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Durante el embarazo, es usual que las mujeres o su círculo cercano digan cosas dirigidas al bebé que se encuentra en el vientre. Lejos de ser solo un acto de ternura o una manifestación de cariño, la ciencia ha estudiado los efectos que esto podría tener en el cerebro de los recién nacidos. (Le puede interesar: Aprueban la primera vacuna contra chikunguña en EE. UU.)
Se sabe, por ejemplo, que un bebé aprende a hablar sorprendentemente rápido si se le compara con un adulto que está aprendiendo un nuevo idioma. No tardan mucho tiempo en aprender a reconocer cómo suena su lengua nativa y el tono de su madre.
Esto, de acuerdo con una investigación publicada recientemente en la revista Science, ocurre porque dentro del útero es posible que el feto escuche sonidos, aunque posee una barrera que atenúa cualquiera que supere un volumen de 600 Hz. Eso sí, le permite al feto identificar el ritmo y la melodía con las que le hablan.
En investigación, las científicas quería conocer si esta característica de la gestación tenía algún impacto no solo en el reconocimiento de sonidos, sino en la capacidad de desarrollar el habla. Para esto, analizaron por medio de exámenes cerebrales a 33 recién nacidos que recibían estímulos auditivos en tres idiomas: español, francés e inglés. (Le recomendamos: Reforma a la salud: mesa técnica convocada por Pacientes reafirmó los desacuerdos)
Por medio de las señales que emite el cerebro, las investigadoras podían estimar qué tanto cambia la actividad cerebral a partir de un estímulo con respecto a lo que es mientras está en reposo. Una actividad muy alta indica no solo el reconocimiento, sino también el nivel de familiarización.
Por ejemplo, el estudio encontró que los bebés responden con una actividad cerebral más alta y variada cuando se trata de un idioma diferente al materno, mientras que tienen una actividad más cercana al reposo y repetitiva (un indicador de memoria) cuando se trata la lengua nativa. Esto puede ser consecuencia del aprendizaje que han tenido desde el último tramo del embarazo, cuando pueden escuchar y reconocer la voz de su madre. (También puede leer: Infecciones o enfermedades de transmisión sexual: ¿cuál es la diferencia?)
Las científicas explican que esto tiene un impacto positivo en la predisposición de los bebés a desarrollar la lengua materna, pero no tiene un impacto negativo en la disposición para aprender otros idiomas de manera temprana. Esto quiere decir que si el bebé empieza a relacionarse con otro idioma desde su nacimiento, sin importar que no haya estado expuesto a este durante la etapa prenatal, la plasticidad de su cerebro le ayudará a aprenderlo de manera rápida.
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