurociencias de Antioquia (GNA), adscrito a la Universidad de Antioquia. Desde allí, contribuyó a la identificación de una causa genética de la enfermedad, conocida como ‘mutación paisa’. Una vida dedicada al estudio de esta demencia, le valió reconocimientos como el Potamkin Prize for Research in Pick’s, Alzheimer’s, and Related Diseases, otorgado por la Academia Americana de Neurología y la Fundación Americana del Cerebro, y considerado el premio más prestigioso en el campo de la investigación de las enfermedades neurodegenerativas en el mundo.
Lopera anunció su retiro del GNA el pasado 15 de agosto. “Estoy increíblemente orgulloso de lo que hemos logrado juntos. Aunque esta decisión ha sido difícil, creo que es lo mejor para mi salud y para el futuro del Grupo”, aseguró el colombiano. En esta entrevista, que se realizó antes de ese anuncio, el científico asegura que el estudio del Alzheimer ha avanzado mucho durante los últimos años, y sugiere que la posibilidad de una cura en el futuro se abre paso. Hasta entonces, sin embargo, países como Colombia deberían estar diseñando y aplicado políticas públicas que impacten sobre algunos factores de riesgo. “Eso es lo que lo que están haciendo todos los países desarrollados y han logrado reducir la prevalencia”.
Usted ha dedicado los últimos 30 años de su vida a estudiar en profundidad algunas condiciones del alzhéimer. ¿Cómo llegó a ese tema?
Empezamos a estudiar el Alzheimer y las enfermedades neurodegenerativas en la década de 1980. Estaba yo haciendo residencia en Neurología Clínica cuando tuvimos la oportunidad de recibir un paciente de Belmira, Antioquia, que había perdido la memoria y tenía 47 años. Me llamó la atención dos cosas. Uno, que era muy joven para tener una demencia tipo Alzheimer. Y dos, que tenía historia familiar de otras personas afectadas a una edad temprana: el padre, uno de los abuelos, algunos hermanos. Entonces vimos que era una forma familiar. Decidimos trasladarnos a Belmira para reconstruir historias de demencia. Eso fue en el año 1984.
En el año 1986 publicamos en Acta Médica Colombiana (una revista científica) un artículo sobre la primera familia con demencia tipo Alzheimer familiar de inicio precoz. Rápidamente, fuimos encontrando otras familias en otros municipios de Antioquia como Yarumal, Angostura, Ituango y varios municipios. Hasta el día de hoy, hemos identificado 25 familias con más de 6.000 herederos: 1.200 de ellos son portadores de la mutación paisa, que es la mutación que causa la enfermedad de Alzheimer de inicio precoz. Esa mutación se descubrió en 1995, varias décadas después de haber identificado a las primeras familias.
¿Cuáles son las características de esa mutación?
Es una mutación de causalidad. En el Alzheimer hay genes de causalidad y genes de susceptibilidad. Los genes de causalidad son genes mutados que cuando una persona los hereda, sí o sí va a desarrollar la enfermedad. Entonces, cuando se hereda una mutación de causalidad, la persona está condenada a padecer la enfermedad.
La enfermedad tiene tres grandes etapas. La última etapa es la etapa de demencia, un estado en el cual la persona pierde la memoria, pierde otras capacidades intelectuales, pierde la autonomía y la independencia, requiere de supervisión y de cuidador. Esta etapa tiene una duración de 10 a 15 años o más.
Antes de esa etapa, porque nadie se acuesta bien y amanece demente al otro día, hay un estado de 2 a 5 años que se llama deterioro cognitivo leve, o también lo llamamos “Alzheimer prodrómico” o fase amnésica del Alzheimer. Consiste en que la persona tiene problemas de memoria que lo afectan en la vida laboral, familiar y social, pero no tiene demencia, no tiene pérdida de la autonomía, no tiene pérdida de la independencia, no requiere de supervisión ni cuidador. Puede seguir llevando una vida normal, aunque con muchos problemas de memoria.
Y antes de ese deterioro cognitivo leve, hay otra etapa que dura décadas, y consiste en que la persona no tiene ningún síntoma: no tiene demencia, no tiene problemas de memoria, pero ya tiene en su cerebro depósitos de lo que se llaman las basuras proteicas que causan la enfermedad: amiloide y tau. Son dos basuras que se van depositando silenciosamente en el cerebro y lo van destruyendo. Entonces, las edades críticas son: a los 44 años, que empieza la pérdida de memoria, a los 49 años, donde empieza la demencia, y hacia los 59 o 60 años, cuando generalmente mueren.
En esa primera etapa, en la que no hay síntomas, ¿cómo se diagnostica?
Esa etapa preclínica la hemos dividido en cuatro fases. En la primera fase, desde el nacimiento hasta los 24 años, lo único que permitiría hacer el diagnóstico es el análisis de la mutación. Pero ya después, de los 24 a los 28 años, comienzan a aumentar algunos biomarcadores. Luego, a los 28 años, aparece amiloide en la imagen del cerebro. Posteriormente, hacia los 32 años, una disminución de la memoria, pero sin que la persona se queje de problemas de memoria. Y luego, a los 38 años, aparece la otra basura proteica en el cerebro, tau. A los 44 inician las quejas de memoria.
Entonces, hay una serie de eventos y de circunstancias que podrían permitir hacer un diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer muchos años antes de que empiece.
¿Cuáles son esas cosas que todavía se desconocen de ese Alzheimer?
Se ha avanzado mucho en el conocimiento de la enfermedad. Por ejemplo, hasta hace algunos años, prácticamente solo conocíamos la etapa clínica, desde el deterioro cognitivo leve hasta la demencia. Ahora, con estas formas genéticas hereditarias, hemos tenido la oportunidad de clarificar muy bien las etapas preclínicas y poderlas definir en el tiempo, por lo menos para las formas hereditarias. Entonces, muy probablemente, lo que sigue es que se van a poder definir también las etapas preclínicas en la población general para las formas esporádicas del Alzheimer, es decir, para el Alzheimer no genético, el que no es hereditario. Pero realmente se ha avanzado mucho en el conocimiento de la enfermedad. Lo que todavía es desconocido, es cómo prevenirla y cómo curarla. Pero ya se están dando los primeros pasos en esa tarea.
¿Cómo se origina ese Alzheimer que no es genético?
El Alzheimer esporádico, que es el que tiene la mayor parte de la población y que, además, empieza tardíamente después de los 65 años, tiene genética. Pero la genética es de susceptibilidad. Es decir, que hay una cantidad de genes que dan riesgo de Alzheimer, pero ninguno es capaz de producir la enfermedad. A diferencia del Alzheimer hereditario, en el que un solo gen mutado causa la enfermedad. Hay otros factores ambientales que influyen en las demencias. Por ejemplo, el bajo nivel educativo es un factor de riesgo. La pérdida auditiva es otro. La hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el aislamiento social, la depresión, el sedentarismo, la polución del aire… Todos esos son factores de riesgo que influyen en las demencias.
Por ahora, ¿la única manera de prevenir esta enfermedad es con la gestión de esos factores de riesgo?
Sí, hoy en día se considera que si por políticas de salud pública se controlaran esos factores de riesgo, se podría reducir en un 40% las demencias. Quedaría un 60% que llamamos “demencias por factores no modificables”. Aparentemente, factores no modificables porque esos factores generalmente son genéticos. Pero, incluso, hoy en día ya estamos poniendo en duda que esos factores sean inmodificables. Obviamente, es más complicado, pero también se va a lograr controlar esos factores.
La prevalencia de estos tipos de demencia ha venido creciendo y crecerá en el futuro. ¿A qué se debe ese aumento?
En los países desarrollados no está aumentando la prevalencia, está disminuyendo. Gracias a que ellos iniciaron programas de salud pública para controlar los 12 factores de riesgo, hoy en día tienen un bajón en la prevalencia de las demencias. En cambio, en los países en vía de desarrollo y de bajos ingresos ha aumentado. Está aumentando porque nosotros no estamos controlando esos 12 factores de riesgo modificables. Eso es lo que está pasando. Se sabe que para el año 2050 habrá más o menos 130 millones de personas en el mundo con demencia. Hoy hay 50 millones: se va a triplicar el número de personas con demencia.
¿Cuál ha sido la piedra en el zapato de los científicos para encontrar la cura de esta enfermedad?
En los últimos años, ha habido como una carrera para encontrar esa cura. Sabemos que hay dos basuras que se van depositando en el cerebro y que son las que lo dañan, produciendo la demencia, entonces los investigadores se han concentrado en desarrollar medicamentos que limpien el cerebro de esas basuras. Pero esos medicamentos, muchos de ellos, han fracasado y los que han tenido éxito, dan una mejoría pequeña del 25% o 30%. Es pequeño, pero es un avance.
Lo más interesante es que últimamente se han descubierto genes protectores. Nosotros descubrimos dos seres protegidos que tenían la mutación paisa. Es decir, tenían un gen de causalidad: les debió haber dado la enfermedad a los 44 años. Sin embargo, a una de ellas le empezaron los síntomas a los 72 años, y a la otra le empezaron a los 68 años. O sea, estuvieron protegidos durante más de 20 años del inicio de los síntomas de la enfermedad. A ambos los invitamos a hacerles unos estudios más profundos en Boston (Estados Unidos) y encontramos que ambos eran portadores al mismo tiempo de otro gen mutado que cura la enfermedad. No la cura, estrictamente hablando, porque de todas maneras les dio la enfermedad, pero la retrasó de 24 a 28 años. Como el Alzheimer esporádico empieza a los 65 años, si después de los 65 usted pudiera retrasar 30 años el inicio de la enfermedad, prácticamente sería una cura porque la mayoría de la gente no logra vivir hasta los 95 años. Entonces, esos genes protectores son una vía para la cura y para la prevención.
Lo son, porque podríamos desarrollar dos tipos de terapias: una terapia génica, que consiste en inocular en un virus la información genética protectora y producir una infección viral en una persona con riesgo, que no sería viral, sino informática, lo que podría retrasar 30 años el inicio de la enfermedad. O dos, desarrollar una molécula que imite el mecanismo de acción del gen protector. Entonces, si esa molécula funciona, retrasaría la enfermedad por dos décadas o tres décadas. Esas son dos vías de prevención y de cura de la enfermedad que se están considerando porque cada vez estamos descubriendo más genes protectores.
¿Qué ha sido lo más difícil para las familias de la mutación paisa?
Lo más difícil para ellos es que como es una enfermedad que aparece en la edad en la que la persona está más productiva en su trabajo, pues eso es una catástrofe económica para la familia, especialmente cuando el afectado es el hombre. También cuando la afectada es la mujer, es una catástrofe para el hogar porque eso afecta mucho el grupo familiar. La enfermedad tiene un efecto muy importante en la configuración de la familia. Si familia no logra rodear al paciente y protegerlo de una manera muy efectiva, para que no esté angustiado, para que pueda convivir adecuadamente con la enfermedad, se descuadra mucho el paciente y sufre mucho. La enfermedad en sí no es dolorosa, no produce dolor, porque la mayoría de los pacientes con Alzheimer no son conscientes de que están en un deterioro progresivo, entonces realmente el enfermo en sí podría llevar la enfermedad y vivir la enfermedad de una manera armónica y podría incluso tener una vida feliz sufriendo de enfermedad de Alzheimer. Pero los más afectados son todos los miembros de la familia alrededor; son los que más se estresan y los que más se afectan con la enfermedad de un ser querido.
Por eso es que, además de cualquier tratamiento o de cualquier intervención, con cualquier tipo de demencia, se tiene que incluir a las familias…
Exactamente. Hay que intervenir no solo al paciente, sino a la familia, y cuidar al cuidador. Nosotros decimos que lo más importante es cuidar al cuidador.
Cuando se habla de la gestión de esos factores de riesgo, ¿qué cree que debería estar haciendo Colombia?
Debería estar implementando esas políticas, esos programas de control de los 12 factores de riesgo. Debería tener un programa de demencias e impulsar que todo el mundo se dedique a controlar esos 12 factores de riesgo; eso sería lo mejor que podría hacerse hoy. Eso es lo que es eso lo que están haciendo todos los países desarrollados y han logrado reducir la prevalencia. Eso, además, le ahorraría mucho dinero al país, por ejemplo, el sueño de los científicos es retrasar solo cinco años el inicio de los síntomas del Alzheimer. Si eso se lograra, se reduciría al 50% la prevalencia y el 50% el costo. Ahora va a haber la posibilidad de retrasar no 5 sino, 20 o 30 años la enfermedad.
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