Los cuestionados médicos 'express' venezolanos que migraron a Colombia
Los Médicos Integrales Comunitarios son galenos formados a través de tutoriales, nunca hicieron prácticas con cadáveres, pero sí son expertos en la revolución y socialismo.
Stefanie Matiz Cortés
La estampida de profesionales desde Venezuela hacia otras partes del mundo pero en especial hacia Colombia tiene ahora un componente especial que se suma a la crisis fronteriza que vive Colombia con ese país. Desde hace aproximadamente 15 años han llegado toda clase de profesionales a territorio nacional algunos de ellos le pidieron traslados a sus multinacionales, otros simplemente empacaron sus cosas y se vinieron en busca de un mejor futuro.
El sector de la salud no es ajeno y ya son un poco más de 12 mil médicos los que han decidido salir del vecino país. Ante la escasez de profesionales de la salud el gobierno de Nicolás Maduro decidió dar un fuerte impulso al programa de los denominados Médicos Integrales Comunitarios (MIC) que comenzó a gestarse en la administración Chávez, pero que en los últimos tres años ha cobrado relevancia pues son los encargados de administrar los ‘Barrio Adentro’, centros de atención comunitaria en los que comparten la práctica con médicos cubanos.
Y así como ahora son cientos los MIC que hay por todo el territorio venezolano, están comenzando a aparecer en Colombia algunos profesionales que se han formado bajo este programa bandera de la revolución bolivariana, que tuvo el apoyo del gobierno cubano, pero que hace rato tiene fuertes cuestionamientos en el vecino país.
Los interrogantes de este programa van desde la forma en que se imparten las clases, hasta las edades y actividades anteriores de los estudiantes, pasando por el número de graduados en cada promoción. De la primera de ellas se graduaron 8.500 personas le dijo al diario La Opinión de Cúcuta Nelly Núñez, presidenta del Colegio de Médicos del estado Táchira, era integrada por amas de casa, artesanos, choferes de servicio público y algunos de ellos con más de 60 años de edad.
El Espectador pudo dialogar con varios de estos profesionales, tres de los cuales decidieron abandonar sus estudios por puro “pudor” y constató que las preocupaciones sobre la formación de los MIC en el vecino país no provienen de los enemigos de la revolución o de las universidades privadas que intentan bloquear la competencia.
Se trata de estudiantes colombianos, nacionalizados en Venezuela, que ante el alto costo de las universidades en Colombia se fueron al vecino país ante la tentadora oferta de obtener becas para formación en medicina en Cuba y en Venezuela, siempre coordinados y enseñados por médicos cubanos.
Sandra Parra (*) viajó con esa ilusión hace cuatro años, recién comenzó este programa, y se alcanzó a emocionar, aún más, cuando le dijeron que el primer año y medio de formación sería en Cuba. Era sueño cumplido. No solamente poder estudiar medicina, sino que además hacerlo en la isla, de donde, había escuchado, hay algunos de los mejores médicos del continente.
No fue sino haber pisado tierra y comenzaron a aparecer las primera desilusiones. “Fue año y medio perdido”, dice Juan David Otero (*). “Solo nos hablaban de Marx, del Che, de la revolución y del socialismo; nunca vimos un textos de fisiología, ni hablamos sobre patologías. Nada de nada”, puntualiza.
Tomada de: saladeinfo.wordpress.com
Es más, se enteraron que la Elam (Escuela Latinoamericana de Medicina), la más prestigiosa de Cuba, no sabía nada del programa que se ofrecía en Venezuela y mucho menos tenía contemplado reconocer a los egresados del programa MIC.
Regresaron a Venezuela con la ilusión marchita, pero con la moral en alto. Ya habían aprendido de ideología ya ahora lo que venía era aprender a sanar gente. De nuevo las sorpresas. Jamás fueron a una morgue, nunca estuvieron en un hospital.
“A nosotros nos tocó clase en un parque, en donde había un televisor con un DVD en que nos ponía las clases”, cuenta Martha Luna (*) tras señalar que la intensidad horaria no era mayor a las cuatro horas semanales.
Sandra Parra, señala que a su grupo, entre los que había colombianos y venezolanos les ponía los videos un señor de avanzada edad, que se dedicaba a reparar lentes, pero que no tenía ningún conocimiento en optometría. “No contestaba preguntas. Sólo estaba allí para darle “play” al aparato de reproducción de video y lo que es peor lo llamábamos doctor”.
Tomada de: saladeinfo.wordpress.com
Entre 2013 y 2014 comenzó la salida masiva de médicos de Venezuela hacia España, Brasil, Colombia mayoritariamente y el gobierno Maduro decidió cubrir el faltante de personal con los formados bajo el programa MIC. Y aunque no hay cifras oficiales, en el gremio médico del vecino país, se dice que el número de muertes de madres e hijos al nacer comenzó a aumentar, así como el número de pacientes que fallecieron por mal diagnóstico y demás.
Para Martha Luna el punto de quiebre se dio cuando un vecino suyo acudió a un Barrio Adentro por una dolencia menor y luego de un diagnóstico y un tratamiento no muy ortodoxos falleció. Lo peor para ella es que después de cuatro años en el programa no tenía ni idea de cómo ayudar a su amigo. Entonces, decidió abandonar sus ‘estudios’ y devolverse para Colombia a intentar estudiar “medicina de verdad”.
“Yo tenía un compañero que ni siquiera tenía conocimiento de matemáticas básicas, no sabía hacer un simple cálculo para determinar una dosis. Tomé clases con un joven que tenía retraso mental y a él lo dejaron avanzar hasta cuarto año. Incluso -hace poco- me enteré que otra compañera que tenía problemas cognitivos similares le permitieron graduarse y trabaja ahora en un hospital en el Táchira. Todo esto es inaceptable y decidí retirarme”.
El ministerio homologa, no investiga
Martha regresó al país y a través de las redes sociales se dio cuenta que algunos MIC ejercían en Colombia, a pesar de las dudas que a ella y sus compañeros les dejaba la formación en Venezuela.
En efecto, los MIC llegaron a Colombia, luego de fracasar en su intento por homologar sus conocimientos en Panamá, Bolivia, Perú e incluso en Cuba, donde les advirtieron que no tenían la formación requerida para ejercer medicina en la isla.
“No había forma de reprobar. Cuando faltábamos a clase nos rogaban para que fuéramos o nos ofrecían incentivos (...). A nosotros nos evaluaban por supuesto en una prueba que se realiza a nivel nacional, pero muchos pagaban por las respuestas y la mayoría aprobaba el curso. Los que perdían era básicamente porque en su registro electoral no iba acorde con la disposición del gobierno”, cuenta Juan David.
De Venezuela salieron con el aval de la Universidad Bolivariana y la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales "Ezequiel Zamora", entre otras, que prácticamente se vieron obligadas a reconocer a estos profesionales que comenzaron a ejercer en el vecino país. Pero que al poco tiempo y ante la difícil situación económica decidieron migrar, muchos de ellos falsificando las apostillas, ya que el gobierno de Maduro intensificó los controles para evitar más fuga de profesionales.
El ministerio de Educación dice que ha convalidado al menos siete títulos MIC. Sin embargo, El Espectador encontró que según los datos consignados en el Sistema de Convalidaciones, serían 18 los profesionales que lograron homologar su conocimiento en nuestro país.
Es decir que médicos venezolanos o colombianos graduados con intensidades horarias de cuatro horas a la semana en medicina a través de videos, son profesionales legales en Colombia, cuando sus pares colombianos reciben hasta 84 horas a la semanas, haciendo trabajo directo en clínicas y hospitales de primer, segundo y tercer nivel.
En Colombia el proceso de homologación de un título requiere de la cédula de ciudadanía, diploma y certificado de calificaciones apostillados. En los dos últimos años, dijo la Viceministra de educación, Natalia Ariza, se han convalidado un total de 1.013 títulos de nacionales venezolanos o colombianos que han estudiado en universidades venezolanas.
Según la funcionaria, apenas siete provienen del programa MIC. Sin embargo, reconoce que estos no han tenido un seguimiento distinto al de otros profesionales de la salud que hayan querido homologar.
“Las Resoluciones que el Ministerio de Educación Nacional ha emitido, convalidando títulos extranjeros de médicos integrales comunitarios se han expedido luego de determinar en evaluación académica que el programa, pensum y número de créditos cursados son semejantes a uno otorgado en las mismas condiciones en la República de Colombia reconocido en la Ley 30 de 1992. En consecuencia, estos títulos se convalidan porque luego del examen académico por parte de la Sala de Expertos competente, su concepto determina que la persona particularmente estudiada ha cursado un programa académico en las mismas condiciones de calidad que uno otorgado en la República de Colombia”, señaló en entrevista con El Espectador.
Sin embargo, estos médicos vienen generando dudas no solamente en otros países de la región en donde intentan ejercer, sino en la propia Venezuela. Freddy Pachano, coordinador de Postgrados de Medicina de la Universidad de Zulia, dijo que al menos el 50% de los médicos MIC que han intentando adelantar estudios de especialización han renunciado porque están mal preparados los que han seguido, han entrado a clases de pregrado para intentar nivelarse.
A la universidad de Los Andes de ese país entraron tres MIC este año a hacer especialidad, dos se retiraron y el tercero pidió un tiempo para estudiar y poder comenzar el posgrado en un nivel competitivo.
De hecho la Federación Médica Venezolana no avala los MIC. El presidente de la Federación Médica Venezolana (FMV), Douglas León Natera, dijo que a la crisis que vive la salud venezolana por la emigración de más de 10.000 médicos en los últimos años, se suma el hecho de que estos no pueden ser reemplazados por los MIC, tal como la ha pretendido el gobierno, toda vez que “Los médicos que se han ido, egresados de universidades mundialmente reconocidas, no pueden ser sustituidos por Médicos Integrales Comunitarios”. Agregó Natera que “el futuro del ejercicio de la medicina es negativo porque si tenemos personas que no son médicos cuál es el producto de lo que ha egresado de parte de la Universidad Bolivariana”.
El año pasado los propios estudiantes del MIC protestaron ante el Gobierno por la falta de infraestructura para recibir sus clases. Ni batas, ni estetoscopios, ni televisores para ver los videos educativos tenían.
Al ser interrogada sobre si existe alguna especie de alerta sobre esos médicos o el ministerio tiene alguna vigilancia especial sobre los MIC, la viceministra Ariza dijo que la jurisdicción del Ministerio de Educación Nacional para ejercer inspección y vigilancia se limita al territorio nacional y por lo tanto solamente se limita a validar los títulos dentro de la normatividad nacional.
Lo que es cierto en este momento es que unos médicos que están siendo fuertemente cuestionados en el país en el que se formaron no están encontrando dificultades para ejercer en Colombia, preciso en momentos en los que el vecino país está expulsando ciudadanos colombianos.
(*) Los nombres fueron cambiados a solicitud de los entrevistados
smatiz@elespectador.com
La estampida de profesionales desde Venezuela hacia otras partes del mundo pero en especial hacia Colombia tiene ahora un componente especial que se suma a la crisis fronteriza que vive Colombia con ese país. Desde hace aproximadamente 15 años han llegado toda clase de profesionales a territorio nacional algunos de ellos le pidieron traslados a sus multinacionales, otros simplemente empacaron sus cosas y se vinieron en busca de un mejor futuro.
El sector de la salud no es ajeno y ya son un poco más de 12 mil médicos los que han decidido salir del vecino país. Ante la escasez de profesionales de la salud el gobierno de Nicolás Maduro decidió dar un fuerte impulso al programa de los denominados Médicos Integrales Comunitarios (MIC) que comenzó a gestarse en la administración Chávez, pero que en los últimos tres años ha cobrado relevancia pues son los encargados de administrar los ‘Barrio Adentro’, centros de atención comunitaria en los que comparten la práctica con médicos cubanos.
Y así como ahora son cientos los MIC que hay por todo el territorio venezolano, están comenzando a aparecer en Colombia algunos profesionales que se han formado bajo este programa bandera de la revolución bolivariana, que tuvo el apoyo del gobierno cubano, pero que hace rato tiene fuertes cuestionamientos en el vecino país.
Los interrogantes de este programa van desde la forma en que se imparten las clases, hasta las edades y actividades anteriores de los estudiantes, pasando por el número de graduados en cada promoción. De la primera de ellas se graduaron 8.500 personas le dijo al diario La Opinión de Cúcuta Nelly Núñez, presidenta del Colegio de Médicos del estado Táchira, era integrada por amas de casa, artesanos, choferes de servicio público y algunos de ellos con más de 60 años de edad.
El Espectador pudo dialogar con varios de estos profesionales, tres de los cuales decidieron abandonar sus estudios por puro “pudor” y constató que las preocupaciones sobre la formación de los MIC en el vecino país no provienen de los enemigos de la revolución o de las universidades privadas que intentan bloquear la competencia.
Se trata de estudiantes colombianos, nacionalizados en Venezuela, que ante el alto costo de las universidades en Colombia se fueron al vecino país ante la tentadora oferta de obtener becas para formación en medicina en Cuba y en Venezuela, siempre coordinados y enseñados por médicos cubanos.
Sandra Parra (*) viajó con esa ilusión hace cuatro años, recién comenzó este programa, y se alcanzó a emocionar, aún más, cuando le dijeron que el primer año y medio de formación sería en Cuba. Era sueño cumplido. No solamente poder estudiar medicina, sino que además hacerlo en la isla, de donde, había escuchado, hay algunos de los mejores médicos del continente.
No fue sino haber pisado tierra y comenzaron a aparecer las primera desilusiones. “Fue año y medio perdido”, dice Juan David Otero (*). “Solo nos hablaban de Marx, del Che, de la revolución y del socialismo; nunca vimos un textos de fisiología, ni hablamos sobre patologías. Nada de nada”, puntualiza.
Tomada de: saladeinfo.wordpress.com
Es más, se enteraron que la Elam (Escuela Latinoamericana de Medicina), la más prestigiosa de Cuba, no sabía nada del programa que se ofrecía en Venezuela y mucho menos tenía contemplado reconocer a los egresados del programa MIC.
Regresaron a Venezuela con la ilusión marchita, pero con la moral en alto. Ya habían aprendido de ideología ya ahora lo que venía era aprender a sanar gente. De nuevo las sorpresas. Jamás fueron a una morgue, nunca estuvieron en un hospital.
“A nosotros nos tocó clase en un parque, en donde había un televisor con un DVD en que nos ponía las clases”, cuenta Martha Luna (*) tras señalar que la intensidad horaria no era mayor a las cuatro horas semanales.
Sandra Parra, señala que a su grupo, entre los que había colombianos y venezolanos les ponía los videos un señor de avanzada edad, que se dedicaba a reparar lentes, pero que no tenía ningún conocimiento en optometría. “No contestaba preguntas. Sólo estaba allí para darle “play” al aparato de reproducción de video y lo que es peor lo llamábamos doctor”.
Tomada de: saladeinfo.wordpress.com
Entre 2013 y 2014 comenzó la salida masiva de médicos de Venezuela hacia España, Brasil, Colombia mayoritariamente y el gobierno Maduro decidió cubrir el faltante de personal con los formados bajo el programa MIC. Y aunque no hay cifras oficiales, en el gremio médico del vecino país, se dice que el número de muertes de madres e hijos al nacer comenzó a aumentar, así como el número de pacientes que fallecieron por mal diagnóstico y demás.
Para Martha Luna el punto de quiebre se dio cuando un vecino suyo acudió a un Barrio Adentro por una dolencia menor y luego de un diagnóstico y un tratamiento no muy ortodoxos falleció. Lo peor para ella es que después de cuatro años en el programa no tenía ni idea de cómo ayudar a su amigo. Entonces, decidió abandonar sus ‘estudios’ y devolverse para Colombia a intentar estudiar “medicina de verdad”.
“Yo tenía un compañero que ni siquiera tenía conocimiento de matemáticas básicas, no sabía hacer un simple cálculo para determinar una dosis. Tomé clases con un joven que tenía retraso mental y a él lo dejaron avanzar hasta cuarto año. Incluso -hace poco- me enteré que otra compañera que tenía problemas cognitivos similares le permitieron graduarse y trabaja ahora en un hospital en el Táchira. Todo esto es inaceptable y decidí retirarme”.
El ministerio homologa, no investiga
Martha regresó al país y a través de las redes sociales se dio cuenta que algunos MIC ejercían en Colombia, a pesar de las dudas que a ella y sus compañeros les dejaba la formación en Venezuela.
En efecto, los MIC llegaron a Colombia, luego de fracasar en su intento por homologar sus conocimientos en Panamá, Bolivia, Perú e incluso en Cuba, donde les advirtieron que no tenían la formación requerida para ejercer medicina en la isla.
“No había forma de reprobar. Cuando faltábamos a clase nos rogaban para que fuéramos o nos ofrecían incentivos (...). A nosotros nos evaluaban por supuesto en una prueba que se realiza a nivel nacional, pero muchos pagaban por las respuestas y la mayoría aprobaba el curso. Los que perdían era básicamente porque en su registro electoral no iba acorde con la disposición del gobierno”, cuenta Juan David.
De Venezuela salieron con el aval de la Universidad Bolivariana y la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales "Ezequiel Zamora", entre otras, que prácticamente se vieron obligadas a reconocer a estos profesionales que comenzaron a ejercer en el vecino país. Pero que al poco tiempo y ante la difícil situación económica decidieron migrar, muchos de ellos falsificando las apostillas, ya que el gobierno de Maduro intensificó los controles para evitar más fuga de profesionales.
El ministerio de Educación dice que ha convalidado al menos siete títulos MIC. Sin embargo, El Espectador encontró que según los datos consignados en el Sistema de Convalidaciones, serían 18 los profesionales que lograron homologar su conocimiento en nuestro país.
Es decir que médicos venezolanos o colombianos graduados con intensidades horarias de cuatro horas a la semana en medicina a través de videos, son profesionales legales en Colombia, cuando sus pares colombianos reciben hasta 84 horas a la semanas, haciendo trabajo directo en clínicas y hospitales de primer, segundo y tercer nivel.
En Colombia el proceso de homologación de un título requiere de la cédula de ciudadanía, diploma y certificado de calificaciones apostillados. En los dos últimos años, dijo la Viceministra de educación, Natalia Ariza, se han convalidado un total de 1.013 títulos de nacionales venezolanos o colombianos que han estudiado en universidades venezolanas.
Según la funcionaria, apenas siete provienen del programa MIC. Sin embargo, reconoce que estos no han tenido un seguimiento distinto al de otros profesionales de la salud que hayan querido homologar.
“Las Resoluciones que el Ministerio de Educación Nacional ha emitido, convalidando títulos extranjeros de médicos integrales comunitarios se han expedido luego de determinar en evaluación académica que el programa, pensum y número de créditos cursados son semejantes a uno otorgado en las mismas condiciones en la República de Colombia reconocido en la Ley 30 de 1992. En consecuencia, estos títulos se convalidan porque luego del examen académico por parte de la Sala de Expertos competente, su concepto determina que la persona particularmente estudiada ha cursado un programa académico en las mismas condiciones de calidad que uno otorgado en la República de Colombia”, señaló en entrevista con El Espectador.
Sin embargo, estos médicos vienen generando dudas no solamente en otros países de la región en donde intentan ejercer, sino en la propia Venezuela. Freddy Pachano, coordinador de Postgrados de Medicina de la Universidad de Zulia, dijo que al menos el 50% de los médicos MIC que han intentando adelantar estudios de especialización han renunciado porque están mal preparados los que han seguido, han entrado a clases de pregrado para intentar nivelarse.
A la universidad de Los Andes de ese país entraron tres MIC este año a hacer especialidad, dos se retiraron y el tercero pidió un tiempo para estudiar y poder comenzar el posgrado en un nivel competitivo.
De hecho la Federación Médica Venezolana no avala los MIC. El presidente de la Federación Médica Venezolana (FMV), Douglas León Natera, dijo que a la crisis que vive la salud venezolana por la emigración de más de 10.000 médicos en los últimos años, se suma el hecho de que estos no pueden ser reemplazados por los MIC, tal como la ha pretendido el gobierno, toda vez que “Los médicos que se han ido, egresados de universidades mundialmente reconocidas, no pueden ser sustituidos por Médicos Integrales Comunitarios”. Agregó Natera que “el futuro del ejercicio de la medicina es negativo porque si tenemos personas que no son médicos cuál es el producto de lo que ha egresado de parte de la Universidad Bolivariana”.
El año pasado los propios estudiantes del MIC protestaron ante el Gobierno por la falta de infraestructura para recibir sus clases. Ni batas, ni estetoscopios, ni televisores para ver los videos educativos tenían.
Al ser interrogada sobre si existe alguna especie de alerta sobre esos médicos o el ministerio tiene alguna vigilancia especial sobre los MIC, la viceministra Ariza dijo que la jurisdicción del Ministerio de Educación Nacional para ejercer inspección y vigilancia se limita al territorio nacional y por lo tanto solamente se limita a validar los títulos dentro de la normatividad nacional.
Lo que es cierto en este momento es que unos médicos que están siendo fuertemente cuestionados en el país en el que se formaron no están encontrando dificultades para ejercer en Colombia, preciso en momentos en los que el vecino país está expulsando ciudadanos colombianos.
(*) Los nombres fueron cambiados a solicitud de los entrevistados
smatiz@elespectador.com