¿Podrían los teléfonos inteligentes ayudar a detectar la demencia temprana?
Una nueva investigación publicada en JAMA Network Open sugiere que los teléfonos inteligentes podrían ser un gran aliado en la detección temprana de este tipo de demencia.
La degeneración lobular frontotemporal (DLFT) es una patología que causa síndromes de demencia de aparición temprana con alteraciones del comportamiento, la cognición, el lenguaje y/o el funcionamiento motor. Se trata de una patología rara y cuyo estudio se complica por varias razones: los ensayos clínicos para enfermedades neurodegenerativas son costosos y las visitas frecuentes a los ensayos en persona son una carga para los pacientes, los cuidadores y los médicos. Además, las pruebas neuropsicológicas estándar no son lo suficientemente sensibles hasta que los síntomas ya son perceptibles para las familias, lo que limita su utilidad. La tecnología podría ofrecer nuevas oportunidades para superar algunos de estos obstáculos.
Una nueva investigación publicada en JAMA Network Open sugiere que los teléfonos inteligentes podrían ser un gran aliado en la detección temprana de este tipo de demencia. Los teléfonos inteligentes están generando interés en las enfermedades neurológicas como método para administrar evaluaciones cognitivas y motoras remotas. “La evidencia preliminar respalda la viabilidad, confiabilidad y/o validez de las pruebas cognitivas y motoras no supervisadas con teléfonos inteligentes en adultos mayores con riesgo de enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson y enfermedad de Huntington”, escriben los científicos.
En ese contexto, surge la aplicación móvil ALLFTD (ALLFTD-mApp), diseñada para monitorear de manera remota aspectos cognitivos, conductuales, del lenguaje y funcionamiento motor en pacientes con degeneración lobular frontotemporal. Los investigadores reclutaron participantes de 18 centros del estudio ALLFTD para evaluar la capacidad de esta aplicación. Para tener mayor grado de confianza, se reclutó a un pequeño grupo de adultos mayores sin deterioro funcional de la Red de Envejecimiento Cerebral para la Salud Cognitiva de la UCSF. (Vea: Según el Minsalud, el problema de escasez insulinas ya está resuelto)
Los criterios de inclusión fueron tener 18 años o más, tener acceso a un teléfono inteligente e informar que el inglés era el idioma principal. Los participantes informaron sobre la raza y el origen étnico utilizando opciones consistentes con el Conjunto de datos uniformes (UDS) del Centro Nacional de Coordinación de Alzheimer (NACC) y se recopilaron para contextualizar la generalización de estos resultados. Se pidió a los participantes que completaran pruebas en sus propios teléfonos inteligentes.
La evaluación se dividió en tres sesiones de 25 a 35 minutos cada una, realizadas en un período de 11 días. Las tareas cognitivas se autoadministraron en un orden predefinido, con ajustes menores a lo largo del estudio. Se aplicaron diversas pruebas cognitivas, como la tarea de memoria asociativa adaptativa (Humi’s Bistro), que implica recordar y asociar diferentes elementos, como nombres o imágenes, en un entorno que se adapta según el desempeño de cada participante; o la planker (Ducks in a Pond), en la que se presentan imágenes de patos en un estanque y se debe identificar rápidamente el pato central mientras se ignora los patos que lo rodean. Además, se tomaron imágenes de resonancia cerebral y todos los participantes se sometieron a pruebas genéticas 33 en la Universidad de California, en Estados Unidos.
Puede ver: El síndrome del corazón “roto”: cómo las emociones pueden afectar la salud física
De 1163 participantes elegibles, 360 se inscribieron, 439 fueron excluidos y 364 se negaron a participar. Es decir, la aplicación se probó en 360 adultos con alto riesgo genético de desarrollar demencia frontotemporal, incluidos algunos que aún no habían desarrollado ningún síntoma obvio. Los científicos concluyen que sus resultados sugieren que las pruebas realizadas con teléfonos inteligentes son útiles y bien aceptadas.
Esto significa, agregan los investigadores, que los teléfonos inteligentes podrían ser una herramienta útil para realizar evaluaciones médicas de forma remota, lo cual puede ser más conveniente para los pacientes. Sin embargo, advierten, se necesitan más investigaciones para confirmar estos resultados y entender mejor cómo estas pruebas pueden ser útiles a lo largo del tiempo para monitorear la enfermedad.
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La degeneración lobular frontotemporal (DLFT) es una patología que causa síndromes de demencia de aparición temprana con alteraciones del comportamiento, la cognición, el lenguaje y/o el funcionamiento motor. Se trata de una patología rara y cuyo estudio se complica por varias razones: los ensayos clínicos para enfermedades neurodegenerativas son costosos y las visitas frecuentes a los ensayos en persona son una carga para los pacientes, los cuidadores y los médicos. Además, las pruebas neuropsicológicas estándar no son lo suficientemente sensibles hasta que los síntomas ya son perceptibles para las familias, lo que limita su utilidad. La tecnología podría ofrecer nuevas oportunidades para superar algunos de estos obstáculos.
Una nueva investigación publicada en JAMA Network Open sugiere que los teléfonos inteligentes podrían ser un gran aliado en la detección temprana de este tipo de demencia. Los teléfonos inteligentes están generando interés en las enfermedades neurológicas como método para administrar evaluaciones cognitivas y motoras remotas. “La evidencia preliminar respalda la viabilidad, confiabilidad y/o validez de las pruebas cognitivas y motoras no supervisadas con teléfonos inteligentes en adultos mayores con riesgo de enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson y enfermedad de Huntington”, escriben los científicos.
En ese contexto, surge la aplicación móvil ALLFTD (ALLFTD-mApp), diseñada para monitorear de manera remota aspectos cognitivos, conductuales, del lenguaje y funcionamiento motor en pacientes con degeneración lobular frontotemporal. Los investigadores reclutaron participantes de 18 centros del estudio ALLFTD para evaluar la capacidad de esta aplicación. Para tener mayor grado de confianza, se reclutó a un pequeño grupo de adultos mayores sin deterioro funcional de la Red de Envejecimiento Cerebral para la Salud Cognitiva de la UCSF. (Vea: Según el Minsalud, el problema de escasez insulinas ya está resuelto)
Los criterios de inclusión fueron tener 18 años o más, tener acceso a un teléfono inteligente e informar que el inglés era el idioma principal. Los participantes informaron sobre la raza y el origen étnico utilizando opciones consistentes con el Conjunto de datos uniformes (UDS) del Centro Nacional de Coordinación de Alzheimer (NACC) y se recopilaron para contextualizar la generalización de estos resultados. Se pidió a los participantes que completaran pruebas en sus propios teléfonos inteligentes.
La evaluación se dividió en tres sesiones de 25 a 35 minutos cada una, realizadas en un período de 11 días. Las tareas cognitivas se autoadministraron en un orden predefinido, con ajustes menores a lo largo del estudio. Se aplicaron diversas pruebas cognitivas, como la tarea de memoria asociativa adaptativa (Humi’s Bistro), que implica recordar y asociar diferentes elementos, como nombres o imágenes, en un entorno que se adapta según el desempeño de cada participante; o la planker (Ducks in a Pond), en la que se presentan imágenes de patos en un estanque y se debe identificar rápidamente el pato central mientras se ignora los patos que lo rodean. Además, se tomaron imágenes de resonancia cerebral y todos los participantes se sometieron a pruebas genéticas 33 en la Universidad de California, en Estados Unidos.
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De 1163 participantes elegibles, 360 se inscribieron, 439 fueron excluidos y 364 se negaron a participar. Es decir, la aplicación se probó en 360 adultos con alto riesgo genético de desarrollar demencia frontotemporal, incluidos algunos que aún no habían desarrollado ningún síntoma obvio. Los científicos concluyen que sus resultados sugieren que las pruebas realizadas con teléfonos inteligentes son útiles y bien aceptadas.
Esto significa, agregan los investigadores, que los teléfonos inteligentes podrían ser una herramienta útil para realizar evaluaciones médicas de forma remota, lo cual puede ser más conveniente para los pacientes. Sin embargo, advierten, se necesitan más investigaciones para confirmar estos resultados y entender mejor cómo estas pruebas pueden ser útiles a lo largo del tiempo para monitorear la enfermedad.
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