Los corazones que ya dejaron de latir también se pueden trasplantar con éxito
La mayoría de los corazones trasplantados provienen de donantes con muerte cerebral. Sin embargo, el corazón de un donante con muerte circulatoria, también es viable y tiene alta tasa de supervivencia.
Según la Organización Mundial de la Salud, aunque la donación de órganos de personas fallecidas y aun de personas vivas ha aumentado en los últimos años, la disponibilidad de células, tejidos y, en especial, de órganos, está muy por debajo de la demanda.
El trasplante de corazón hace parte de la lista de procedimientos que está creciendo en todo el mundo. Hasta hace poco, los donantes con muerte cerebral eran los únicos viables para el procedimiento, ya que esta condición permitía evaluar la viabilidad y función del corazón. Como estos pacientes pueden ser declarados muertos antes de que su corazón deje de latir, esto permite a los médicos extraer el órgano en buenas condiciones. (Lea: El asbesto causa cáncer, pero ¿cómo llegó a estar debajo de un colegio en Colombia?)
Sin embargo, debido a que la necesidad de trasplantes de corazón supera la disponibilidad de donantes adecuados, en 2015, se empezó a considerar el trasplante de corazones después de la muerte circulatoria, es decir, cuando el corazón se detiene.
Desde 2019, este procedimiento ha aumentado en los Estados Unidos. Sin embargo, la donación después de la muerte circulatoria representó solo aproximadamente el 25 % de todas las donaciones de órganos después de la muerte en el país en 2020, según una investigación que comparó tasas de supervivencia de los receptores de trasplantes de donantes con muerte cerebral y los de muerte circulatoria. (Lea también: En América, la salud mental solo recibe el 3 % del presupuesto de salud)
En el análisis se incluyeron 166 pacientes con trasplante de corazón: 86 en el grupo de muerte cerebral y 80 en el grupo de muerte circulatoria. El resultado principal del estudio es que después de seis meses de la cirugía, el grupo de muerte cerebral tuvo una tasa de supervivencia del 90 % y el grupo de muerte circulatoria tuvo una tasa de supervivencia del 94 %.
“Esto que sugiere que la donación después de la muerte circulatoria, es un enfoque igualmente viable para los trasplantes de corazón”, dicen los investigadores, quienes publicaron los resultados del estudio en Thew New England Journal of Medicine.
Además, gracias al su análisis, notaron que los pacientes en el grupo de muerte circulatoria, en comparación con los del grupo de muerte cerebral, tendían a ser más jóvenes, y fueron hospitalizados con menos frecuencia en el momento del trasplante.
¿Cómo es posible trasplantar un corazón que ya dejó de latir? La clave está en una máquina de perfusión extracorpórea, que permite la reanimación del corazón después de la muerte circulatoria y la evaluación del corazón para determinar su idoneidad para el trasplante, de acuerdo con los investigadores.
Según la Organización Mundial de la Salud, aunque la donación de órganos de personas fallecidas y aun de personas vivas ha aumentado en los últimos años, la disponibilidad de células, tejidos y, en especial, de órganos, está muy por debajo de la demanda.
El trasplante de corazón hace parte de la lista de procedimientos que está creciendo en todo el mundo. Hasta hace poco, los donantes con muerte cerebral eran los únicos viables para el procedimiento, ya que esta condición permitía evaluar la viabilidad y función del corazón. Como estos pacientes pueden ser declarados muertos antes de que su corazón deje de latir, esto permite a los médicos extraer el órgano en buenas condiciones. (Lea: El asbesto causa cáncer, pero ¿cómo llegó a estar debajo de un colegio en Colombia?)
Sin embargo, debido a que la necesidad de trasplantes de corazón supera la disponibilidad de donantes adecuados, en 2015, se empezó a considerar el trasplante de corazones después de la muerte circulatoria, es decir, cuando el corazón se detiene.
Desde 2019, este procedimiento ha aumentado en los Estados Unidos. Sin embargo, la donación después de la muerte circulatoria representó solo aproximadamente el 25 % de todas las donaciones de órganos después de la muerte en el país en 2020, según una investigación que comparó tasas de supervivencia de los receptores de trasplantes de donantes con muerte cerebral y los de muerte circulatoria. (Lea también: En América, la salud mental solo recibe el 3 % del presupuesto de salud)
En el análisis se incluyeron 166 pacientes con trasplante de corazón: 86 en el grupo de muerte cerebral y 80 en el grupo de muerte circulatoria. El resultado principal del estudio es que después de seis meses de la cirugía, el grupo de muerte cerebral tuvo una tasa de supervivencia del 90 % y el grupo de muerte circulatoria tuvo una tasa de supervivencia del 94 %.
“Esto que sugiere que la donación después de la muerte circulatoria, es un enfoque igualmente viable para los trasplantes de corazón”, dicen los investigadores, quienes publicaron los resultados del estudio en Thew New England Journal of Medicine.
Además, gracias al su análisis, notaron que los pacientes en el grupo de muerte circulatoria, en comparación con los del grupo de muerte cerebral, tendían a ser más jóvenes, y fueron hospitalizados con menos frecuencia en el momento del trasplante.
¿Cómo es posible trasplantar un corazón que ya dejó de latir? La clave está en una máquina de perfusión extracorpórea, que permite la reanimación del corazón después de la muerte circulatoria y la evaluación del corazón para determinar su idoneidad para el trasplante, de acuerdo con los investigadores.