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Un grupo de médicos del Hospital Universitario de Zúrich, en Suiza, ha conseguido un hecho histórico en el trasplante de órganos: trasplantar con éxito un hígado conservado en una máquina. ¿Por qué es una hazaña? Principalmente porque un trasplante de hígado requiere que el órgano no pase más de doce horas fuera del cuerpo. Pero ahora, gracias a una tecnología, se logró conservar el hígado durante al menos tres días fuera del cuerpo. (Lea: Paciente que recibió corazón de un cerdo murió, al parecer, por un virus porcino)
La técnica, que aún requiere de más ensayos clínicos, consiste en poner los órganos en una máquina de perfusión. Se introduce un líquido en el interior de órganos (perfundir) en un rango de temperaturas fisiológicas para que sus funciones metabólicas estén activas. Lo que hace la máquina, básicamente, es imitar el cuerpo humano con la mayor precisión posible para proporcionar las condiciones ideales para el hígado humano.
“Una bomba sirve como reemplazo del corazón, un oxigenador reemplaza los pulmones y una unidad de diálisis realiza las funciones de los riñones. Además, numerosas infusiones de hormonas y nutrientes realizan las funciones del intestino y el páncreas”, señalan los médicos en un comunicado de prensa.
Para conseguir que el trasplante se realizara con éxito, el equipo de investigadores preparó el hígado en la máquina con varios medicamentos. Luego, se debía comprobar que la perfusión de varios días, que hace referencia a la circulación mecánica del órgano, permitiera terapias antibióticas u hormonales, por ejemplo.
Una vez consiguieron verificar que funcionara la perfusión, contó a EFE Lucía Bautista, una de las autoras principales del estudio, se hicieron diversos análisis de laboratorio. “En circunstancias normales, esto no es posible porque los órganos solo se pueden almacenar durante 12 horas si se almacenan de manera convencional en hielo y en máquinas de perfusión disponibles comercialmente”.
Lo que hace especial la técnica del equipo es el uso de una máquina desarrollada con ingenieros de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH), que permite monitorizar y controlar numerosos parámetros de funcionalidad. “Con ello hemos conseguido mantener los hígados en buenas condiciones por varios días”, destacó a EFE Bautista. (Puede leer: Trasplante de riñón: ¿por qué es el que más pacientes tiene en lista de espera?)
Una vez trasplantado, en mayo de 2021, el hígado funcionó con normalidad, con una lesión mínima al volver el flujo a los vasos sanguíneos internos. El paciente únicamente requirió un régimen inmunosupresor básico durante las primeras seis semanas y “recuperó rápidamente la calidad de vida, sin ningún signo de daño hepático, como el rechazo o la lesión de los conductos biliares, que siguen estando sanos un año después de la operación”, agrega el estudio publicado en la revista Nature Biotechnology.
La persona que recibió el órgano es un hombre de 62 años que sufría de cirrosis avanzada, hipertensión portal grave y carcinoma hepatocelular (CHC) múltiple y recurrente, quién fue informado de la técnica a la que el órgano iba a ser sometido.
Al principio el hígado no era válido para su trasplante en un procedimiento habitual y fue rechazado por otros centros, pues venía de una paciente con sepsis y tenía un tumor que en ese momento no se sabía si era benigno, lo que se determinó después. Aquella paciente había sido sometida, a su vez, a un trasplante múltiple de hígado, bazo e intestino.
“De no haberlo usado nosotros, el hígado hubiera acabado en la basura. Ese es, en efecto, el propósito de nuestro proyecto: poder utilizar órganos que se pueden evaluar e incluso reconstituir para trasplantar, reduciendo listas de espera y salvando vidas”, puntualizó la científica. (Le puede interesar: Preguntas y respuestas sobre los trasplantes de órganos de animales a personas)
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