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Los relojes inteligentes, junto a otros mecanismos para rastrear la actividad física, podrían interferir con los marcapasos y demás dispositivos implantados por la medicina en el cuerpo humano. Así lo afirmó un estudio publicado en la revista Corazón y Ritmo (Heart and Rhythm en inglés).
Hoy en día resulta común la popularización de instrumentos tecnológicos que monitorean algunos signos vitales, como el ritmo cardiaco y la presión sanguínea.
Sin embargo, la investigación sugiere que, a pesar de los obvios beneficios de este seguimiento constante a la salud personal, algunos de estos dispositivos podrían interferir con el funcionamiento de otros mecanismos implantados en el cuerpo humano para tratar graves enfermedades. Además de los marcapasos, esto también podría afectar a los desfibriladores cardioversores implantables (DCI), y los dispositivos de terapia de resincronización cardíaca (CRT) (Lea también: Científicas tienen pistas de por qué la migraña aumenta durante la menstruación).
Los investigadores llegaron a esta conclusión al aplicar corriente eléctrica, con sensores de bioimpedancia, a los dispositivos CRT de tres compañías que los fabrican.
Los sensores de bioimpedancia son aquellos que emiten una pequeña e imperceptible corriente eléctrica que mide la respuesta de la composición corporal de una persona, como los niveles de estrés y signos vitales. Esta tecnología es que la que se utiliza en relojes inteligentes y demás dispositivos que miden la actividad física.
Aunque su uso no significa un riesgo inmediato para las personas, el doctor Benjamin Sánchez Terrones, uno de los principales investigadores del estudio, dijo que casi todos los dispositivos cardiacos implantados en el cuerpo humano han advertido potenciales interferencias de otros artefactos electrónicos por los campos magnéticos que tienen. De esta preocupación hacen parte también los teléfonos celulares.
“Se sabe que los relojes inteligentes, las básculas inteligentes, los anillos inteligentes y otros dispositivos inteligentes suelen tener pequeños imanes en su interior que son de tamaño pequeño pero producen fuertes campos magnéticos”, le dijo el Dr. John Higgins, profesor de medicina cardiovascular en la Escuela de Medicina McGovern de UTHealth Houston, a Healthline.
“Lo que puede interferir con el funcionamiento de los marcapasos permanentes (PPM) y los desfibriladores automáticos implantables (AICD) debido a la interferencia eléctrica”, continuó Higgins (Lea también: ¿Ha visto famosos con joyas en los dientes? Esta es una muy mala idea).
Según el investigador, el dispositivo portátil debe estar a menos de siete centímetros de distancia para crear problemas importantes.
Es por es que los autores de la investigación llaman a que se hagan más estudios que analicen el impacto real de los dispositivos móviles, en este caso los que monitorean la actividad física, sobre las personas que tienen otros artefactos médicos implantados en su cuerpo.
Además, durante los últimos años ha aumentado el consumo de tecnología que rastrea la salud de las personas, y eso ha borrado la línea entre los aparatos médicos y aquellos de consumo comercial, que pueden ser comprados en muchas tiendas y no tienen ningún tipo de regulación.
“Nuestra investigación es la primera en estudiar dispositivos que emplean tecnología de detección de bioimpedancia y en descubrir posibles problemas de interferencia con los CIED, como los dispositivos CRT”, dijo Sánchez Terrones. “Necesitamos probar en una cohorte más amplia de dispositivos y en pacientes con estos dispositivos. La investigación colaborativa entre los investigadores y la industria sería útil para mantener a los pacientes seguros”.