Organizaciones temen que evaluación de la UE sobre glifosato no sea transparente
Los estudios científicos han evaluado los 53 análisis de toxicidad patrocinados por la propia industria del glifosato y han determinado que sólo dos de ellos eran “más o menos fiables desde un punto de vista metodológico” mientras que otros 17 sólo lo eran parcialmente y otros 34 fueron calificados de no fiables.
Más de 40 entidades de la sociedad civil europea han denunciado su temor de que el proceso de evaluación que lleva a cabo la Unión Europea (UE) del glifosato, el herbicida más utilizado y “una de las sustancias tóxicas más polémicas” no sea “objetiva ni transparente” y termine avalando su continuidad.
Este proceso actualmente en marcha servirá de base para la decisión que tomará la UE en diciembre de 2022 con objeto de renovar o no la autorización de uso de esta sustancia pero, según un comunicado hecho público por Hogar sin Tóxicos, una de las entidades denunciantes, la evaluación podría estar primando los estudios aportados por la propia industria, “muchos de los cuales son secretos”, por encima de los de la comunidad científica independiente.
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Estas organizaciones enviaron una carta a la comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, en la que pedían que la decisión de Bruselas se base en “pruebas científicas actualizadas” y “libres de intereses creados”.
En ese sentido, pedían que se tuviera en cuenta el trabajo del Collegium Ramazzini de Bolonia, “el estudio de toxicidad más complejo jamás realizado sobre un pesticida”, que aborda los resultados de la exposición en la vida real a muy bajas concentraciones de glifosato y constató carcinogenicidad, alteración endocrina y efectos sobre el microbioma, entre otros.
En el documento, insistían en que los herbicidas a base de glifosato “han sido asociados por la ciencia a ciertos tipos de cáncer en humanos” así como a “efectos adversos en el desarrollo temprano de la vida y los sistemas hormonales” y solicitaban la aplicación del Reglamento de Transparencia 2019/1381 de la UE.
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Sin embargo, el pasado mes de junio las delegaciones de los países europeos que lideran la evaluación de la sustancia -Francia, Países Bajos, Suecia y Hungría- publicaron unas conclusiones preliminares que defienden su aprobación.
Además, la propia Kyriakides ha contestado a la carta afirmando que el procedimiento que se está utilizando “ya es objetivo e independiente”.
El comunicado califica esta contestación de “jarra de agua fría” y de “bastante sorprendente” para las entidades denunciantes, entre las que también figura HEAL (Heal and Environmental Alliance), cuyos portavoces han recordado que los debates científicos y políticos en torno al glifosato “no tienen precedentes en la historia de las discusiones sobre renovación de plaguicidas”.
“Debería haber implicado su prohibición”
Hogar sin Tóxicos, entidad integrada en la organización europea PAN Europe dedicada al análisis exhaustivo del problema de los pesticidas, ha recordado que en 2015 la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud ya incluyó al glifosato directamente en los listados de sustancias asociadas al cáncer, lo que “en cumplimiento de la normativa de la UE debería haber implicado su prohibición”.
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La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) emitió entonces otro informe basado en un estudio de las autoridades sanitarias alemanas negando las advertencias del IARC, pero “la comunidad científica revisó enseguida este informe” y “descubrió su carencia de base científica, además de sesgos alarmantes” ya que, entre otras cosas, parte del texto estaba basado en documentos de la multinacional que elaboraba los herbicidas.
Los estudios científicos han evaluado los 53 análisis de toxicidad patrocinados por la propia industria del glifosato y han determinado que sólo dos de ellos eran “más o menos fiables desde un punto de vista metodológico” mientras que otros 17 sólo lo eran parcialmente y otros 34 fueron calificados de no fiables.
El comunicado denuncia que 38 de esos estudios “han vuelto a ser usados para el proceso de evaluación actual” y “la comunidad científica está escandalizada por ello”.
Más de 40 entidades de la sociedad civil europea han denunciado su temor de que el proceso de evaluación que lleva a cabo la Unión Europea (UE) del glifosato, el herbicida más utilizado y “una de las sustancias tóxicas más polémicas” no sea “objetiva ni transparente” y termine avalando su continuidad.
Este proceso actualmente en marcha servirá de base para la decisión que tomará la UE en diciembre de 2022 con objeto de renovar o no la autorización de uso de esta sustancia pero, según un comunicado hecho público por Hogar sin Tóxicos, una de las entidades denunciantes, la evaluación podría estar primando los estudios aportados por la propia industria, “muchos de los cuales son secretos”, por encima de los de la comunidad científica independiente.
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Estas organizaciones enviaron una carta a la comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, en la que pedían que la decisión de Bruselas se base en “pruebas científicas actualizadas” y “libres de intereses creados”.
En ese sentido, pedían que se tuviera en cuenta el trabajo del Collegium Ramazzini de Bolonia, “el estudio de toxicidad más complejo jamás realizado sobre un pesticida”, que aborda los resultados de la exposición en la vida real a muy bajas concentraciones de glifosato y constató carcinogenicidad, alteración endocrina y efectos sobre el microbioma, entre otros.
En el documento, insistían en que los herbicidas a base de glifosato “han sido asociados por la ciencia a ciertos tipos de cáncer en humanos” así como a “efectos adversos en el desarrollo temprano de la vida y los sistemas hormonales” y solicitaban la aplicación del Reglamento de Transparencia 2019/1381 de la UE.
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Sin embargo, el pasado mes de junio las delegaciones de los países europeos que lideran la evaluación de la sustancia -Francia, Países Bajos, Suecia y Hungría- publicaron unas conclusiones preliminares que defienden su aprobación.
Además, la propia Kyriakides ha contestado a la carta afirmando que el procedimiento que se está utilizando “ya es objetivo e independiente”.
El comunicado califica esta contestación de “jarra de agua fría” y de “bastante sorprendente” para las entidades denunciantes, entre las que también figura HEAL (Heal and Environmental Alliance), cuyos portavoces han recordado que los debates científicos y políticos en torno al glifosato “no tienen precedentes en la historia de las discusiones sobre renovación de plaguicidas”.
“Debería haber implicado su prohibición”
Hogar sin Tóxicos, entidad integrada en la organización europea PAN Europe dedicada al análisis exhaustivo del problema de los pesticidas, ha recordado que en 2015 la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud ya incluyó al glifosato directamente en los listados de sustancias asociadas al cáncer, lo que “en cumplimiento de la normativa de la UE debería haber implicado su prohibición”.
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La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) emitió entonces otro informe basado en un estudio de las autoridades sanitarias alemanas negando las advertencias del IARC, pero “la comunidad científica revisó enseguida este informe” y “descubrió su carencia de base científica, además de sesgos alarmantes” ya que, entre otras cosas, parte del texto estaba basado en documentos de la multinacional que elaboraba los herbicidas.
Los estudios científicos han evaluado los 53 análisis de toxicidad patrocinados por la propia industria del glifosato y han determinado que sólo dos de ellos eran “más o menos fiables desde un punto de vista metodológico” mientras que otros 17 sólo lo eran parcialmente y otros 34 fueron calificados de no fiables.
El comunicado denuncia que 38 de esos estudios “han vuelto a ser usados para el proceso de evaluación actual” y “la comunidad científica está escandalizada por ello”.