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La ley 1787 del 2016 creó el marco regulatorio para que los colombianos tuvieran acceso a derivados del cannabis con fines médicos que cumplieran estándares de calidad farmacéutica, de composición conocida y que fueran producidos siguiendo óptimas prácticas agrícolas y de elaboración. El alto interés de los consumidores por derivados del cannabis ha generado una industria paralela de compuestos producidos bajo condiciones desconocidas, carecen de registros sanitarios, y podrían representar un riesgo para la salud de los colombianos.
Los peligros que representan estos productos de composición, prácticas de cultivo y elaboración indeterminados, son variados. La falta de conocimiento sobre la concentración de los cannabinoides – sustancias activas con propiedades terapéuticas provenientes del cannabis- aumenta la posibilidad de efectos adversos, que pueden ir desde mareos, somnolencia y boca seca hasta arritmias, hipotensión y otros efectos cardiovasculares, paranoia y efectos psicoactivos no deseados. Para personas de la tercera edad, pacientes pediátricos o que usan otros medicamentos, estos efectos adversos pueden ser graves.
Una de las moléculas provenientes de la planta del cannabis mas estudiadas y cuyos usos terapéuticos están ampliamente validados por la evidencia científica, el D-9-tetrahidrocannabinol, o THC, tiene el potencial de ocasionar dependencia y adicción, particularmente cuando se usa en altas dosis repetidamente, particularmente en personas con enfermedades psiquiátricas. Como no es posible conocer con certeza la composición de los productos sin registro sanitario y las concentraciones de este cannabinoide en especial, se dificulta entablar estrategias para un uso seguro y que reduzcan el daño que puedan ocasionar estos compuestos.
(Lea: Garantizar la calidad y seguridad, el reto del cannabis medicinal en Colombia)
“En circunstancias donde estos productos sin registro sanitario son usados sin la vigilancia médica pertinente, y para condiciones clínicas que carecen de fundamento científico tal y como son promocionadas en redes sociales, su uso representa un riesgo mayor que el beneficio que podría potencialmente otorgar. "
Al desconocer las prácticas de extracción y producción, se hace igualmente difícil tener información detallada sobre la presencia o ausencia de contaminantes y toxinas en estos compuestos. Los principales contaminantes de la planta del cannabis son bacterias, metales pesados y pesticidas. Estos contaminantes, dependiendo de los métodos de extracción y procesamiento de los derivados del cannabis, pueden alcanzar altas concentraciones en los productos finales, afectar la salud de las personas y modular la biodisponibilidad y absorción de los cannabinoides dependiendo de la ruta de administración.
Al igual que todos los medicamentos, los derivados del cannabis con fines médicos tienen contraindicaciones, pueden tener interacciones con otros medicamentos y por lo tanto aumentar la posibilidad de efectos adversos, y deben ser usados con precaución por ciertos grupos de pacientes. En circunstancias donde estos productos sin registro sanitario son usados sin la vigilancia médica pertinente, y para condiciones clínicas que carecen de fundamento científico tal y como son promocionadas en redes sociales, su uso podría representar un riesgo mayor que el beneficio que podría potencialmente otorgar.
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Teniendo en cuenta los riesgos del uso de compuestos de cannabis de origen y composición desconocidos, el gobierno colombiano ha implementado un marco regulatorio para que los colombianos tengamos acceso a productos derivados que cumplan con los estándares de calidad exigidos para los medicamentos. Cualquier médico en Colombia puede prescribir las fórmulas magistrales legales basadas en cannabinoides producidas en laboratorios que cuentan con buenas prácticas de elaboración para condiciones clínicas que tengan sustento científico, y después de hacer una juiciosa ponderación sobre los beneficios y los riesgos de esta terapia para cada paciente individual. Un médico tiene el conocimiento para decidir si un derivado de cannabis medicinal es apropiado para su paciente, cuál concentración de cannabinoides sería mas segura y eficaz dependiendo de su condición clínica, y cuáles serían las precauciones para tener en cuenta, en particular con respecto a posibles interacciones con otros medicamentos que se estén usando concomitantemente y así establecer parámetros de seguimiento.
Tendemos a pensar que algunos productos, porque “son naturales, no hacen daño”. Afortunadamente, cada vez mas contamos con mas información científica de buena calidad que nos permita determinar, tanto a los médicos como a los pacientes, cuáles son las ventajas y desventajas de usar productos derivados de una planta como el cannabis, facilitando la toma de decisiones de manera informada con respecto a su uso en el contexto clínico. Dada la gran oferta de productos basados en cannabis de venta libre es esencial que los colombianos desarrollemos el conocimiento lo suficientemente sofisticado para discernir que los productos que se ofrecen en redes sociales, usualmente promocionados usando términos bombásticos que hacen referencia a propiedades casi mágicas y curativas, no son los productos del esquema legal que se acceden exclusivamente bajo criterio y fórmula médica.
La expedición de alertas sanitarias sobre productos basados en cannabis fraudulentos es un signo que demuestra que nuestro ente sanitario está asumiendo sus funciones de vigilancia frente a la naciente industria del cannabis medicinal. Esperemos que, a medida que el Invima toma un papel mas proactivo sobre el sector del cannabis medicinal, pueda informar a los ciudadanos con mayor claridad y transparencia sobre las fuentes legales de derivados de cannabis medicinal y mantenga un sistema de vigilancia y control que responda ágilmente a la llegada de más y mas variados productos basados en cannabis.
*Líder Científico - Procannacol