Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La polarización política en América Latina ha sido objeto de una nota de alerta por parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. La preocupación radica en el impacto que esta polarización puede tener en el surgimiento de eventos violentos. Sin embargo, las consecuencias negativas de esta no se limitan a la violencia sino a las implicaciones que tiene el resultado de estas en el tejido social que se refleja en el título del informe del PNUD “conmigo o contra mí”, es decir, la polarización rompe las sociedades, separa las comunidades y las personas, y construye brechas entre los grupos usando lenguaje que suele deshumanizar, demonizar y estigmatizar a los que son considerados contrarios, lo que suele legitimar las acciones violentas hacia los otros. Las consecuencias del “conmigo o contra mí” suelen ser nefastas. (Lea Hay algo que no cuadra en la discusión sobre la “escasez” de medicamentos)
En los últimos años, las crisis económicas y sanitarias han afectado sistemáticamente la salud en general y la salud mental en particular, como lo advirtió en otro informe la Organización de Naciones Unidas en un informe de postpandemia, en el que advertían como estas crisis y podrían conllevar a violaciones de los derechos humanos, en las democracias y el surgimiento de discursos y líderes autoritarios que suelen usar discursos polarizantes. (Lea Dormir mal podría afectar la respuesta de los anticuerpos alrededor de la vacunación)
Y otro informe de la Organización mundial de la Salud advirtió en los impactos de estas sobre la salud mental, en esta dirección un artículo reciente del Anual Review de Políticas Públicas en Salud muestra innumerables evidencias de la relación entre las crisis sociales y las afectaciones en la salud.
Por tanto, la preocupación de las Naciones Unidas no solo se refiere a las consecuencias de la polarización política en la generación de la violencia, sino también en el crecimiento de trastornos de ansiedad, la depresión, los problemas de sueño e incluso en los efectos negativos en el sistema inmunológico, cardiovascular y la salud en general.
Es evidente que la polarización política tiene consecuencias nefastas para la dinámica social y la salud en general. Incluso en Estados Unidos, la Asociación Americana de Psicología (APA) acuñó el término “estrés electoral”, es decir, que las campañas de desinformación y el uso de lenguaje de odio terminaron produciendo en una parte importante de la población todos los síntomas asociados a lo que la gente denomina estrés, que está asociado a trastornos de ansiedad, angustia e incluso trastornos de sueño relacionados con la incertidumbre provocada por los discursos que incentivan la polarización política.
Adicionalmente, estos discursos polarizantes destruyen la confianza en las instituciones tan necesaria para la gobernabilidad y mínimos de tranquilidad y certidumbre que necesitan las sociedades. En definitiva, los actores políticos pueden obtener rentabilidad electoral en el corto plazo incentivando la polarización, pero deben considerar las consecuencias que tiene para la sociedad en el mediano y largo plazo en términos de lo que producen estas rupturas polarizantes, en la salud y el bienestar de la sociedad,
Por tanto, es necesario que los líderes políticos, económicos e incluso religiosos adopten un lenguaje que fomente la inclusión y la cooperación, en lugar de la polarización, que ponga el bienestar y la salud de toda la sociedad por encima de la rentabilidad política del corto plazo que provoca la polarización.
*Profesor Titular del Departamento de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana. Líder Grupo de Investigación Lazos Sociales y Culturas de Paz. lopezw@javeriana.edu.co, @WilsonLpez9
👩⚕️⚕️🩺 📄¿Quieres conocer las últimas noticias sobre salud? Te invitamos a verlas en El Espectador. 💉🩹🌡️