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Todos los días salen resultados de investigaciones y estudios en las revistas de ciencia y medicina más importante del mundo. Pocos, sin embargo, logran atrapar el interés del público general. Dos de ellos lo han logrado recientemente. Se trata de los resultados de un par de investigaciones en las que se le aplicó medicamento experimental a pacientes con dos tipos de cáncer, rectal y de mama. ¿Qué pasó? Tuvieron una respuesta inesperadamente favorable contra la enfermedad.
Ambas investigaciones fueron publicadas en la revista especializada New England Journal of Medicine. En una de ellas, un estudio de fase 2, se probó un medicamento en 12 pacientes con adenocarcinoma rectal, un tipo de cáncer rectal. Al estudio se inscribieron 16 pacientes, pero solo 12 completaron los 6 meses de tratamiento y seguimiento, y por ende la evaluación definitiva se centra en ellos.
A todos se les aplicó un anticuerpo cada 3 semanas y durante 6 meses, un tratamiento que debía ser seguido de quimiorradioterapia estándar y cirugía. El resultado, informaron los autores en la revista, es que al final, y aún sin cirugía y quimiorradioterapia, los 12 pacientes tuvieron una respuesta clínica completa, sin evidencia de tumor en las imágenes de resonancia magnética. Es decir, hubo remisión del cáncer.
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Es un resultado que ni siquiera los mismos autores de la investigación se esperaban. “Creo que es la primera vez que esto ocurre en la historia del cáncer” le dijo a The New York Times Luis A. Diaz Jr., médico del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering y uno de los autores del artículo. A pesar del buen resultado y de la esperanza que esto despierta, hay que tomar en consideración algunos elementos que llaman a la cautela.
En primer lugar, los 12 pacientes tenían un cáncer de recto con unas características (una mutación llamada ‘deficient mismatch repair’) que tiene solo entre el 5% y el 10% de todos los cánceres rectales. Es decir, los resultados cobijan a un tipo de cáncer rectal que no es el que tiene la gran mayoría de personas. Aún así, la remisión de la enfermedad en todos los pacientes es un resultado prometedor, pero ni de lejos definitivo.
Y no lo es porque además del tipo de cáncer, el número de pacientes es muy pequeño. Incluso los mismos autores del estudio lo señalan: “Aunque los resultados de nuestro estudio son prometedores, especialmente dado que 12 pacientes consecutivos tuvieron una respuesta clínica completa, el estudio es pequeño y representa la experiencia de una sola institución. Estos hallazgos deben reproducirse en una cohorte prospectiva más grande que equilibre las prácticas académicas y comunitarias y asegure la participación de pacientes de diversos orígenes raciales y étnicos”.
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En una editorial que acompaña el artículo en la revista New England Journal of Medicine, Hanna K. Sanoff, del Centro Oncológico Integral Lineberger de la Universidad de Carolina del Norte, celebra aspectos positivos del estudio y reitera el camino a seguir. Sanoff tilda al estudio de “pequeño pero convincente” y señala que aunque los “resultados son motivo de gran optimismo”, aún no se puede suplantar el enfoque de tratamiento curativo actual. Aún más porque los 12 pacientes no se sometieron a una cirugía después del tratamiento.
“Los pacientes que tienen una respuesta clínica completa después de la quimioterapia y la radioterapia tienen un mejor pronóstico que aquellos que no tienen una respuesta clínica completa; sin embargo, el cáncer vuelve a crecer en 20 a 30 % de estos pacientes cuando el cáncer se trata sin cirugía”, dice Sanoff y finaliza: “A pesar de estas incertidumbres, Cercek y sus colegas y sus pacientes, que aceptaron renunciar al tratamiento estándar por un futuro prometedor pero desconocido con inmunoterapia, han brindado lo que puede ser un atisbo temprano de un cambio de tratamiento revolucionario”. Un atisbo, no un final.
El otro estudio, ahora de cáncer de mama
La otra investigación que acaparó titulares esta semana giró alrededor del cáncer de mama. Se trató de un estudio de fase 3 con pacientes con cáncer de mama metastásico con una característica (la proteína HER2) que comparte solo alrededor del 15% al 20% de los cánceres de mama. Se inscribieron poco más de 540 personas, que se dividieron en dos grupos: dos tercios recibió el fármaco experimental, y el resto se sometió a la terapia convencional contra el cáncer.
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Al primer grupo, el que recibió el medicamento, le fue administrado por vía intravenosa cada 3 semanas a una dosis de 5,4 mg por kilogramo de peso corporal. Para este grupo, los resultados de la investigación indicaron una media de supervivencia libre de progresión de 10,1 meses. Es decir, los tumores dejaron de crecer durante unos 10 meses. En comparación, la otra cohorte, que recibió tratamiento estándar, vio reducido ese progreso del tumor en 5,4 meses.
La mediana de supervivencia general en la cohorte que recibió el nuevo tratamiento fue de 23,9 meses, en comparación con los 16,8 meses de los que recibieron quimioterapia estándar. Con estos resultados los investigadores concluyen que el riesgo de progresión de la enfermedad o muerte fue aproximadamente un 50 % menor y el riesgo de muerte fue un 36 % menor con el medicamento experimental que con el tratamiento estándar. Sin embargo, los científicos llaman también a la cautela.
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El Dr. Eric Winer, especialista en cáncer de mama y director del Yale Cáncer Center, le dijo a The New York Times que este tratamiento no se ha probado con pacientes de cáncer de mama tempranos. Aún así, reconoció que esto podría ser un camino para explorar.