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El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alertó este jueves que cada minuto un niño más se suma a los cerca de ocho millones que hay actualmente en riesgo de morir por emaciación (una malnutrición potencialmente mortal) en 15 países del mundo, afectados por la crisis de hambre. La llamada de atención se produce antes de la celebración de la cumbre del G7, un grupo que reúne a líderes de algunas de las economías más grandes del mundo y que se celebrará del 26 al 28 de junio próximo en Alemania.
Entre los países más afectados están Afganistán, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Haití, Kenya, Madagascar, Malí, Níger, Nigeria, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Yemen.
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El organismo de la ONU le pidió a los países del G7 el aporte de 1.200 millones de dólares para alimentos y atención terapéutica inmediata a los niños en riesgo. “Los líderes mundiales reunidos en Alemania para la reunión ministerial del G7 tienen una oportunidad limitada de actuar para salvar las vidas de estos niños. No hay tiempo que perder. Esperar a que se declare la hambruna es esperar a que los niños mueran”, señaló Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, citada por esa agencia.
Varios factores inciden en que la situación muestre este panorama. Según la ONU, el aumento de los precios de los alimentos debido en parte a la guerra en Ucrania; la sequía persistente debida al cambio climático en algunos países, combinada a veces con un conflicto; y las repercusiones económicas de la pandemia agudizan la inseguridad alimentaria y nutricional de los niños en todo el mundo, lo que provoca niveles catastróficos de malnutrición grave entre los menores de 5 años.
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Si bien la ayuda alimentaria es fundamental, Russell recalcó que no es suficiente: se necesitan tratamientos terapéuticos. Pero justamente muchos de estos últimos ha visto disparado su precio en un 16% en las últimas semanas debido a un fuerte incremento del costo de las materias primas, colocando a otros 600.000 niños en peligro de morir si no reciben acceso a un tratamiento adecuado, dice Unicef.