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Los microplásticos ya hacen presencia en cada rincón del mundo. En el Everest, en los océanos y hasta en la Antártida se han registrado sus partículas. Ya se conoce el daño que han provocado en los ecosistemas, ahora, un nuevo estudio se ha centrado en analizar cómo podría llegar a afectar a las células humanas. (Lea: Una ballena puede consumir más de tres millones de microplásticos al día)
Para esta investigación, los expertos analizaron 17 estudios realizados con anterioridad y que se habían centrado en el impacto toxicológico de los microplásticos en las células humanas. Luego de recopilar los datos, los expertos compararon el nivel de microplásticos que causaron daños a las células con los niveles consumidos por las personas en el agua potable, los mariscos y la sal de mesa que estaban contaminadas.
Los expertos encontraron tipos específicos de daño, como muerte celular, respuesta alérgica y daño a las paredes celulares, que fueron provocados por los microplásticos que ingieren las personas. Esta es la primera investigación en mostrar que esto sucede en niveles relevantes para la exposición humana.
Los resultados, publicados en el Journal of Hazardous Materials, señalan que “los efectos nocivos sobre las células son, en muchos casos, el evento que inicia los efectos sobre la salud. Sin embargo, el impacto en la salud del cuerpo humano es incierto porque no se sabe cuánto tiempo permanecen los microplásticos antes de ser expulsados”. (Puede leer: Hallan microplásticos en peces de la Amazonía)
Evangelos Danopoulos, profesor de la Escuela de Medicina de Hull York (Reino Unido) y quien dirigió la investigación, advierte a The Guardian que “investigaciones futuras podrían identificar los alimentos más contaminados para así evitarlos. Pero la solución definitiva es detener la pérdida de desechos plásticos. Una vez que el plástico está en el medio ambiente, realmente no podemos sacarlo”.
Los expertos hacen énfasis en que se debe determinar los alimentos más contaminados, ya que “estamos expuestos a los microplásticos todos los días: las comemos, las inhalamos. Y realmente no sabemos cómo reaccionan con nuestros cuerpos una vez que están adentro”, puntualiza Danopoulos. La próxima fase de este estudio se centrará en estudiar los daños del microplástico en animales de laboratorio, porque “los experimentos en seres humanos no serían éticos”. (Le podría interesar: Hallan microplásticos en atmósfera de la Antártida)