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Aunque la cifra parece insignificante comparada con las de otros países, en China las autoridades redoblaron la vigilancia en momentos que el país se prepara para los Juegos Olímpicos de Invierno a partir de febrero de 2022. El país impuso estrictos controles fronterizos luego de que el virus fue detectado por primera vez a fines de 2019 y logró reducir el número de contagios a casi nada, permitiendo la recuperación económica.
Pero mientras el resto del mundo se abrió y buscó formas de convivir con el virus, China mantuvo una política de tolerancia cero que llevó a imponer confinamientos estrictos en varias ciudades. El gigante asiático es de los pocos países del mundo que continúan con esta política sanitaria, luego de que Nueva Zelanda reconociera a inicios de octubre que la variante Delta hacía ineficaz la política de cero COVID-19.
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Las autoridades de Lanzhou dijeron que “la entrada y salida de residentes” será controlada estrictamente y limitada a compras esenciales o atención médica. De los 29 casos detectados el martes, seis se dieron en Lanzhou, capital de la provincia noroccidental de Gansu. La ciudad ya había detenido los servicios de autobús y taxi y la prensa estatal informó que la estación de Lanzhou suspendido la circulación de más de 70 trenes, incluido rutas importantes a Pekín y Xi’an.
Un representante de la aerolínea Southern Airlines dijo a AFP que todos sus vuelos entre Pekín y Lanzhou fueron cancelados sin una fecha prevista para su reanudación. Las nuevas reglas se suman a las órdenes estrictas de confinamiento impuestas a decenas de miles de personas en el norte de China.
El último brote del coronavirus en China ha sido asociado a la contagiosa variante delta, con más de 100 casos nuevos registrados en la última semana. Las autoridades de salud advirtieron que podrían darse más infecciones al aumentar las pruebas en los próximos días para combatir el brote, iniciado con un grupo de turistas locales.
Medidas en Pekín
En Pekín, que el martes reportó tres nuevos contagios, el acceso a sitios turísticos fue restringido, el concurrido Templo Lama fue cerrado y los residentes recibieron aviso de no salir de la ciudad a menos que sea necesario.
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Varios complejos residenciales de la capital también están bajo confinamiento, y la ciudad aplazó indefinidamente la maratón de Pekín, programada originalmente para el domingo próximo, en la que se esperaba la participación de 30.000 corredores.
Asimismo, las salas comunitarias de ajedrez y mahjong, un juego de mesa chino, fueron cerradas, al tiempo que se pidió a los pobladores evitar las aglomeraciones. Las medidas reflejan la determinación de las autoridades de erradicar el último brote del coronavirus al acercarse los Juegos de Pekín.
El martes, la agencia noticiosa oficial Xinhua informó que el secretario del Partido Comunista en la ciudad de Ejin Banner, en la región norteña de Mongolia Interior, fue removido de su cargo “debido a la deficiente actuación e implementación de los controles y prevención epidémicos”.
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Esa ciudad ordenó el confinamiento de unos 35.000 de sus residentes desde el lunes ante el brote del virus que afecta principalmente al norte de China. Entre tanto, se realizan pruebas masivas en 11 provincias y las autoridades suspendieron los grupos turísticos interprovinciales en cinco zonas donde se detectaron casos, incluida Pekín.