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Niños y COVID-19: cómo afecta la infección a los más pequeños

En general, los niños y niñas se enferman del nuevo coronavirus con menos frecuencia que los adultos, aunque algunos han sufrido la infección de forma grave. La revista Jama Pediatrics publica esta semana un estudio que resume el conocimiento actual sobre el SARS-CoV-2 en los más pequeños.

29 de diciembre de 2020 - 02:15 p. m.
La pandemia ha afectado de múltiples formas al desarrollo de niños y niñas. Ahora, un estudio publicado en la revista Jama Pediatrics recapitula cómo afecta la enfermedad a los más pequeños y el riesgo real de este grupo.
La pandemia ha afectado de múltiples formas al desarrollo de niños y niñas. Ahora, un estudio publicado en la revista Jama Pediatrics recapitula cómo afecta la enfermedad a los más pequeños y el riesgo real de este grupo.
Foto: Mauricio Alvarado
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La pandemia ha afectado de múltiples formas al desarrollo de niños y niñas. Ahora, un estudio publicado en la revista Jama Pediatrics recapitula cómo afecta la enfermedad a los más pequeños y el riesgo real de este colectivo.

“Los niños y niñas parecen experimentar el COVID-19 con menos frecuencia y severidad que los adultos, aunque también pueden enfermarse mucho”, explica a Sinc Lindsay Thompson, profesora de Pediatría en la Universidad de Florida (EE UU) y coautora de la investigación, junto a Sonja A. Rasmussen. “Hacemos hincapié en mantener las medidas de prevención básicas. Estas recomendaciones funcionan y no pueden ser olvidadas o abandonadas”.

Los niños pueden contraer el COVID-19 a través de sus familiares y otros contactos cercanos, como amigos y maestros en la escuela y en actividades deportivas. El trabajo subraya que, a medida que los niños crecen, su riesgo de enfermarse lo suficiente como para ser hospitalizados es mayor, aunque los recién nacidos y los bebés también corren más riesgo.

“El riesgo de muerte en los niños es muy inferior al de los adultos, pero algunos han muerto por este virus”, insisten las autoras. El estudio, realizado en EE UU, muestra cómo los niños y niñas hispanos, negros, indígenas americanos o nativos de Alaska corren un mayor riesgo de padecer la enfermedad grave y de morir.

“Las investigaciones han demostrado que los niños con ciertas condiciones subyacentes poseen un mayor riesgo de tener COVID-19 grave, como obesidad, asma, trastornos neurológicos, enfermedades cardíacas o inmunitarias, entre otras”, afirman Rasmussen y Thomson.

Además, en raras ocasiones los niños y niñas infectados con el SARS-CoV-2  desarrollan una condición llamada síndrome inflamatorio multisistémico. “Pueden tener este síndrome entre 2 y 4 semanas después de la infección. Algunos no presentan síntomas de COVID-19, pero requieren hospitalización y muchos necesitan terapias de apoyo complejas para responder a lo que parece ser una fuerte respuesta del cuerpo a ser infectado”, apuntan.

Lo más importante, la prevención

La forma más importante de prevenir el COVID-19 es evitar infectarse. Para las autoras, todos los miembros de la familia deben seguir las recomendaciones fundamentales: mantener una distancia mínima de casi dos metros con los demás; usar mascarilla cuando salga de casa; y lavarse las manos a menudo con agua y jabón durante más de 20 segundos, evitando tocarse los ojos, la nariz y la boca con ellas no lavadas.

De la misma forma, hay que evitar los espacios cerrados con poca ventilación; lugares concurridos con mucha gente cerca; y lugares de contacto cercano, como conversaciones a corta distancia.

“La vacuna contra la gripe se recomienda cada año para todos los niños mayores de 6 meses, pero es aún más importante ahora para evitar contraer las dos enfermedades”, indican Rasmussen y Thomson. “Conforme esté disponible una vacuna segura y eficaz contra el COVID-19, hable con su médico sobre la posibilidad de que usted y su familia se vacunen”.

Qué pueden hacer los padres

Según Thomson, los padres deben permanecer vigilantes en el cuidado de sus hijos a través del distanciamiento social y el uso de mascarillas. “Aunque puede ser fácil volverse complaciente, siempre es importante mantenerse firme con los niños por su seguridad y la de su familia”.

El estudio sugiere que los padres deben equilibrar la obligación de mantener seguros a sus hijos con sus necesidades de aprender y socializar con sus compañeros. “Queremos mantener a las niñas y niños seguros y aprendiendo, al mismo tiempo que se minimizan los riesgos para ellos mismos, sus amigos, los miembros de la familia y las personas vulnerables de la sociedad”, concluyen las autoras.

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