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A comienzos de mayo, según la plataforma de datos de consumo Datasembly, el desabastecimiento de leche de fórmula infantil en Estados Unidos llegó a un 43%, un 10% más que en abril. La situación se agudizó en febrero cuando, por contaminación, la compañía Abbott anunció la “retirada voluntaria” de sus leches en polvo, incluida la popular Similac, en su planta en Michigan. Abbott representa el 48% de leche de fórmula en el mercado estadounidense y se emparenta con los monstruos Nestlé y Reckitt.
Sin embargo, todo empezó en abril del año pasado, cuando aumentaron los retrasos en la cadena de suministros, causados por la pandemia, pues la mayoría de suministros se importan de países como China. A esta situación, se sumó la inflación en el país, que no se veía con esas cifras desde 1982. En el país, la leche en polvo es esencial en la dieta del 75% de los bebés mayores de 6 meses.
Esta semana Joe Biden ordenó tomar medidas urgentes para contrarrestar la escasez que hay de leche de fórmula infantil y convocó la Ley de Defensa de la Producción con el fin de garantizar los ingredientes a los productores y establecer un puente aéreo para importar esta leche. Se trata de una ley federal excepcional que fue promulgada en 1950 y que es el principal recurso que tiene un presidente para agilizar la provisión de servicios básicos y de materiales. El año pasado, Biden casi ordena esta ley por trabas en cadenas de suministros que afectaron algunos sectores económicos. (Lea: Detectan casos de “viruela de los monos” en Europa. ¿De qué se trata?)
La ley exige a los proveedores dirigir sus recursos a los fabricantes de las leches de fórmulas infantiles antes que a otro cliente. También, acelera las cadenas distribución. Por otro lado, el presidente dirigió una carta a las autoridades de Agricultura y Sanidad y de la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), pidiéndoles “identificar con prontitud todas y cada una de las vías para acelerar la importación de fórmula infantil segura a Estados Unidos”.
Biden señala que la escasez de leche de fórmula se incrementó debido a prácticas desleales y precios abusivos, explicados por la escasez, algo que afecta especialmente a quienes tienen menos recursos económicos. El desabastecimiento ha llevado a que las tiendas minoristas limiten las compras de usuarios y se disparen las reventas por Internet.
Por ahora, en el Estado de Tenesse ya ha habido dos casos de bebés hospitalizados por necesidades nutricionales. (Lea: Corea del Norte sufre estragos del covid-19, pese a que cerró sus fronteras)
Según un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), actualmente el 84% de los bebés son amamantados al nacer, algo que ha aumentado considerablemente frente al 58% de la década del 90, gracias a estrategias y campañas nacionales. Sin embargo, de ese 84%, menos del 50% continúan siendo amamantados hasta los tres meses.
Según un reporte del New York Times, son varios los factores que influyen en la decisión de las madres de amamantar. Una es la mastitis, que es la infección del tejido mamario, que ocurre entre el 2 y el 20% de las madres, que se evidencia en sangrado y dolor en los pezones. Otro factor es la salud mental pues “investigaciones muestran que las mujeres que tienen experiencias dolorosas al amamantar temprano tienen más probabilidades que otras de sufrir depresión posparto”. Casey Rosen-Carole, directora del programa de lactancia materna y medicina de la lactancia del Centro Médico de la Universidad de Rochester, afirmó para el New York Times que la fisiología de la lactancia “no es especialmente resistente, ya que una vez que termina es muy difícil reconstruirla”. (Lea: ¿Come carne en Colombia? Debería leer sobre este parásito (pero sin alarmarse))
El reporte añade que la escasez de fórmula no sólo preocupa a los expertos por la situación nutricional de los niños, también por la salud mental de las madres.