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El voraz crecimiento de los casos confirmados de coronavirus en el mundo ha llevado a gobiernos a impulsar el uso de medicamentos que, según ellos, ayudan a controlar el COVID-19, enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2. Uno de esos mandatarios fue Donald Trump, presidente de Estados Unidos, quien en rueda de prensa aseguró que la cloroquina podría servir. Afirmación que no tiene ninguna evidencia científica. (Vea aquí toda la información sobre coronavirus)
Ante la polémica del uso del medicamento, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió lanzar una advertencia a toda la población para que no utilicen fármacos que no hayan sido probados clínicamente. Principalmente, por el riesgo que representa a la salud.
"Pedimos a países e individuos que se abstengan de usar terapias que no hayan probado ser efectivas en el tratamiento contra el COVID-19 (...) La historia de la medicina está llena de ejemplos de fármacos que sobre el papel o en el tubo de ensayo funcionaban, pero que no lo hicieron en humanos, o incluso fueron perjudiciales para ellos", advirtió el director. (Le puede interesar: Otra más de Donald Trump: alaba tratamiento contra el COVID-19 que no ha sido aprobado)
Tedros, además, le pidió a los gobiernos seguir los tratamientos que tengan evidencias científicas y recordó que no se estima que se pueda disponer de una vacuna contra el coronavirus antes de un año o año y medio. En la rueda de prensa, el director confirmó que en España y Noruega se iniciará la prueba en pacientes de tratamientos sí aceptados por la OMS (aunque aún en fase de test clínico), dentro del programa Ensayo de Solidaridad.
Este nuevo programa ha hecho que casi medio centenar de países compartan conocimientos para acelerar la búsqueda de vacunas y curas contra el COVID-19. "Son unas pruebas históricas, que ahorrarán enormemente el tiempo necesario para generar evidencias concluyentes de los efectos que tienen según qué fármacos", explicó.
Estos ensayos, apoyados por la OMS, trabajan principalmente con cuatro tratamientos. Un primero testa en pacientes de COVID-19 el uso del antiviral "remdesivir", producido por la compañía Gilead y usado contra el ébola, mientras que otro combina "lopinavir" y "ritonavir", comúnmente usados para portadores de VIH. (Puede leer: Continúa la controversia por la promoción de la cloroquina contra el coronavirus)
Un tercero añadiría a esos dos antirretrovirales el uso de "interferon beta", usado contra la esclerosis múltiple, y el cuarto prueba en pacientes la "chloroquina", un medicamento utilizado contra la malaria y el reumatismo, disponible en casi todo el mundo.
¿Es la hidroxicloroquina la bala mágica contra el coronavirus?
Carlos Álvarez, médico infectólogo y expresidente de la Asociación Colombiana de Infectología, luego de leer el artículo publicado por los franceses comentó a El Espectador que “acerca del uso de la cloroquina más azitromicina para el tratamiento del Covid-19 es importante tener en cuenta que lo que muestra el estudio con muy pocos pacientes es la presencia del virus se disminuye cuando se entrega el medicamento”.Para Álvarez, esto sin duda es promisorio porque “potencialmente” podría ser útil para ayudar a que la persona infectada transmita mucho menos el virus, “disminuyendo la posibilidad de contagio en la población”. Pero fue enfático en que “no se puede con estos pocos datos llegar a concluir nada definitivo. Se requiere un estudio mucho mejor diseñado con muchos más pacientes para corroborar que eso si es efectivo”. (Podría leer: Un medicamento contra la malaria, ¿la solución soñada contra el coronavirus?)
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.