Los números rojos del sistema de salud, en medio de la reforma
Con la reforma a la salud como telón de fondo, en el sistema ya empiezan a hacer cuentas sobre el cierre de 2024 y lo que se espera para 2025. Parece haber un déficit billonario y, además, el Minsalud tendrá un presupuesto menor que el que le pidió al Gobierno.
Juan Diego Quiceno
Hablar de plata en el sistema de salud de Colombia es, casi siempre, mencionar cifras que rara vez coinciden. Un ejemplo reciente es el conflicto entre Audifarma y Nueva EPS. La primera, encargada de gestionar la entrega de medicamentos, rompió su vínculo con la EPS alegando una deuda de más de $600.000 millones (con corte al 30 de septiembre), pero Nueva EPS reconoció solo $100.000 millones. Es una situación que se replica en todo el sistema.
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Hablar de plata en el sistema de salud de Colombia es, casi siempre, mencionar cifras que rara vez coinciden. Un ejemplo reciente es el conflicto entre Audifarma y Nueva EPS. La primera, encargada de gestionar la entrega de medicamentos, rompió su vínculo con la EPS alegando una deuda de más de $600.000 millones (con corte al 30 de septiembre), pero Nueva EPS reconoció solo $100.000 millones. Es una situación que se replica en todo el sistema.
Hoy, este debate cobra una relevancia especial por dos razones: primera, porque ayer empezó el primer debate de la reforma a la salud. La propuesta del Ministerio de Salud solo será posible, como dejó claro el Minhacienda, si las deudas acumuladas se cubren al cierre de 2024. Esto significa que el Gobierno debe pagar las deudas del sector, si quiere que la reforma prospere (en caso de ser aprobada).
Segunda, porque ya algunos actores del sistema han comenzado a realizar cálculos para cerrar este año y a definir sus expectativas financieras para 2025. Parte de su atención está centrada en el aumento de la UPC: monto que el Estado les gira a las EPS por cada afiliado.
Sin embargo, todo parece indicar que el sector de la salud cerrará este año con números rojos. “El sistema de salud en la parte financiera siguió deteriorándose en 2024. Este año no ha sido uno de corrección”, dice Alejandro Escobar Correa, experto en economía y gerente estratégico de Sectorial, una firma que analiza periódicamente el estado financiero del sistema de salud.
En “plata blanca”, Escobar calcula que el sistema cerrará 2024 con un hueco de más de $9 billones. “El origen de eso es la estimación del valor de la UPC que se hizo para este año, que no costeó con suficiencia los gastos”, explica. El aumento que había hecho el Minsalud para este año fue de 12,1 %.
En términos menos técnicos, la situación no es tan difícil de entender: según Sectorial, el Gobierno proyectó que se necesitarían alrededor de $90,1 billones para financiar la atención en salud de los colombianos, pero los costos serán realmente de $99,6 billones.
El diagnóstico de Sectorial es similar al que hacen otros dos importantes actores del sistema. El pasado jueves, la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo (Afidro), en colaboración con el centro de estudios económicos ANIF, calculó que hacen falta $9,9 billones en el sistema para 2024. Por otro lado, Acemi (gremio que reúne a las EPS del régimen contributivo) estima que el hueco asciende a, por lo menos, $5,8 billones. Estas cifras se refieren solo a las deudas de 2024; no a lo que el sistema debe de años anteriores que, según estiman estos gremios, puede ser de $11 a $25 billones.
Incluso, el Gobierno ha reconocido que el sistema no pasa por una buena situación financiera. “Este Gobierno está pagando, a pesar de las dificultades. No estamos en las vacas gordas, sino en las vacas flacas”, reconoció el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo el pasado 17 de septiembre en el Congreso. Allí defendió el cálculo que hizo su cartera de la UPC para 2024. Reiteró una y otra vez que se hizo con la misma metodología que se viene aplicando desde 2006.
“Las crisis financieras en el sistema no son nuevas”, reconoce Augusto Galán, exministro de Salud y director de Así Vamos en Salud, “pero en anteriores años el sistema ha encontrado la voluntad y la confianza para superar esas crisis. En esta ocasión, el sistema no está respondiendo y las afectaciones ya se sienten en el día a día de las personas”.
¿Cómo tapar el hueco?
El sector se ha visto obligado a pensar cómo cubrir el hueco financiero. La primera fuente siempre es buscar más recursos del Estado, pero este año no se ha realizado ninguna adición de presupuesto a la salud. “A los actores les ha tocado negociar entre sí, entonces los días de cartera de las clínicas van para arriba”, agrega Escobar.
“La situación cada vez es más crítica”, admiten desde la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, que presentará un nuevo reporte de cartera en los próximos días.
El caso de los hospitales y clínicas ayuda a entender las finanzas del sector. “Estamos viendo el cierre de servicios que no dan en términos financieros”, dice Escobar. Hasta junio de 2024, Sectorial identificó un crecimiento anual del 0,6 % en el número de camas hospitalarias, pero, al mirar en detalle, el panorama es más complejo. La oferta de algunos tipos de camas especializadas ha caído. Las áreas de salud mental, atención pediátrica, neonatal y cuidados especializados son las más afectadas.
Por ejemplo, el número de camas de psiquiatría ha caído un 68,7% (es decir, 145 camas menos). En obstetricia, la disminución es aún más drástica, con una reducción del 87,6 %, perdiendo 78 camas. También se han reducido camas para pacientes crónicos, personas con dependencia farmacológica, y en cuidados intensivos pediátricos y neonatales.
La afectación no es solo en los tipos de cama, sino también en su disponibilidad en las regiones. En Vichada, por ejemplo, el número de camas ha disminuido en un 22,8 %, mientras que en San Andrés la reducción es del 13,4 % y en Meta del 7 %.
“La salida de un número significativo de IPS del mercado colombiano tiene profundas implicaciones tanto desde la perspectiva de la oferta como de la demanda de servicios de salud. Los pacientes enfrentarán mayores barreras de acceso y posibles deterioros en su salud, mientras que las IPS restantes y el sistema de salud en general verán una mayor carga y costos incrementados”, advierte el informe de Sectorial, que se enmarca en la red privada, la cual representa más del 80 % de los prestadores disponibles en el país.
En cuanto a la red pública, el Gobierno ha comprometido una inversión en recuperación y fortalecimiento de infraestructura hospitalaria pública que, a corte del pasado 14 de septiembre, ascendía a más de $500.000 millones en 2024. Con estas cifras en rojo, ¿qué sucederá en 2025?
El 2025, ¿en rojo?
El Ministerio de Salud ha comunicado muy poco sobre el avance del cálculo de la UPC para 2025. Se sabe que ha tenido dificultades en recolectar los datos que necesita para definir ese aumento. Esos datos deben ser entregados por las EPS y pasar filtros de calidad. “A raíz de que algunas no entregaron la información, hemos reabierto las ventanas para que lo hagan”, dijo el ministro a mediados de septiembre. “Tenemos hasta el 31 de diciembre para definirlo, y la ley dice que si no hay decreto, sube lo que indique la inflación”.
Sectorial estima, preliminarmente, que la UPC para 2025 debería ajustarse en un 18 %. “Eso permitiría garantizar que los recursos alcancen para pagar los servicios de salud de ese año. Eso no permite pagar deudas viejas”, dice Escobar.
Considerando que el Ministerio de Hacienda calcula que la inflación de este año será de 5,3 % y que en 2025 seguirá bajando, un 18 % es un gran aumento. Durante los últimos 16 años, la UPC ha incrementado más que la inflación, salvo en 2021, cuando fue de 5,62 % y el crecimiento de la UPC fue de 5,18 %. Sin embargo, en ninguno de esos años la diferencia entre el aumento de la UPC y la inflación ha superado los seis puntos, como plantea la estimación de Sectorial.
ANIF y Afidro son un poco más conservadores y sugieren un aumento del 16,4 %. “Este valor es esencial para cubrir las necesidades de prestación de servicios de salud del próximo año y no aborda el déficit acumulado”, indican.
Aunque ACEMI no ha proporcionado cifras concretas sobre este tema, ha dado algunas luces. A mediados de agosto, las EPS expusieron un escenario al Congreso en el que argumentan que, si el Gobierno incrementa la UPC a un ritmo alineado con su evolución histórica a mediano plazo, lo que significa entre un 7 % y poco más del 8 %, el sistema podría enfrentar un déficit de $2 a $3,5 billones en 2025. Esto sugiere que, para evitar ese déficit, el aumento debería ser significativamente superior al 9 %.
Esa proyección la hicieron en medio de una discusión sobre el presupuesto general de la nación para 2025, que tiene muy preocupado al sector. El Ministerio de Salud tendría un presupuesto de $65 billones para el próximo año, según dejó ver el articulado del Ministerio de Hacienda. “Nos preguntan si consideramos que eso es suficiente. No. Todos necesitamos más plata. Yo considero que nos harían falta aproximadamente unos $11 billones para, muy especialmente, atender aseguramiento (UPC) y presupuestos máximos”, reconoció el ministro Jaramillo.
Una comisión accidental en el Congreso reveló, en septiembre, lo que significa que el sector salud no tenga los $11 billones que necesita para 2025. La ampliación de la infraestructura hospitalaria, por ejemplo, “presenta un déficit significativo de $991.000 millones, lo que representa un 65,2 % de su necesidad total”, dijeron los congresistas.
El Minsalud pidió para esto, una de sus prioridades, $1,8 billones, pero el Gobierno solo le autorizó poco más de $800.000 millones. “Hay más de 2.000 puestos de salud que hoy están abandonados. No se puede esperar que la inversión venga del terreno privado, que va adonde hay negocio”, dijo Jaramillo, “pero aquí nos toca trabajar con lo que hay. Yo estoy acostumbrado a eso”.
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