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De los microrganismos a la inmunidad personal

Opinión: El microbioma está emergiendo como un elemento crucial en el diagnóstico y tratamiento personalizado en medicina. Aunque su comprensión detallada aún está en desarrollo, ya se emplea para abordar ciertas enfermedades.

John M. González*
09 de marzo de 2024 - 09:36 p. m.
Aunque es algo complejo y actualmente costoso, esto es factible gracias a tecnologías innovadoras como la secuenciación molecular masiva, por lo que ahora podemos caracterizar nuestros microrganismos.
Aunque es algo complejo y actualmente costoso, esto es factible gracias a tecnologías innovadoras como la secuenciación molecular masiva, por lo que ahora podemos caracterizar nuestros microrganismos.
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Flotamos protegidos en un líquido que, además de mantener nuestra temperatura corporal de manera confortable, nos nutre en un ambiente estéril, libre de microorganismos, en el vientre de nuestras madres. De repente, somos desalojados en menos de nueve meses, llegando a un entorno en el que debemos aprender a sobrevivir y enfrentarnos a nuevos desconocidos: los microorganismos.

El contacto humano con los microorganismos comienza en el canal del parto, donde la maternidad prepara una diversidad de estos gérmenes que se transfieren de la madre al hijo durante el parto vaginal, iniciando el camino hacia la conformación del microbioma. Se puede deducir que el nacimiento por cesárea impide este contacto con los microorganismos, y diversos estudios han demostrado las disparidades en la inmunidad entre personas nacidas por parto vaginal y aquellas nacidas por cesárea. La evidencia respalda que la inmunidad es más favorable en los que inician su vida extrauterina a través del canal del parto.

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El microbioma puede definirse como el conjunto total de microorganismos que habitan en un entorno específico, como es el caso del cuerpo humano. Su abundancia es notable, llegando a representar hasta 2 kilogramos del peso corporal, dependiendo de la edad y tamaño de las personas. A menudo, se asocia el microbioma únicamente con bacterias, pero también incluye otros microorganismos como virus, hongos y parásitos, aunque las bacterias son las más frecuentemente estudiadas. El microbioma está compuesto por las microbiotas, que son los microorganismos que ocupan nichos específicos y desempeñan funciones particulares dentro de los sistemas y órganos del cuerpo como la piel o el tracto gastrointestinal. Actualmente, es esencial reconocer la diversidad de estos componentes para comprender su impacto en la salud.

Después del nacimiento, nos exponemos a una variedad de microorganismos, tanto beneficiosos como patógenos, adquiridos a través de diversas vías, como el contacto con personas, animales y la alimentación, entre otras. Estos microorganismos comienzan a conformar y diversificar las microbiotas locales, que a su vez, se ven moldeadas por prácticas cotidianas, como el uso de antibacterianos en la piel o antimicrobianos orales. Estas prácticas pueden reducir la cantidad y diversidad de la microbiota, impactando en la salud y el equilibrio del sistema microbiano del cuerpo. No solo nos referimos al consumo de antimicrobianos utilizados en tratamientos para enfermedades infecciosas, sino también a la presencia de estos en los productos que ingerimos a diario. Esta situación se debe a la contaminación de las fuentes de agua y alimentos, resultado del uso masivo de antimicrobianos en la agricultura y la cría de animales.

El microbioma desempeña un papel crucial en la regulación del tono de la inmunidad en varios órganos. Esto implica que la ausencia de microbiota, especialmente en el intestino, resulta en la falta de entrenamiento del sistema inmunológico, debilitándolo y aumentando la propensión y susceptibilidad a diversas enfermedades. Este impacto no se limita únicamente a enfermedades infecciosas, también abarca condiciones inflamatorias, autoinmunes, neurodegenerativas e inclusive comportamentales. La microbiota intestinal también contribuye al equilibrio entre ellos mediante la producción de sustancias beneficiosas como probióticos, facilitan la digestión de alimentos e incluso pueden inducir la producción de neurotransmisores.

La alimentación desempeña un papel fundamental en la preservación de la microbiota intestinal. Cuando se comparan poblaciones que consumen productos más naturales con aquellas que siguen una dieta occidentalizada, predominantemente compuesta por alimentos ultraprocesados, se observa que estos últimos presentan una menor cantidad y diversidad de microorganismos intestinales. Este fenómeno está relacionado con el uso de carbohidratos no complejos, donde los sustitutos artificiales y carbohidratos procesados reemplazan a los naturales y de cadena larga. Estos no proporcionan un buen sustento para el crecimiento bacteriano minando su supervivencia en el intestino.

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¿Es posible conocer nuestro microbioma? Aunque es algo complejo y actualmente costoso, esto es factible gracias a tecnologías innovadoras como la secuenciación molecular masiva por lo que ahora podemos caracterizar nuestros microrganismos. Esta comunidad microbiana parece ser tan única como la huella digital o el iris, hasta el punto de que podría utilizarse con fines de identificación. Al comparar las microbiotas de personas sin una enfermedad específica con aquellas que la padecen, se ha logrado identificar la presencia o ausencia de bacterias específicas relacionadas con procesos patológicos. Otra implicación del microbioma son las terapias con medicamentos orales, la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la efectividad de estos, ya que se ha demostrado que bacterias intestinales puede modificar y procesar ciertos fármacos hasta el punto que no se encuentra en sangre el componente activo de dicho medicamento. De ahí la variabilidad en las respuestas individuales a algunas terapias, la cual se asociaría directamente con la composición única de la microbiota intestinal.

El microbioma está emergiendo como un elemento crucial en el diagnóstico y tratamiento personalizado en medicina. Aunque su comprensión detallada aún está en desarrollo, ya se emplea el trasplante de materia fecal en el abordaje de ciertas enfermedades intestinales. Mientras avanzamos en esta dirección, es esencial cuidar los microrganismos mediante una dieta equilibrada y rica en alimentos naturales, y no abusar de los productos antimicrobianos. Estas prácticas, entre otras, contribuye de manera significativa a la diversidad del microbioma y por ende a la salud.

*Profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes

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Por John M. González*

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