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Entre 1948 y 1996 el gobierno japonés esterilizó a más de 16.500 personas. Así lo reveló un informe presentado al parlamento de ese país, que ha desatado el disgusto de cientos de personas. (Lea La soledad y el aislamiento social incrementan el riesgo de muerte)
El documento, que tiene más de 1.400 páginas, muestra que en esa época hubo una ley de eugenesia que condujo a las autoridades a esterilizar, incluso, a una niña y a un niño de nueve años, con el propósito de “prevenir los descendientes de mala calidad”. De acuerdo con esa vieja ley, solían realizar el procedimiento a personas con discapacidad intelectual, enfermedad mental o trastornos hereditarios.
Como lo indica desde Tokio el periodista Justin McCurry, en el diario inglés The Guardian, el informe ha causado asombro e ira entre los habitantes del país asiático, donde los pobladores exigen que haya una reparación a las víctimas.
El secretario jefe del gabinete, Hirokazu Matsuno, aseguró a medios que el gobierno “reflexiona sinceramente y se disculpa profundamente por el tremendo dolor” que sufrieron las personas que fueron sometidas a ese procedimiento.
La revelación, sin embargo, no fue suficiente. Koji Niisato, un abogado que representa a las víctimas, por ejemplo, aplaudió que hicieran público ese documento, pero, a sus ojos, aún hay preguntas sin respuesta.
“El informe no reveló por qué se creó la ley, por qué tomó 48 años modificarla o por qué las víctimas nunca fueron compensadas”, dijo Niisato, de acuerdo con la agencia de noticias Kyodo.
El tema no es un asunto nuevo. Tras décadas de lucha, desde 2019 el Estado empezó a ofrecer una compensación a quienes fueron afectados por esa práctica. La cantidad a la que tienen derecho, que se estableció tras una ley, asciende a US$ 22.800, una suma que, para muchos, es insignificante ante el daño causado.
Quienes quieran acceder a ese pago, informa The Guardian, solo tendrán plazo hasta abril del 2024, aunque, hasta el momento, muy pocas personas lo han hecho: 1.049.
“La cirugía eugenésica me privó de todos mis sueños de un matrimonio feliz e hijos”, le dijo al medio británico una de las afectadas, de 77 años. Cuando tenía 16 fue obligada a someterse a una operación que, como supo tiempo después, le impediría tener hijos en el futuro.
“Tan pronto como le dije a mi esposo, en quien confiaba, que me habían operado y que no podía tener hijos, me dejó y exigió el divorcio. Me enfermé mentalmente y no pude trabajar. Me han diagnosticado trastorno de estrés postraumático. La cirugía eugenésica puso mi vida patas arriba”, aseguró.
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