Mapean el consumo mundial de carne de animales silvestres
El consumo de este tipo de carne puede conllevar el riesgo de contraer enfermedades zoonóticas, como el covid-19. Una nueva base de datos apunta que la actividad es especialmente intensa en África Occidental, África Central y el Sudeste Asiático.
El pasado de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la emergencia internacional por la pandemia de covid-19 que, según las versiones predominantes, tuvo su origen en un mercado con animales vivos en Wuhan, China.
Aunque todavía hay disputas por los orígenes de la pandemia, el consenso (de momento) es que las muestras de ese mercado “aparte de las secuencias correspondientes al virus SARS-CoV-2, las muestras contenían ADN humano y ADN mitocondrial de varias especies animales que pueden ser infectadas por dicho virus, como los mapaches japoneses, los puercoespines malayos y las ratas de bambú chinas, entre otras especies”.
Desde ese momento, ha sido más frecuente escuchar sobre el término de enfermedad zoonótica, que hace referencia a las enfermedades que se pueden transmitir de animales silvestres a los humanos. Típicamente, su riesgo se incrementa por problemáticas como la deforestación, que aumenta las probabilidades de que humanos y animales de selvas o bosques, por ejemplo, tengan un contacto estrecho. (También puede leer: Ser bilingüe desde joven podría ayudar a prevenir la demencia)
Pero hay otras razones detrás de la propagación de este tipo de enfermedades. Una de ellas es el consumo de carne de animales silvestres que, presuntamente, podría haber influido en el inicio de la pandemia por covid-19. La OMS incluso ha estimado que más del 70 % de las enfermedades emergentes de las últimas tres décadas han sido zoonóticas.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Emerging Infectious Diseases, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., incluye una base de datos detallada que mapea y predice la intensidad del consumo de carne de animales silvestres en todo el mundo, teniendo en cuenta factores como la densidad de población, la diversidad de especies animales y la proximidad humana a los hábitats naturales.
El mapa generado con el modelo que utilizaron los investigadores muestra que persisten niveles significativos de este tipo de consumo de carne en los trópicos, con una actividad especialmente intensa en África Occidental, África Central y el Sudeste Asiático. El objetivo del modelo, esperan los científicos, es que pueda aportar a vigilar y detectar las enfermedades zoonóticas. (Le puede interesar: La “mala soledad”, una conversación pendiente)
Soushieta Jagadesh, experta en enfermedades infecciosas de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y una de las coautoras del trabajo, afirmó a Scientific American que, a pesar de la amenaza para la salud pública mundial que supone la carne de animales salvajes, hasta ahora la información sobre los lugares exactos donde se procesa y consume este tipo de carne era escasa. “Conseguir una base de datos compilada sobre la carne de animales silvestres es bastante difícil”, afirmó. Las bases de datos anteriores tenían una utilidad limitada porque se hacían “a escala local en regiones concretas, pero nunca a gran escala o a nivel mundial”.
El modelo encontró que la riqueza de especies de mamíferos y la deforestación fueron los principales impulsores de la distribución geográfica de las actividades relacionadas con la carne de animales silvestres. “Estos resultados podrían ayudar a priorizar la futura vigilancia de las actividades relacionadas con la carne de animales silvestres y a prever zoonosis emergentes a escala mundial”, escribieron los investigadores en el artículo.
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El pasado de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la emergencia internacional por la pandemia de covid-19 que, según las versiones predominantes, tuvo su origen en un mercado con animales vivos en Wuhan, China.
Aunque todavía hay disputas por los orígenes de la pandemia, el consenso (de momento) es que las muestras de ese mercado “aparte de las secuencias correspondientes al virus SARS-CoV-2, las muestras contenían ADN humano y ADN mitocondrial de varias especies animales que pueden ser infectadas por dicho virus, como los mapaches japoneses, los puercoespines malayos y las ratas de bambú chinas, entre otras especies”.
Desde ese momento, ha sido más frecuente escuchar sobre el término de enfermedad zoonótica, que hace referencia a las enfermedades que se pueden transmitir de animales silvestres a los humanos. Típicamente, su riesgo se incrementa por problemáticas como la deforestación, que aumenta las probabilidades de que humanos y animales de selvas o bosques, por ejemplo, tengan un contacto estrecho. (También puede leer: Ser bilingüe desde joven podría ayudar a prevenir la demencia)
Pero hay otras razones detrás de la propagación de este tipo de enfermedades. Una de ellas es el consumo de carne de animales silvestres que, presuntamente, podría haber influido en el inicio de la pandemia por covid-19. La OMS incluso ha estimado que más del 70 % de las enfermedades emergentes de las últimas tres décadas han sido zoonóticas.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Emerging Infectious Diseases, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., incluye una base de datos detallada que mapea y predice la intensidad del consumo de carne de animales silvestres en todo el mundo, teniendo en cuenta factores como la densidad de población, la diversidad de especies animales y la proximidad humana a los hábitats naturales.
El mapa generado con el modelo que utilizaron los investigadores muestra que persisten niveles significativos de este tipo de consumo de carne en los trópicos, con una actividad especialmente intensa en África Occidental, África Central y el Sudeste Asiático. El objetivo del modelo, esperan los científicos, es que pueda aportar a vigilar y detectar las enfermedades zoonóticas. (Le puede interesar: La “mala soledad”, una conversación pendiente)
Soushieta Jagadesh, experta en enfermedades infecciosas de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y una de las coautoras del trabajo, afirmó a Scientific American que, a pesar de la amenaza para la salud pública mundial que supone la carne de animales salvajes, hasta ahora la información sobre los lugares exactos donde se procesa y consume este tipo de carne era escasa. “Conseguir una base de datos compilada sobre la carne de animales silvestres es bastante difícil”, afirmó. Las bases de datos anteriores tenían una utilidad limitada porque se hacían “a escala local en regiones concretas, pero nunca a gran escala o a nivel mundial”.
El modelo encontró que la riqueza de especies de mamíferos y la deforestación fueron los principales impulsores de la distribución geográfica de las actividades relacionadas con la carne de animales silvestres. “Estos resultados podrían ayudar a priorizar la futura vigilancia de las actividades relacionadas con la carne de animales silvestres y a prever zoonosis emergentes a escala mundial”, escribieron los investigadores en el artículo.
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