A partir de julio, algunos médicos en Australia pueden recetar hongos y MDMA
Desde hace unos días, en este país los médicos pueden prescribir psilocibina para tratar la depresión y MDMA para el estrés postraumático. Sin embargo, a médicos y expertos la decisión les parece apresurada.
Desde el pasado sábado (1º de julio), los médicos en Australia podrán recetar psilocibina —el compuesto alucinógeno que está en los hongos— y MDMA —una droga sintética que actúa como estimulante—, para tratar enfermedades como la depresión y trastornos de estrés postraumático. (Puede leer: Los reparos de la Procuraduría a la intervención de la Supersalud sobre Savia Salud)
La medida, que fue dada a conocer por la Administración de Bienes Terapéuticos (TGA, por sus siglas en inglés), la autoridad que regula los tratamientos médicos en este país, fue tomada tras casi tres años de discusión con expertos, expresó la entidad.
Sin embargo, como contamos a inicios de año en este reportaje, el uso de la psilocibina para tratar pacientes con trastorno mentales es un “boom” que hay que ver con cautela. Varios científicos y médicos consultados por la revista Nature, tras la decisión del TGA, apuntan en la misma dirección. (Le puede interesar: ¿Cómo saber a qué EPS está afiliado?)
Lo primero que le advirtió Susan Rossell, psiquiatra de la Universidad Tecnológica de Swinburne (Australia), a la revista es que, aunque las investigaciones arrojan resultados prometedores, todavía no se sabe con certeza si es recomendable para todos los pacientes. “No es para todo el mundo. Tenemos que averiguar quiénes son esas personas que van a tener malas experiencias, y no recomendarlo”, dijo Rossell.
Otro grupo nutrido de expertos y estudiosos del tema, que también fueron entrevistados por Nature, apuntan a que la decisión fue apresurada, ya que aún no se cuentan con resultados concluyentes y robustos sobre el uso de la psilocibina en el tratamiento de la depresión. (También puede leer: Petro promete una reforma a la salud en La Guajira, pero hay más dudas que certezas)
Por ejemplo, Tiffany Farchione, quien es la directora de psiquiatría de la FDA —la agencia de Estados Unidos que regula, entre otros, los medicamentos—, dijo que “aún se trata de productos en fase de investigación”. Para el director del Centro de Investigación y Educación sobre Drogas Psicodélicas de la Universidad Estatal de Ohio (EE. UU.), Alan Davis, “era demasiado pronto para hacer estos cambios antes de que la investigación pudiera determinar plenamente la eficacia clínica y la seguridad”.
Mientras tanto, Rossell, quien también cree que se trata de una decisión apresurada, apunta que el TGA cedió “a la presión del público y de los grupos de presión para aumentar el acceso a estos tratamientos experimentales, al margen de los ensayos clínicos”. De acuerdo con la revista, la autoridad rechazó esos señalamientos. (Puede interesarle: Casos de diabetes en menores de edad aumentaron casi un 40 % en los últimos 30 años)
A algunos médicos de Australia también les preocupa el hecho de que la autorización emitida por el TGA no venga acompañada de recomendaciones sobre el tipo de entorno clínico en el que se deben dar esas terapias. Al respecto, la Administración respondió que “no son los reguladores de la práctica clínica” y que “otros grupos, ya sean grupos profesionales clínicos u otros, publiquen directrices al respecto”.
Desde el pasado sábado (1º de julio), los médicos en Australia podrán recetar psilocibina —el compuesto alucinógeno que está en los hongos— y MDMA —una droga sintética que actúa como estimulante—, para tratar enfermedades como la depresión y trastornos de estrés postraumático. (Puede leer: Los reparos de la Procuraduría a la intervención de la Supersalud sobre Savia Salud)
La medida, que fue dada a conocer por la Administración de Bienes Terapéuticos (TGA, por sus siglas en inglés), la autoridad que regula los tratamientos médicos en este país, fue tomada tras casi tres años de discusión con expertos, expresó la entidad.
Sin embargo, como contamos a inicios de año en este reportaje, el uso de la psilocibina para tratar pacientes con trastorno mentales es un “boom” que hay que ver con cautela. Varios científicos y médicos consultados por la revista Nature, tras la decisión del TGA, apuntan en la misma dirección. (Le puede interesar: ¿Cómo saber a qué EPS está afiliado?)
Lo primero que le advirtió Susan Rossell, psiquiatra de la Universidad Tecnológica de Swinburne (Australia), a la revista es que, aunque las investigaciones arrojan resultados prometedores, todavía no se sabe con certeza si es recomendable para todos los pacientes. “No es para todo el mundo. Tenemos que averiguar quiénes son esas personas que van a tener malas experiencias, y no recomendarlo”, dijo Rossell.
Otro grupo nutrido de expertos y estudiosos del tema, que también fueron entrevistados por Nature, apuntan a que la decisión fue apresurada, ya que aún no se cuentan con resultados concluyentes y robustos sobre el uso de la psilocibina en el tratamiento de la depresión. (También puede leer: Petro promete una reforma a la salud en La Guajira, pero hay más dudas que certezas)
Por ejemplo, Tiffany Farchione, quien es la directora de psiquiatría de la FDA —la agencia de Estados Unidos que regula, entre otros, los medicamentos—, dijo que “aún se trata de productos en fase de investigación”. Para el director del Centro de Investigación y Educación sobre Drogas Psicodélicas de la Universidad Estatal de Ohio (EE. UU.), Alan Davis, “era demasiado pronto para hacer estos cambios antes de que la investigación pudiera determinar plenamente la eficacia clínica y la seguridad”.
Mientras tanto, Rossell, quien también cree que se trata de una decisión apresurada, apunta que el TGA cedió “a la presión del público y de los grupos de presión para aumentar el acceso a estos tratamientos experimentales, al margen de los ensayos clínicos”. De acuerdo con la revista, la autoridad rechazó esos señalamientos. (Puede interesarle: Casos de diabetes en menores de edad aumentaron casi un 40 % en los últimos 30 años)
A algunos médicos de Australia también les preocupa el hecho de que la autorización emitida por el TGA no venga acompañada de recomendaciones sobre el tipo de entorno clínico en el que se deben dar esas terapias. Al respecto, la Administración respondió que “no son los reguladores de la práctica clínica” y que “otros grupos, ya sean grupos profesionales clínicos u otros, publiquen directrices al respecto”.