Parir con tapabocas: mujeres embarazadas en medio del coronavirus

Ya se han rastreado casos de mujeres embarazadas con COVID-19 en el mundo. Pero, hasta el momento, ningún estudio ha comprobado la transmisión de la madre al hijo. Con la cuarentena obligatoria diferentes procesos de gestación como las ecografías o el mismo parto han tenido que reinventarse.

Juliana Jaimes @julsjaimes
14 de mayo de 2020 - 12:00 p. m.
Las autoridades sanitarias advirtieron que la importancia de que a pesar de la contingencia sanitaria no se niegue la atención durante el embarazo y el posparto.  / Getty Images
Las autoridades sanitarias advirtieron que la importancia de que a pesar de la contingencia sanitaria no se niegue la atención durante el embarazo y el posparto. / Getty Images
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Traer vida a un mundo en el que a diario crecen las cifras de contagios y muertes por la pandemia del COVID-19 es otro de los dilemas a los que se enfrenta la humanidad, que, por la llegada del nuevo coronavirus, se vio obligada a reinventar miles de practicas que en el pasado parecían inquebrantables. Los controles prenatales, los seguimientos de crecimiento y desarrollo en las primeras semanas de vida y hasta el encuentro del recién nacido con otros integrantes de la familia son elementos que hoy marcan la diferencia en la historia de vida de una generación que apenas llega. El Espectador habló con cuatro mujeres que contaron cómo fue dar a luz en medio de la cuarentena.

La ecografía por videollamada

Pilar Álvarez tiene tres meses de embarazo y ya es madre de dos hijos. El aislamiento obligatorio, impuesto en Colombia desde el 21 de marzo, y el refuerzo en las medidas de seguridad en centros de salud son elementos que transformaron las prácticas que, más allá de ser requisitos médicos, se convirtieron en vivencias fundamentales en el proceso de embarazo. “Mi esposo siempre ha ido conmigo a los controles prenatales y a las ecografías. Con nuestro tercer bebé ya no se pudo porque por políticas de secretaria de la Salud no dejan entrar acompañantes. La solución fue iniciar una videollamada para que mi esposo, que se tuvo que quedar en la sala de espera, pudiera ver a nuestro hijo a través del teléfono. Son cosas muy pequeñas, pero es increíble el cambio hasta en la forma en como interpretamos las relaciones sociales”, señaló Pilar Álvarez.

Además de las ecografías, los controles periódicos de talla y peso se están realizando también por videollamada, “el ginecólogo está usando la estrategia de telecitas, pero uno como paciente se siente realmente raro porque uno está acostumbrado a que lo pesen a que le tomen la tensión y esa parte se pierde. Te revisan los exámenes de laboratorio y te formulan medicamentos eso es todo”.

Parir con tapabocas

El 30 de abril Zaida Rojas ingresó a la clínica. Como le indicaron los días previos al parto tuvo que esperar en la sala de urgencias para que la atendiera, “me dijeron que me atendían en orden de llegada, si estaban ocupados por la emergencia yo tenía que esperar porque por el virus no todos los doctores estaban disponibles”. Luego de una hora de espera, la trasladaron a una sala, le pusieron una bata y un tapabocas, lavaron sus codos y la parte inferior del cuerpo con alcohol y se acomodó en una camilla. “Al ingresar a la sala la anestesióloga me explicó todo lo que iba a suceder, me dijo que lo hacía antes porque ellos iban a tener una mascarilla especial por el virus y no les iba a entender nada.  Yo vi varias enfermeras en la sala, pero solo se acercaban cuando les ordenaba el doctor, el resto de tiempo estuvieron distantes. Cuando terminó la cirugía me cambiaron gorro y tapabocas que nunca me quité durante todo el proceso. Luego me llevaron a la sala de recuperación con otras mamás.

Durante el trabajo de parto y en la sala de cirugía Zaida estuvo sola con el personal de salud. Regularmente en esos procedimientos se le permite la entrada a un acompañante, pero por las medidas de seguridad, consecuencia del coronavirus, su novio no pudo, “que él no estuviera ahí para ver a mí hija nacer también fue muy duro”. La llegada de Macarena, su primera hija, en medio de una pandemia le sumó miedo a una situación de por sí impactante. “Sentí frustración por pensar que llevaba un montón de tiempo haciendo todo bien para que la bebé llegara sana, para que al final tocara arriesgar todo por algo externo. Los dos últimos días llore mucho. No vi noticias dos semanas antes del parto, ni redes, ni nada”.

Doble cuarentena

Desde la salida del hospital hacia su casa, Lina Acosta se aseguró de tener el mayor cuidado para evitar que algo le pasara a su hija, que ahora tiene un mes de vida. “Lo que yo hice fue ponerle una cobija encima y el doctor me dijo que al llegar a la casa todos teníamos que bañarnos, y quitarle la ropa al bebé, cambiarla por completo. Desde entonces los cuidados han sido extremos”, señaló.

“Mi esposo tiene que salir a trabajar y lo primero que hace cuando entra a la casa es hacer todo el ritual de desinfección limpiado los zapatos con alcohol, la ropa se manda a lavar de una. Luego él se baña y hasta que no esté limpio no se acerca a la niña ni a mí. Estamos limpiando constantemente pisos, mercado, todo”. Lina, ha mantenido el aislamiento social a tal punto que las primeras visitas del médico a la recién nacida han sido a domicilio, “me ofrecieron opción de hacer consulta presencial o virtual, porque es importante que sea en persona. Por temor a salir, lo que yo hice fue hacer que la pediatría viniera a mi casa”.

Y aunque sabe que las medidas extremas para proteger a su hija han sido necesarias aún impacta el hecho de no poder salir y de tener que alejar a la recién nacida del resto de la familia que aún no la ha podido conocer, “No deja de dar cierta nostalgia comparar esta situación con el parto anterior, donde nos podíamos visitar con los cercanos, los amigos. Nadie conoce a mi bebé en persona y eso también le pega a uno. Las mamás posparto estamos en una cuarentena dentro de otra cuarentena. Es duro y es extraño”.

Sentir ansiedad porque todo se puede salir de control

“Sentí ansiedad y angustia porque el embarazo y el parto es algo maravilloso cuando se espera. Todo te lo imaginas mágico y ahora pensarlo en una situación en medio de una pandemia es muy complejo porque se sale de control”, señaló Carolina Concha que tuvo su hija Abril hace un mes y diez días. Para ella, el impacto mental que representa gestar la vida de alguien más, se sumó al miedo colectivo que se vive por la pandemia. “Las hormonas del embarazo a mil y adicionalmente la angustia que me dio saber que mi esposo no me iba poder acompañar en el parto fue muy complicada. También sentí miedo porque me enteré que en la clínica donde iba a hacerse el parto había una persona que tenía el virus y lo tenían aislado”.

Es una situación muy compleja porque uno sale con mucho temor. Sin embargo, hay que seguir todas las recomendaciones que nos dan porque yo sí me sueño saliendo al parque a jugar con mis hijos Agustín y Abril. Yo si espero que mi hija pueda tener una niñez linda, que podamos ir al cine, ir a comernos un helado, pero ahorita todo está muy limitado”.

***

El embarazo es un estado de inmunidad que hace a las mujeres más vulnerables a las infecciones virales y aunque aún no hay ningún estudio que categorice a la población gestante como un grupo de mayor riesgo, autoridades sanitarias como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierten a los cuidados que las mujeres tienen que tener para salvar, en este caso, más de una vida.

Un estudio, publicado en American Journal of Obstetrics and Gynaecology, advierte que, aunque el riesgo de contraer el virus es igual de fuerte estando o no en embarazo, el cuerpo de la mujer en gestación sufre grandes cambios que sí podrían agravar un cuadro de COVID-19. “Los cambios en los sistemas inmunológico y cardiorrespiratorio en el embarazo aumentan la susceptibilidad de una mujer a una infección grave y un compromiso hipóxico, pero también pueden retrasar el diagnóstico y el control de la fuente en aquellos con síntomas inocuos del tracto respiratorio superior, como dolor de garganta y congestión nasal”.

Los síntomas encontrados, en una revisión de casos a 108 mujeres en embarazo, comprobaron que cerca del 68% de las mujeres presentaron inicialmente fiebre alta; un 34 % manifestó tos seca y persistente junto con malestar y cerca del 12% de las pacientes tuvieron problemas para respirar.  Con coronavirus pasados como el SARS-CoV, en 2002, y MERS-CoV, en 2012, se presentaron casos de complicaciones severas durante el embarazo, incluyendo ingreso a Unidad de Cuidados Intensivos, necesidad de ventilación mecánica, falla renal y finalmente la muerte. De hecho, la tasa de letalidad en embarazadas con SARS-CoV alcanzó el 18% y con MERS-CoV un 25%.

Para los expertos, la situación con el nuevo coronavirus aún no es concluyente y en el caso de las mujeres contagiadas no se ha demostrado la transferencia vertical, es decir el contagio de madre a hijo durante el parto. “Lo que ha salido de la literatura es que la transmisión vertical no se ha comprobado. Han hecho estudios en la sangre del cordón umbilical, placenta, líquido amniótico, leche materna y no han visto rastros del virus. El problema es que cuando el bebé nace si la mamá está infectada, el bebé si se puede contagiar”, señaló la ginecóloga e infectóloga Edith Ángel.

Lea: No hay evidencia de que una embarazada con coronavirus pueda infectar a su bebé

El Ministerio de Salud por su parte reiteró la importancia de que a pesar de la contingencia sanitaria no se niegue la atención durante el embarazo y el posparto.  Para evitar el riesgo de contagio con traslado hacia hospitales la cartera de salud recomienda, en la medida de lo posible, las consultas domiciliarias. " La indicación a nivel de sistemas de salud fue no suspender los servicios que tengan que ver con niños, pero si se ha tratado de garantizar esos servicios de una forma en la que la movilidad de los niños no los exponga a un mayor riesgo”, advirtió la pediatra Natalia Lara.

En cuanto a las jornadas de vacunación también deben ser garantizar con la máxima cobertura posible. “El programa de vacunación nacional está funcionando común y corriente. Estas vacunas de los primeros años son muy importantes porque van a proteger a los niños de enfermedades potencialmente mortales en la población más pequeña. Si las mamá por el miedo de no trasladarse a los centros de vacunación toman la decisión de no vacunar a los niños veremos la reaparición de enfermedades que ya estaban controladas. Mantener ese cuidado de la va a salvar la vida a los niños”, concluyó Lara.

Por Juliana Jaimes @julsjaimes

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