Marihuana medicinal, ¿para qué sirve?
Algunos estudios sugieren que la sustancia tiene fines terapéuticos, podría mitigar el dolor en pacientes con VIH y disminuir las náuseas que genera la quimioterapia.
Redacción Vivir
Luego de que el presidente Santos y el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, respaldaran el proyecto de ley presentado por el Partido Liberal, la posibilidad de que se permita en Colombia el uso medicinal de la marihuana parece mucho más cercana. “Debemos avanzar en esto gradualmente. No vamos a dar un salto al vacío. Ese no es el espíritu de la iniciativa. Sólo el 0,8% de carga de enfermedad global está relacionado con el uso de drogas ilícitas, mientras que el 4% depende del alcohol y el tabaquismo”, aseguró Gaviria.
Pero más allá del espaldarazo que le dio el Gobierno a la iniciativa, que busca reglamentar el acto legislativo 02 de 2009, ¿cuál es el uso médico de esta sustancia? ¿Sirve realmente para tratar algunas enfermedades?
Aunque los estudios sobre el tema no son abundantes, en las últimas décadas se han hecho varias investigaciones que han tratado de develar los beneficios que tiene la marihuana en ciertas patologías (ver gráfico).
Por ejemplo, de acuerdo al Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos, “estudios de 1970 mostraron que al fumarla puede disminuir la presión intraocular en personas que tienen glaucoma”. O, según una investigación en la que se analizó durante 20 años el efecto que produjo el cannabis en 5.115 adultos, la marihuana aumenta la capacidad pulmonar, a diferencia del efecto que produce el tabaquismo. El artículo fue publicado en enero de 2012 en la revista especializada Journal of the American Medical Association.
Además se puede encontrar literatura médica que hace alusión a los beneficios que puede tener a la hora de controlar los ataques epilépticos. Tal es el caso del experimento realizado en 2003 por el Departamento de Neurología de la Universidad de Virginia Commonwealth, en el cual, luego de dar extracto de marihuana sintética a ratas epilépticas, se registró que las convulsiones se eliminaban por un lapso de diez horas.
También hay referentes que sugieren algunos beneficios de la sustancia para disminuir las náuseas y aliviar el dolor que puede generar la quimioterapia. La Escuela de Medicina de Harvard publicó una investigación sobre el tema en 2010. Se puede leer en su página www.health.harvard.edu.
“En las últimas décadas se ha publicado buena literatura científica en la que se recomienda el cannabis como un agente terapéutico. Hoy se sabe que estimula el apetito en pacientes con VIH, que reduce los espasmos o que alivia los síntomas del asma porque actúa como un broncodilatador. Lo que por lo general recomiendan los médicos es que se consuma de forma inhalada, mediante el empleo de un vaporizador”, afirma el psicólogo Carlos Arturo Carvajal, exmiembro del grupo de expertos en reducción de la demanda de drogas de Naciones Unidas y asesor de la Secretaría de Salud de Bogotá.
Sin embargo, el camino para que la marihuana se use con esos fines en el país no será nada fácil. Lo dijo hace dos días el ministro de Salud: “¿Cómo va a ser incorporada a nuestros planes de beneficio? ¿Cuál será recobrada al Fosyga?”.
Esa es apenas una pequeña incertidumbre, porque, según Carvajal, la ruta que hay que seguir de aquí en adelante es difícil y lenta: “Se necesita, primero, que el Consejo Nacional de Estupefacientes apruebe una investigación con fines médicos, que se nombre un comité de expertos, que se hagan los respectivos estudios (que pueden durar años o meses) y que se tramite un registro ante el Invima. Además haría falta saber cuáles son las variedades, quién va a administrar la producción, cómo se va a regular y cómo se va a distribuir. Porque es muy fácil dosificarla por parte del usuario, pero será muy difícil para el profesional de la salud”. Para que eso se decida, dice, tendrán que pasar, mínimo, unos cinco años.
Luego de que el presidente Santos y el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, respaldaran el proyecto de ley presentado por el Partido Liberal, la posibilidad de que se permita en Colombia el uso medicinal de la marihuana parece mucho más cercana. “Debemos avanzar en esto gradualmente. No vamos a dar un salto al vacío. Ese no es el espíritu de la iniciativa. Sólo el 0,8% de carga de enfermedad global está relacionado con el uso de drogas ilícitas, mientras que el 4% depende del alcohol y el tabaquismo”, aseguró Gaviria.
Pero más allá del espaldarazo que le dio el Gobierno a la iniciativa, que busca reglamentar el acto legislativo 02 de 2009, ¿cuál es el uso médico de esta sustancia? ¿Sirve realmente para tratar algunas enfermedades?
Aunque los estudios sobre el tema no son abundantes, en las últimas décadas se han hecho varias investigaciones que han tratado de develar los beneficios que tiene la marihuana en ciertas patologías (ver gráfico).
Por ejemplo, de acuerdo al Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos, “estudios de 1970 mostraron que al fumarla puede disminuir la presión intraocular en personas que tienen glaucoma”. O, según una investigación en la que se analizó durante 20 años el efecto que produjo el cannabis en 5.115 adultos, la marihuana aumenta la capacidad pulmonar, a diferencia del efecto que produce el tabaquismo. El artículo fue publicado en enero de 2012 en la revista especializada Journal of the American Medical Association.
Además se puede encontrar literatura médica que hace alusión a los beneficios que puede tener a la hora de controlar los ataques epilépticos. Tal es el caso del experimento realizado en 2003 por el Departamento de Neurología de la Universidad de Virginia Commonwealth, en el cual, luego de dar extracto de marihuana sintética a ratas epilépticas, se registró que las convulsiones se eliminaban por un lapso de diez horas.
También hay referentes que sugieren algunos beneficios de la sustancia para disminuir las náuseas y aliviar el dolor que puede generar la quimioterapia. La Escuela de Medicina de Harvard publicó una investigación sobre el tema en 2010. Se puede leer en su página www.health.harvard.edu.
“En las últimas décadas se ha publicado buena literatura científica en la que se recomienda el cannabis como un agente terapéutico. Hoy se sabe que estimula el apetito en pacientes con VIH, que reduce los espasmos o que alivia los síntomas del asma porque actúa como un broncodilatador. Lo que por lo general recomiendan los médicos es que se consuma de forma inhalada, mediante el empleo de un vaporizador”, afirma el psicólogo Carlos Arturo Carvajal, exmiembro del grupo de expertos en reducción de la demanda de drogas de Naciones Unidas y asesor de la Secretaría de Salud de Bogotá.
Sin embargo, el camino para que la marihuana se use con esos fines en el país no será nada fácil. Lo dijo hace dos días el ministro de Salud: “¿Cómo va a ser incorporada a nuestros planes de beneficio? ¿Cuál será recobrada al Fosyga?”.
Esa es apenas una pequeña incertidumbre, porque, según Carvajal, la ruta que hay que seguir de aquí en adelante es difícil y lenta: “Se necesita, primero, que el Consejo Nacional de Estupefacientes apruebe una investigación con fines médicos, que se nombre un comité de expertos, que se hagan los respectivos estudios (que pueden durar años o meses) y que se tramite un registro ante el Invima. Además haría falta saber cuáles son las variedades, quién va a administrar la producción, cómo se va a regular y cómo se va a distribuir. Porque es muy fácil dosificarla por parte del usuario, pero será muy difícil para el profesional de la salud”. Para que eso se decida, dice, tendrán que pasar, mínimo, unos cinco años.