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En el marco de un ensayo clínico para evaluar la seguridad y eficacia de un implante de oreja hecho en una impresora 3D, médicos de Estados Unidos lograron el primer transplante exitoso de una de estas orejas en una paciente de 20 años, quien tiene microtia, una deformidad congénita en la que uno o los dos oídos externos están ausentes o subdesarrollados.
Aunque algunas empresas ya han utilizado la tecnología de impresión 3D para producir, por ejemplo, prótesis personalizadas, se cree que este es el primer caso conocido de un implante impreso en 3D, hecho a partir de una pequeña muestra de las células del paciente. La compañía a cargo de la tecnología, 3DBio Therapeutics, expresó a través de un comunicado de prensa que esta reconstrucción hace parte de un ensayo clínico que están desarrollando en 11 pacientes para probar la seguridad y eficacia del implante auricular de tejido vivo, AuriNovo. (También puede leer: Ruido del tráfico en colegios empeora atención y memoria de niños y niñas. ¿Por qué?)
Es posible que los trasplantes traigan complicaciones de salud imprevistas en el transcurso del ensayo clínico, pero los funcionarios y médicos de la compañía dijeron que es poco probable que el cuerpo rechace la nueva oreja, ya que se hizo a partir de las células del paciente. La compañía no ha compartido públicamente los detalles técnicos del proceso, pero aseguró a The New York Times que “los reguladores federales revisaron el diseño del ensayo y establecieron estrictos estándares de fabricación”. Asimismo, indicó que los resultados se publicarán en una revista médica cuando finalice el ensayo clínco.
El doctor encargado de realizar el implante es Arturo Bonilla, un cirujano especializado en microtia. Él explicó a The New York Times que, usualmente, la reconstrucción de la oreja de pacientes con esta deformidad se realiza a partir de un cartílago extraído de las costillas de la persona. Este, luego, se talla en una forma aproximada a la de la oreja. La nueva tecnología de impresión 3D utilizó las células del cartílago restante de la oreja con microtia. Esta muestra fue cultivada en una suspensión patentada con nutrientes, que resultó en miles de millones de células. Estas se mezclaron con una biotinta a base de colágeno de la compañía 3DBio Therapeutics.
Esta mezcla se insertó en la bioimpresora 3D especializada, que creó el implante, una réplica de la oreja sana de la paciente. El proceso de impresión duró menos de 10 minutos, indicó el médico Bonilla. (Le puede interesar: Las otras denuncias que ponen en aprietos al cirujano Carlos Sales Puccini)
Expertos del campo han reconocido que la verificación y aprobación de una tecnología como esta puede resultar revolucionaria, aunque todavía falta tiempo para poder pensar en avances más ambiciosos, con órganos sólidos. Como manifestó Adam Feinberg, profesor de ingeniería biomédica, a The New York Times: “La parte externa de la oreja es un apéndice relativamente simple que es más cosmético que funcional” y advirtió que el camino hacia otros órganos como hígados, riñones, corazones y pulmones, aún es largo.
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