Los errores nutricionales del nuevo libro de Margarita Ortega
Durante la Feria del Libro la actriz y presentadora lanzó “El camino sencillo”, un texto en el que explica cómo una supuesta “alimentación consciente” mejoró sus problemas de salud. Dos nutricionistas explican en qué fallan o aciertan sus recomendaciones.
Maria Mónica Monsalve / @mariamonic91
El miércoles de esta semana durante la Feria del Libro, en el Gran Salón Ecopetrol, se lanzó uno de los muchos libros que hablan de salud, alimentación y la supuesta promesa del bienestar mediante la comida. Se trataba de El camino sencillo, el tercer libro escrito por la presentadora y actriz Margarita Ortega, de la editorial Intermedio, que no solo recibió gran visibilidad en la Filbo, sino que ha sido reseñado en casi todos los medios nacionales, incluido El Espectador.
En varias entrevistas Ortega cuenta cómo hace 18 años, después de tener problemas de salud y ser diagnosticada con varias alergias, ella cambió sus hábitos alimenticios por una alimentación “consciente”, exploró la medicina alternativa y buscó desintoxicar su cuerpo. Pero su libro también es una muestra más de un fenómeno que cada vez se hace más grande: el de actrices, influencers o modelos que, sin ser profesionales en salud ni esgrimir mucha validez científica, se han convertido en los nuevos gurús de la salud. ¿Pero qué tan confiables son estas recomendaciones?
El Espectador consultó a dos nutricionistas para poner a prueba lo que asegura Ortega en El camino sencillo. Catalina Echeverry, nutricionista y dietista de la Universidad Javeriana, y Juan Camilo Mesa, nutricionista, dietista y microbiólogo de la misma universidad.
Para ser justos, lo primero que advierten ambos expertos es que, comparado con los consejos que se lanzan a dar otras actrices o influencers, el libro de Ortega no es “tan grave”. No sugiere hacer dietas extremas, eliminar carbohidratos para bajar de peso ni vivir cinco días a punta de batidos verdes. Es más, la presentadora dedica la mayoría de las páginas a dar un discurso sobre cómo “curar el alma” y enumerar una serie de mantras para encontrar la paz espiritual, “peros” que pertenecen a otro debate.
Esto, claro, no significa que se trate de un texto que se debe leer con lupa. En su libro, Margarita Ortega explica que es vegetariana-vegana desde hace 17 años por “la sostenibilidad del planeta y por tener una mejor nutrición”. Una declaración que es mitad cierta y mitad no. El informe “Creating a Sustainable Food Future”, del World Resources Institute (WRI) es solo uno de los muchos que han advertido que para combatir el cambio climático se debe reducir el consumo de carne. “La producción de carne y productos lácteos utiliza el 83 % de las tierras agrícolas y produce el 60 % de las emisiones de la agricultura”, explicaronlos expertos al publicarlo.
Sin embargo, en palabras de Mesa, una dieta vegetariana o vegana no implica, necesariamente, una mejor nutrición. “Al llevar estas dietas uno puede alcanzar su curva de crecimiento normal y ser saludable, pero con orientación”, comenta. En el libro, por ejemplo, Ortega no advierte que la principal fuente de la vitamina B12 es la proteína animal, por lo que cuando se suprime esta ingesta se puede dar una deficiencia de esta vitamina. ¿Y qué pasa con el cuerpo en estos casos? Puede generar un tipo de anemia conocida como anemia megaloblástica, falta de insumos para fibras musculares y problemas con el calcio.
“La sugerencia es hacer estas dietas con suplementos o aumentos enriquecidos en vitamina B12, pero en concomitancia con un médico o nutricionista, quien es el que debe tomar estas decisiones”, comenta Mesa.
Otro punto que preocupa a ambos expertos es el uso de la palabra “desintoxicar”, que, además, cada vez gana más fuerza en el mundo fitness. “Es un concepto súper erróneo. Mientras a uno le funcionen de manera correcta el hígado, los riñones y los pulmones, no hay intoxicación. Este termino no existe desde la nutrición y la alimentación y se usa tanto que las personas terminan tomando batidos o haciendo dietas extremas dizque para desintoxicarse”, aclara la nutricionista Echeverry.
En cuanto a las recetas que presenta Ortega en el libro, todas vegetarianas, los nutricionistas hicieron dos aclaraciones. La primera es que se debe romper el mito de que la miel de agave es más sana que el azúcar de mesa. “A pesar de que tiene un origen animal, la miel no es 100 % saludable y su impacto sobre el azúcar en la sangre es igual al del azúcar de mesa. A una persona con diabetes, por ejemplo, no le sirven estas recetas”, cuenta Echeverry.
Igualmente, Mesa explica que hay afirmaciones en las recetas del libro que son bastante debatibles. “Dos cucharadas de huevo, no huevo. ¡Ay! ¿Y qué es esto? Pues un sustituto del huevo. Hay varios y se usan de acuerdo con la receta. Para esta vamos a usar dos cucharaditas de linaza”, dice la receta de milanesa de quinua que propone la presentadora en el libro. Pero hablar de reemplazar el huevo por la linaza, desde un punto de vista nutricional, para los expertos tiene poca lógica.
“El huevo, después de la leche materna, es el mejor alimento de la tierra y no hay manera de sustituirlo por linaza, empezando por la proteína. Es en este tipo de declaraciones que hay mucho riesgo, porque luego llegan los pacientes a consulta con muchas deficiencias porque quieren imitar estilos de vida que no funcionan para todos”.
Al consultar al equipo de comunicaciones de Margarita Ortega para conocer qué opinaba sobre estas criticas o cuáles habían sido los insumos de estudios científicos para escribir el libro, explicaron que ella no hablaba al respecto. Que, así como lo advierte en el libro y lo ha dicho en distintas entrevistas, ella siempre aclara que no es nutricionista ni especialista en salud, sino que simplemente está compartiendo su experiencia.
El peligro de los nuevos gurús de la salud
En 2017 la Asociación Dietética Británica lanzó una encuesta buscando conocer a dónde acudían las personas para asesorarse en nutrición. Los resultados resultaron bastante desesperanzadores. Aunque el 85 % de las personas confiaban en las recomendaciones que les daba su médico, el 50 % también seguía ciegamente lo que le decía su entrenador personal, el 41 % lo que sugería un bloguero de alimentación saludable y el 35 % lo que anunciaba un chef de televisión.
Es más: dos años antes un estudio publicado en la revista Health Communication advirtió que el 50 % de las dos horas al día que las personas pasan navegando en sus teléfonos buscan consejos de salud en línea. Una costumbre que va de la mano con dos riesgos enormes: que en redes suelen abundar más los charlatanes que los profesionales y, como lo comenta Mesa, que el organismo de cada persona funciona distinto. Existen tantas dietas como personas en el mundo, y lo que le funciona a una actriz o modelo que admiramos no aplica para nuestros cuerpos.
“A consulta nos llegan casos terribles. Personas que siguen dietas ‘detox’ o toman solo jugos durante tres días, que es una dieta que no se puede sostener con el tiempo”, comenta Echeverry. “Si las personas quieren leer estos libros o seguir a estas personas, que lo hagan si quieren, pero siempre asesorándose de un profesional. Siempre hay que recordar que a las personas les pagan por escribir o decir esto, y que muchas veces ni consumen lo que promocionan. ¿Así que por qué lo haría usted?”.
* Esta nota fue actualizada de su versión original para aclarar que en el libro Margarita Ortega habla de miel de agave, y no de miel de abeja.
El miércoles de esta semana durante la Feria del Libro, en el Gran Salón Ecopetrol, se lanzó uno de los muchos libros que hablan de salud, alimentación y la supuesta promesa del bienestar mediante la comida. Se trataba de El camino sencillo, el tercer libro escrito por la presentadora y actriz Margarita Ortega, de la editorial Intermedio, que no solo recibió gran visibilidad en la Filbo, sino que ha sido reseñado en casi todos los medios nacionales, incluido El Espectador.
En varias entrevistas Ortega cuenta cómo hace 18 años, después de tener problemas de salud y ser diagnosticada con varias alergias, ella cambió sus hábitos alimenticios por una alimentación “consciente”, exploró la medicina alternativa y buscó desintoxicar su cuerpo. Pero su libro también es una muestra más de un fenómeno que cada vez se hace más grande: el de actrices, influencers o modelos que, sin ser profesionales en salud ni esgrimir mucha validez científica, se han convertido en los nuevos gurús de la salud. ¿Pero qué tan confiables son estas recomendaciones?
El Espectador consultó a dos nutricionistas para poner a prueba lo que asegura Ortega en El camino sencillo. Catalina Echeverry, nutricionista y dietista de la Universidad Javeriana, y Juan Camilo Mesa, nutricionista, dietista y microbiólogo de la misma universidad.
Para ser justos, lo primero que advierten ambos expertos es que, comparado con los consejos que se lanzan a dar otras actrices o influencers, el libro de Ortega no es “tan grave”. No sugiere hacer dietas extremas, eliminar carbohidratos para bajar de peso ni vivir cinco días a punta de batidos verdes. Es más, la presentadora dedica la mayoría de las páginas a dar un discurso sobre cómo “curar el alma” y enumerar una serie de mantras para encontrar la paz espiritual, “peros” que pertenecen a otro debate.
Esto, claro, no significa que se trate de un texto que se debe leer con lupa. En su libro, Margarita Ortega explica que es vegetariana-vegana desde hace 17 años por “la sostenibilidad del planeta y por tener una mejor nutrición”. Una declaración que es mitad cierta y mitad no. El informe “Creating a Sustainable Food Future”, del World Resources Institute (WRI) es solo uno de los muchos que han advertido que para combatir el cambio climático se debe reducir el consumo de carne. “La producción de carne y productos lácteos utiliza el 83 % de las tierras agrícolas y produce el 60 % de las emisiones de la agricultura”, explicaronlos expertos al publicarlo.
Sin embargo, en palabras de Mesa, una dieta vegetariana o vegana no implica, necesariamente, una mejor nutrición. “Al llevar estas dietas uno puede alcanzar su curva de crecimiento normal y ser saludable, pero con orientación”, comenta. En el libro, por ejemplo, Ortega no advierte que la principal fuente de la vitamina B12 es la proteína animal, por lo que cuando se suprime esta ingesta se puede dar una deficiencia de esta vitamina. ¿Y qué pasa con el cuerpo en estos casos? Puede generar un tipo de anemia conocida como anemia megaloblástica, falta de insumos para fibras musculares y problemas con el calcio.
“La sugerencia es hacer estas dietas con suplementos o aumentos enriquecidos en vitamina B12, pero en concomitancia con un médico o nutricionista, quien es el que debe tomar estas decisiones”, comenta Mesa.
Otro punto que preocupa a ambos expertos es el uso de la palabra “desintoxicar”, que, además, cada vez gana más fuerza en el mundo fitness. “Es un concepto súper erróneo. Mientras a uno le funcionen de manera correcta el hígado, los riñones y los pulmones, no hay intoxicación. Este termino no existe desde la nutrición y la alimentación y se usa tanto que las personas terminan tomando batidos o haciendo dietas extremas dizque para desintoxicarse”, aclara la nutricionista Echeverry.
En cuanto a las recetas que presenta Ortega en el libro, todas vegetarianas, los nutricionistas hicieron dos aclaraciones. La primera es que se debe romper el mito de que la miel de agave es más sana que el azúcar de mesa. “A pesar de que tiene un origen animal, la miel no es 100 % saludable y su impacto sobre el azúcar en la sangre es igual al del azúcar de mesa. A una persona con diabetes, por ejemplo, no le sirven estas recetas”, cuenta Echeverry.
Igualmente, Mesa explica que hay afirmaciones en las recetas del libro que son bastante debatibles. “Dos cucharadas de huevo, no huevo. ¡Ay! ¿Y qué es esto? Pues un sustituto del huevo. Hay varios y se usan de acuerdo con la receta. Para esta vamos a usar dos cucharaditas de linaza”, dice la receta de milanesa de quinua que propone la presentadora en el libro. Pero hablar de reemplazar el huevo por la linaza, desde un punto de vista nutricional, para los expertos tiene poca lógica.
“El huevo, después de la leche materna, es el mejor alimento de la tierra y no hay manera de sustituirlo por linaza, empezando por la proteína. Es en este tipo de declaraciones que hay mucho riesgo, porque luego llegan los pacientes a consulta con muchas deficiencias porque quieren imitar estilos de vida que no funcionan para todos”.
Al consultar al equipo de comunicaciones de Margarita Ortega para conocer qué opinaba sobre estas criticas o cuáles habían sido los insumos de estudios científicos para escribir el libro, explicaron que ella no hablaba al respecto. Que, así como lo advierte en el libro y lo ha dicho en distintas entrevistas, ella siempre aclara que no es nutricionista ni especialista en salud, sino que simplemente está compartiendo su experiencia.
El peligro de los nuevos gurús de la salud
En 2017 la Asociación Dietética Británica lanzó una encuesta buscando conocer a dónde acudían las personas para asesorarse en nutrición. Los resultados resultaron bastante desesperanzadores. Aunque el 85 % de las personas confiaban en las recomendaciones que les daba su médico, el 50 % también seguía ciegamente lo que le decía su entrenador personal, el 41 % lo que sugería un bloguero de alimentación saludable y el 35 % lo que anunciaba un chef de televisión.
Es más: dos años antes un estudio publicado en la revista Health Communication advirtió que el 50 % de las dos horas al día que las personas pasan navegando en sus teléfonos buscan consejos de salud en línea. Una costumbre que va de la mano con dos riesgos enormes: que en redes suelen abundar más los charlatanes que los profesionales y, como lo comenta Mesa, que el organismo de cada persona funciona distinto. Existen tantas dietas como personas en el mundo, y lo que le funciona a una actriz o modelo que admiramos no aplica para nuestros cuerpos.
“A consulta nos llegan casos terribles. Personas que siguen dietas ‘detox’ o toman solo jugos durante tres días, que es una dieta que no se puede sostener con el tiempo”, comenta Echeverry. “Si las personas quieren leer estos libros o seguir a estas personas, que lo hagan si quieren, pero siempre asesorándose de un profesional. Siempre hay que recordar que a las personas les pagan por escribir o decir esto, y que muchas veces ni consumen lo que promocionan. ¿Así que por qué lo haría usted?”.
* Esta nota fue actualizada de su versión original para aclarar que en el libro Margarita Ortega habla de miel de agave, y no de miel de abeja.