Nuevas pistas para entender la asociación entre endometriosis y cáncer de ovario
Durante años, se ha hablado de la infertilidad y el dolor pélvico como consecuencias principales de la endometriosis, enfermedad que afecta a cerca de 5 millones de colombianas. Pero un reciente estudio advierte sobre algo de lo que se habla poco: su asociación con algunos tipos de cáncer de ovario.
Luisa Fernanda Orozco
La endometriosis es una enfermedad que afecta a más de 176 millones de mujeres en el mundo, y alrededor de 5 millones de colombianas. Aunque por muchos años muy poco se habló de ella, en los últimos meses ha estado en la agenda pública, luego de que, a finales del año pasado, se aprobara la ley que estableció los lineamientos para que exista en Colombia una política pública que permita su prevención, diagnóstico temprano y tratamiento.
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La endometriosis es una enfermedad que afecta a más de 176 millones de mujeres en el mundo, y alrededor de 5 millones de colombianas. Aunque por muchos años muy poco se habló de ella, en los últimos meses ha estado en la agenda pública, luego de que, a finales del año pasado, se aprobara la ley que estableció los lineamientos para que exista en Colombia una política pública que permita su prevención, diagnóstico temprano y tratamiento.
El conocimiento sobre esta condición también ha avanzado poco a poco. Hace unas semanas, la revista académica Journal of the American Medical Association (JAMA) publicó un estudio que aborda una pregunta fundamental: ¿Influye la endometriosis en el riesgo de cáncer de ovario?
Para responderla, sus autores, liderados por Mollie E. Barnard, del Instituto Oncológico Huntsman, de la Universidad de Utah (EE.UU.), analizaron información biológica de más de 90 mil mujeres que hacían parte de la base de datos del estado de Utah. De ellas, 78.893 tenían endometriosis.
Sin ahondar mucho en los detalles metodológicos, el equipo concluyó, entre otras cosas, que quienes tenían endometriosis, tenían un riesgo 4,2 veces mayor de desarrollar cáncer de ovario respecto a quienes no sufrían la patología. Tenían, además, 7,48 veces más probabilidades de desarrollar cáncer de ovario de tipo I, y 2,70 veces más probabilidades de desarrollar cáncer de ovario de tipo II, en comparación con las mujeres sin endometriosis.
“Este tipo de asociaciones suele ser muy invisibilizada”, cuenta Paola Patricia Iglesias, especialista en ginecología y obstetricia de Profamilia. “Pero, el hecho de que no sea tan visible, no quiere decir que no exista. Sus implicaciones son bastante graves para las mujeres”.
La endometriosis es una enfermedad que ocurre cuando un tejido similar al que recubre el interior del útero, o sea el endometrio, crece en otros lugares como los ovarios, las trompas de Falopio y, a veces, la pelvis. Quienes la sufren experimentan diferentes niveles de dolor durante su ciclo menstrual. Algunas, incluso, afirman que es paralizante y que interviene en sus labores diarias. “Es lo que los ginecólogos llamamos la enfermedad de las D, porque causa dolor en las relaciones sexuales, dismenorrea -sangrado excesivo durante la menstruación-, y dolor en las deposiciones”, dice Mónica Medina, especialista en ginecología y cirugía de la Universidad Javeriana.
Karen Schielp, doctora en Salud Pública de la Universidad de Utah, y autora del estudio de JAMA dijo en una entrevista con JAMA Author Podcast, que cuando se piensa en endometriosis se suele hablar únicamente de infertilidad y dolor pélvico. Para ella su investigación aborda de una manera diferente las consecuencias que puede traer esa enfermedad.
“Estudios más recientes han afirmado que la infertilidad y el dolor pélvico pueden estar relacionados a muchas otras cosas, no exclusivamente a la endometriosis. En cambio, otras patologías como el cáncer ovario sí son correlaciones más directas”, explicó.
Este, como todos los cánceres, ocurre cuando las células en el cuerpo comienzan a crecer de manera descontrolada y crean tumores malignos que afectan a los ovarios, que son las glándulas reproductoras femeninas donde se producen óvulos para la reproducción y se encuentran hormonas fundamentales para las mujeres, como el estrógeno y la progesterona. Representa el 5 % de cánceres a nivel mundial y es el séptimo más común entre las colombianas, según menciona Iglesias.
“Pero, lo que quisimos hacer, fue profundizar en algo muco más específico y poco explorado: cómo los diferentes tipos de endometriosis influyen en los distintos tipos de cáncer de ovario”, continuó Schielp.
Según la Asociación Colombiana de Endometriosis (Asocoen), existen tres tipos de endometriosis principales en función de su ubicación y comportamiento: la Endometriosis Peritoneal Superficial, Endometriosis Ovárica y Endometriosis Profunda o Infiltrante Profunda. Ahora, en cuanto a los tipos de cáncer de ovario, podemos ir directamente a los resultados del estudio realizado por Schielp y sus colegas, en el que analizaron los subtipos 1 y 2 de esa enfermedad. El primero incluye formas menos agresivas, como los cánceres serosos de bajo grado, endometrioides y mucinosos, que tienden a crecer lentamente y a metastatizar más tarde en comparación con el subtipo 2, que es mucho más agresivo.
“No es como que la asociación entre endometriosis y cáncer de ovario no se haya hecho antes”, complementa Iglesias. “De hecho, está bastante estudiada desde 1925. Lo que pasa es que hablar de cáncer de ovario ha sido más frecuente que hablar de endometriosis, y ahí es donde está la poca visibilidad de la relación que tienen ambas”, continúa.
La posmenopausia como un factor determinante
Los cambios hormonales por los que pasa una mujer a lo largo de su vida son muchos. Está su adolescencia —junto a la llegada de la primera menstruación—, su elección de embarazarse y tener hijos, y su llegada a la menopausia, que es cuando la regla le deja de llegar, por explicarlo de manera simplificada. Después de esta última ocurre también la posmenopausia, que suele durar hasta los 65 años y se caracteriza por bajos niveles de estrógenos, hormona sexual que, entre otras cosas, regula el estado del ánimo. Según Iglesias, las mujeres en esa etapa son las que corren más peligro de desarrollar cáncer de ovario relacionado a la endometriosis.
Iglesias explica que uno de los factores de riesgo más significativos es que las mujeres que hayan tenido endometriosis por más de 10 años presenten una transformación maligna. “Ahí es cuando se generan los tumores”, continúa.
Pero, según ella, hay un panorama que complica las cosas: el que no exista una prueba clara para diagnosticar el cáncer de ovario. Incluso, sus síntomas son difusos: pueden ser dolor pélvico crónico, esterilidad y dismenorrea, pero estos también pueden ser normalizados por las mujeres, o corresponder a síntomas de otras enfermedades. Incluso, algunas pueden ser asintomáticas. “Por eso sucede que las pacientes se dan cuenta de que tienen cáncer de ovario cuando ya tienen un estado muy avanzado”, dice Iglesias. “En la mayoría de casos, solo se confirma durante los exámenes ginecoobstétricos, cuando, por casualidad, vemos masas cancerígenas en ecografías”.
En el panorama también entra una complicación, y es que, como lo mencionamos al principio de este artículo, la endometriosis es una patología difícil de diagnosticar por falta de información al respecto o por normalización del dolor durante la menstruación. En la experiencia de Iglesias, a veces es más probable que, cuando una mujer se da cuenta de que tiene cáncer de ovario, también descubra que tiene endometriosis. “Sí se han presentado casos así, sobre todo en las pacientes que han tenido una endometriosis asintomática”, cuenta.
La invisibilidad continúa siendo un problema
Las especialistas que consultamos para este artículo concuerdan con que el tratamiento del cáncer de ovario puede tener varios frentes dependiendo de cuál sea su estado. En últimas, el más común termina siendo el mismo para este tipo de patologías: la quimioterapia y, posteriormente, la cirugía. “Esto porque no se puede dejar ninguna enfermedad residual que luego comprometa a las pacientes”, dice Iglesias.
Respecto a la endometriosis, Luz Marina Araque, presidenta de Asocoen, le dijo en artículos previos a este diario que, aunque no existe una cura para esta enfermedad, sí hay tratamientos parciales que ayudan a las pacientes a mejorar su estilo de vida: actividad física, alimentación balanceada y sueño regular. Incluso, hoy en día, quienes han estudiado la enfermedad piden verla de manera más integral. “Actualmente, se le nombra como una patología multisistémica, inflamatoria y multifactorial. Eso quiere decir que no es solo una cuestión ginecológica, sino que tiene repercusiones en otros sistemas, como el digestivo, y además podría detonar otras problemáticas, como los trastornos mentales. Pero, si se revisa la literatura, todavía se sigue nombrando a la endometriosis como una enfermedad ginecológica, o sea, que afecta solamente al aparato reproductivo femenino”, continúa Araque.
Iglesias dice que es importante resaltar que el cáncer de ovario como consecuencia de la endometriosis es poco frecuente, ya que afecta al 0,5 % de las pacientes en Colombia. Sin embargo, y en sus palabras, el problema está en la rapidez para generar el diagnóstico, pues esto compromete directamente la calidad de vida de las mujeres. “Las señales de prevención y alerta deberían estar puestas en aquellas que tienen posmenopausia”, dice. Schielp, por su parte, concluye que estudios como el que desarrolló con sus colegas puede ayudar a que las mujeres con endometriosis y cáncer de ovario reciban un tratamiento más adecuado.
*Este artículo fue editado el 14 de agosto por petición de la Asociación Colombiana de Endometriosis (Asocoen) para puntualizar las declaraciones que las declaraciones de Luz Marina Araque se realizaron en un artículo previo de El Espectador.
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