Más de 800 millones de personas podrían sufrir dolor lumbar en las próximas décadas
The Lancet publica un estudio en el que actualiza las estimaciones de este dolor. En 2020 más de 600 millones de personas reportaban sufrirlo, una cifra que seguirá creciendo hasta 2050. La revista alerta sobre el uso de tratamientos e inyecciones que lejos de ayudar, podrían estar retrasando el tratamiento.
El dolor lumbar es la principal causa de discapacidad en la mayoría de los países. En 2018, la revista científica The Lancet publicó una serie de tres partes sobre la definición, el tratamiento basado en la mejor evidencia y las direcciones de investigación futuras para el dolor lumbar, pues se cree que esta afectación no hará nada más que crecer en el futuro.
La serie destacó los roles del asesoramiento y la educación que respaldan las intervenciones de autocontrol, físicas y psicológicas, especialmente como tratamientos de primera línea para el dolor lumbar. Sin embargo, todavía hay un uso inapropiado o incluso un desconocimiento de ellas.
Paralelamente, opioides, inyecciones espinales y otros procedimientos invasivos de eficacia cuestionable en todo el mundo se siguen practicando. El uso de tratamientos de poca o ninguna eficacia puede retrasar la recuperación y aumentar el riesgo de discapacidad relacionada con la espalda a largo plazo y, en consecuencia, aumentar la carga de esta afección a nivel mundial.
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The Lancet acaba de publicar un informe en el que actualiza las estimaciones a nivel mundial, regional y nacional de la prevalencia y los años vividos con discapacidad del dolor lumbar en la población general. Los datos están estandarizados por edad y sexo para 204 países, en el período de tiempo que va de 1990 a 2020. En este último año, los investigadores estiman que 619 millones de personas informaron tener dolor lumbar en todo el mundo. Según los cambios previstos en la población, en 2050 habrá 843 millones de personas en todo el mundo con dolor lumbar.
Se espera que hacia 2050 los aumentos más sustanciales se observen en Asia y África. La mayor parte del aumento de la prevalencia en el mundo estará impulsado por el crecimiento de la población, excepto en algunas regiones donde el envejecimiento de la población parece ser la razón principal. Este aumento del dolor lumbar podría tener consecuencias sociales y económicas importantes, especialmente considerando el costo sustancial de la atención de esta afección.
Los investigadores advierten que los medicamentos recetados para afecciones de la columna vertebral están aumentando de valor en los últimos años, y los opioides se convirtieron en la clase de medicamentos recetados con mayor frecuencia. Otro impacto social y económico del dolor lumbar se deriva de su alta prevalencia y carga sustancial en las personas en edad laboral. Un promedio de 100 días de ausencia del trabajo por persona por año se debieron al dolor lumbar en Brasil, por ejemplo, con pérdidas de productividad equivalentes a US$2.2 mil millones de dólares.
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Además del ausentismo laboral, el dolor lumbar podría obligar a los trabajadores a jubilarse prematuramente. Las personas que se jubilan antes de tiempo debido a un dolor lumbar tienen una riqueza total y unos activos generadores de ingresos sustancialmente menores que los que permanecen en un empleo a tiempo completo. Por lo tanto, dicen los investigadores de The Lancet, se debe dar más énfasis a las intervenciones integradas y de regreso temprano al trabajo.
Se sabe a partir de investigaciones anteriores que, en comparación con los adultos más jóvenes, los adultos mayores tienen más probabilidades de sufrir una discapacidad grave por dolor lumbar, con pérdida de movilidad e independencia, lo que genera mayores necesidades de atención. Las personas mayores también son más propensas a reportar peores resultados y una recuperación más lenta comparación con los adultos más jóvenes. Por eso, a medida que la población envejece, es necesario la inclusión de recomendaciones de manejo dirigidas y específicas para esa población.
El dolor lumbar es la principal causa de discapacidad en la mayoría de los países. En 2018, la revista científica The Lancet publicó una serie de tres partes sobre la definición, el tratamiento basado en la mejor evidencia y las direcciones de investigación futuras para el dolor lumbar, pues se cree que esta afectación no hará nada más que crecer en el futuro.
La serie destacó los roles del asesoramiento y la educación que respaldan las intervenciones de autocontrol, físicas y psicológicas, especialmente como tratamientos de primera línea para el dolor lumbar. Sin embargo, todavía hay un uso inapropiado o incluso un desconocimiento de ellas.
Paralelamente, opioides, inyecciones espinales y otros procedimientos invasivos de eficacia cuestionable en todo el mundo se siguen practicando. El uso de tratamientos de poca o ninguna eficacia puede retrasar la recuperación y aumentar el riesgo de discapacidad relacionada con la espalda a largo plazo y, en consecuencia, aumentar la carga de esta afección a nivel mundial.
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Se espera que hacia 2050 los aumentos más sustanciales se observen en Asia y África. La mayor parte del aumento de la prevalencia en el mundo estará impulsado por el crecimiento de la población, excepto en algunas regiones donde el envejecimiento de la población parece ser la razón principal. Este aumento del dolor lumbar podría tener consecuencias sociales y económicas importantes, especialmente considerando el costo sustancial de la atención de esta afección.
Los investigadores advierten que los medicamentos recetados para afecciones de la columna vertebral están aumentando de valor en los últimos años, y los opioides se convirtieron en la clase de medicamentos recetados con mayor frecuencia. Otro impacto social y económico del dolor lumbar se deriva de su alta prevalencia y carga sustancial en las personas en edad laboral. Un promedio de 100 días de ausencia del trabajo por persona por año se debieron al dolor lumbar en Brasil, por ejemplo, con pérdidas de productividad equivalentes a US$2.2 mil millones de dólares.
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Además del ausentismo laboral, el dolor lumbar podría obligar a los trabajadores a jubilarse prematuramente. Las personas que se jubilan antes de tiempo debido a un dolor lumbar tienen una riqueza total y unos activos generadores de ingresos sustancialmente menores que los que permanecen en un empleo a tiempo completo. Por lo tanto, dicen los investigadores de The Lancet, se debe dar más énfasis a las intervenciones integradas y de regreso temprano al trabajo.
Se sabe a partir de investigaciones anteriores que, en comparación con los adultos más jóvenes, los adultos mayores tienen más probabilidades de sufrir una discapacidad grave por dolor lumbar, con pérdida de movilidad e independencia, lo que genera mayores necesidades de atención. Las personas mayores también son más propensas a reportar peores resultados y una recuperación más lenta comparación con los adultos más jóvenes. Por eso, a medida que la población envejece, es necesario la inclusión de recomendaciones de manejo dirigidas y específicas para esa población.